Rigel: “Cada vez más angustia y cada vez más mentiras”
Familiares de los tripulantes del buque desaparecido cuestionaron duramente a la Prefectura a la espera de certezas. “No hubo inspección, no hubo nada”, replican.
Tras seis días de incertidumbre y búsqueda frente a las costas de Rawson, familiares de los tripulantes del buque fresquero Rigel permanecen expectantes ante cada parte de la Prefectura, no sin antes cuestionar el accionar de la Fuerza a la hora de hacer los controles que permitieron que la embarcación zarpara, dicen, en mal estado. “Cada vez más angustia y cada vez más mentiras”, manifiestan.
Pasan los días, la falta de certezas continúa y los familiares, -que desde el sábado dejaron todo de lado, dedican su vida a saber qué pasó con sus seres queridos, y en muchos casos viajaron miles de kilómetros– siguen sin respuestas. “Cada vez más angustia y cada vez más mentiras. A la mañana te dicen una cosa y a la tarde otra”, comentaron en diálogo con QUÉ Digital.
Desde el sábado sus vidas cambiaron por completo. Desde que se enteraron por las redes sociales -no a través de un comunicado formal de Prefectura- lo que había ocurrido con el buque, no pueden salir de la angustia y el dolor. “Yo estuve acá hasta la hora que salió. Cuando lo despedí a mi hijo era sólo por cinco meses, no para esto”, dijo entre lágrimas Graciela, madre del marinero Nahuel Navarrete.
Asimismo, apuntó contra Prefectura por la falta de control y el estado de la embarcación, algo acerca de lo que su hijo la tenía al tanto: “No hay controles; el barco estaba roto. En 15 minutos salió. Trajeron un repuesto de la casa de no sé quién y salió. No hubo inspección no hubo nada”.
“En el último viaje ante de haber sido parado, el Rigel no tenía motor, literalmente. Ahí le dije: ‘¿Hijo, cómo vas a salir así? ¿Y si les pasa algo afuera? ¿Si algo se rompe?’, pero me contestó: ‘Y mami, es así, tengo que darle de comer a mis hijos’. ¿Sabés la cantidad de chicos que por un mango se suben a un barco en cualquier condición?”, agregó.
Graciela, además de lamentar la ausencia de controles por parte de la Fuerza, lamentó la tardanza en aplicar medidas que son viejas deudas con los trabajadores. “Es siempre lo mismo. ¿Cuántas vidas más faltan? Hoy se implementan los trajes pero tenía que volver a pasar? Así como no les daban los trajes, ni las botas le daban. ¿Por qué están tan desprotegidos si vienen a trabajar como vos, como yo? Si sabemos que es mucho el dinero que mueve esto” continuó, con más preguntas que certezas.
Por su parte, la esposa de Nahuel Navarrete reconoció que hoy por hoy la esperanza de la familia reside en la presencia o no de la balsa cuando se encuentre el casco de la embarcación: “Hoy es todo ansiedad por tener una noticia, después de tanto pedir que llegue el Tango a la zona de búsqueda. Ayer nos explicaron que todo lleva su tiempo, todo es un proceso. Nuestra esperanza está en la balsa”.
Nahuel Navarrete dejó en tierra a su familia y entre ellos, sus seis hijos, quienes ya saben que el barco donde su papá zarpó, desapareció. “El más chico de cinco años me dijo: ‘Yo cuando sea grande y navegue, lo voy a ir a buscar’. Eso me partió el alma y le dije que ojalá no navegue”, relató y concluyó: “Yo de acá no me voy hasta que no aparezca mi marido, hasta no verlo o tener una certeza de algo. Yo lo quiero ver, porque él me prometió que iba a volver. Yo sé que va a ser así”.
En la última comunicación de Prefectura a los familiares, informaron que continúan la búsqueda y los intentos de corroborar un indicio, con ayuda del vehículo no tripulado, transportado al área por el Tango, para realizar un rastreo electrónico con un sonar de barrido lateral, con el objetivo de detectar algún eco.
Además, destacaron que pusieron a disposición un avión de la Fuerza con el cual familiares de los tripulantes desaparecidos recorrieron y visualizaron la zona de búsqueda y el operativo.
