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Rehabilitación temprana, clave en el posoperatorio del cáncer de mama

Ese es uno de los objetivos que aborda en “Grupo Mamas”, que funciona en el Hospital Interzonal y que depende del consultorio de Terapia Ocupacional. Está destinado a mujeres operadas o que transitan la enfermedad.

A parir de un estudio realizado por el Hospital Interzonal durante diez años que detectó la necesidad de la rehabilitación temprana al primer día del posoperatorio del cáncer de mama, el nosocomio, a través consultorio de Terapia Ocupacional, brinda un espacio asistencial a las mujeres que atraviesa la enfermedad.

El “Grupo Mamas” es un programa diseñado en base a una pronta recuperación para que las pacientes puedan retornar a su actividad normal. Tras la derivación médica precoz desde el Servicio de Ginecología, se las incorpora en la norma de diagnóstico y tratamiento de la patología.

En el marco del Día Contra el Cáncer de Mama que se celebra cada 19 de octubre, el HIGA difundió la actividad realizada constantemente en la sala de Terapia Ocupacional, que ofrece un espacio a las mujeres operadas de cáncer de mama o que transitan la enfermedad, donde reciben rehabilitación temprana para prevenir complicaciones y recuperar la amplitud articular.

“Se trabaja en grupo para que puedan compartir sus experiencias con otras mujeres, despejar dudas y realizan controles semanalmente. Un espacio que en el ámbito privado de la salud no existe y desde otros centros se acercan derivadas al hospital”, contaron.

Existe un protocolo establecido en el hospital a través de una investigación que se hizo durante diez años con las mujeres operadas de cáncer de mama, en el que se determinó la necesidad de la rehabilitación temprana, al primer día del posoperatorio del cáncer de mama. De esta forma se articula con el Servicio de Ginecología para el tratamiento inmediato de las pacientes por las terapistas.

Para nosotras no termina todo cuando nos dan el alta luego de la operación, es sólo una primera etapa que pasamos con éxito y poder tener este seguimiento una vez por semana me tranquiliza mucho, porque las terapistas logran que a poco tiempo de estar operadas tengamos una recuperación que no la podríamos lograr solas en nuestra casa”, explicó Estela, mientras esperaba su turno para los controles.

La principal complicación sobre la que se trabaja, según detallaron desde el hospital, es el linfedema secundario (acumulación de líquido en el brazo donde se han operado los ganglios) y la recuperación de la amplitud articular de ese brazo producida por la cicatriz que queda de la operación. Ambas cuestiones preventivas se tratan con ejercicios. A modo de control, semanalmente se mide ese brazo para detectar el inicio del linfadema y se pesa a las pacientes para alentarlas progresivamente más actividades y abandonar el sedentarismo.

“Lo más enriquecedor desde el punto de vista psicológico es la experiencia grupal como pares, poder compartir la situación por la que están pasando, trasladar vivencias y consejos sobre tratamientos. Se van trabajando temas que se van proponiendo  en el grupo y evacuando dudas constantemente en lo que refiere por ejemplo al tratamiento o  la cirugía, entre otros”, remarcaron los profesionales que allí se desempeñan.