Jueves 18 de abril | Mar del Plata
18/10/2020

Salomar, el cantautor que reivindica el trabajo del acompañante terapéutico

Denunció las demoras de IOMA para cobrar y si bien comenzaron a regularizar su deuda afirmó: “Hay historias muy tristes; es violencia institucional”.

Salomar, el cantautor que reivindica el trabajo del acompañante terapéutico
Salomar junto a Yair en su "bisilla"

La pandemia por el coronavirus expone lo mejor y lo peor de la sociedad. En el caso de Salomar, artista y acompañante terapéutico, la necesidad lo llevó a denunciar públicamente a la obra social IOMA, que le adeudaba nueve meses de su trabajo. Luego de su caso tomara visibilidad, las autoridades se pusieron en contacto con él y comenzaron a saldar los pagos. Sin embargo, el cantautor no puede ignorar la realidad que golpea a sus compañeros y compañeras: “Hay historias muy tristes y es violencia institucional a la que hay que darle entidad”.

Hace dos años que la actividad de Acompañante terapéutico (AT) se volvió el principal ingreso de Salomar, artista y compositor marplatense. Luego de que en las últimas semanas denunciara públicamente la demora que mantenía IOMA en el pago de sus honorarios, y si bien desde la obra social comenzaron a regularizar su deuda, afirma que otros especialistas la están pasando realmente mal.

“No es nuevo, yo tengo acceso a los medios por mi carrera artística pero no dejo de lamentarme por aquellas personas que no tienen esa posibilidad y realmente no merecemos que sea la única vía por la cual empecemos a recibir respuestas”, sostuvo Salomar en diálogo con Qué digital.

Quienes se desempeñan como acompañantes terapéuticos trabajan junto a sus pacientes y de acuerdo a la obra social, cobran con dos o tres meses de demora. La situación es compleja ya que “no hay una regularización de la actividad”. Por el momento, como manifestó Salomar los AT “no pueden ingresar a un nomenclador nacional entonces hay mucha flexibilización laboral”.

“Estoy en dos foros de AT de toda la Provincia y dos grupos locales. Me encuentro con historias muy tristes, por ejemplo una mamá soltera que no tiene ni un mango para festejar su cumpleaños con sus hijes. Todo eso me empezó a dejar una especie de sabor amargo”.

Salomar comenzó a trabajar como AT hace dos años en el Polivalente de Arte y sus tratamientos buscan seguir una orientación artística. Primero comenzó a acompañar el caso de un chico de 12 años con trastorno generalizado del desarrollo (TGD) y este año al no haber clases presenciales se abocó exclusivamente a Yair, un joven con parálisis cerebral, con quien ya trabajaba desde a fines del 2019. IOMA, la obra social que cubre el tratamiento del adolescente, le adeudaba nueve meses de trabajo y, a pesar de haber reclamado por todas las vías posibles, las respuestas y la regularización de los pagos se comenzaron a normalizar recién una vez que hizo pública su denuncia.

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¿Cómo trabajan los AT? Cada acompañante terapéutico evalúa el caso y hace un diagnostico para ver cómo realizar un tratamiento. En el caso de Yair, Salomar afirma que el principal desafío está en la comunicación. “Su trabajo es gestual: su sonrisa, sus miradas, cómo expresa las cosas que le gustan y las que no le gustan. Está en una silla de ruedas y no habla pero a la vez me dice muchísimas cosas”, explicó.

Yair depende de su familia, pero el trabajo de Salomar consiste en “hacer sus momentos más divertidos, sacarlo a pasear y cambiarle su realidad”, afirmó. Por lo cual, desde que iniciaron las medidas de aislamiento por el avance  de la pandemia de coronavirus, Salomar continúo trabajando y esta semana compartió a través de las redes sociales cómo ambos salen a pasear en “bisilla” por Batán, el barrio en donde viven. “Su papá creó una bicicleta que unió a una silla, le adapté una ruedita adelante y la empezamos a usar”, comentó sobre el medio que estaba en desuso en la casa de la madre del paciente.

“Su reacción fue maravillosa porque no es la misma sensación que pasear a paso de caminata, siente el viento en la cara como si estuviera él andando en bicicleta. La gente lo saludaba y eso para él tiene un valor muy grande”, indicó.

En el caso puntual de IOMA, cada terapista tiene que realizar una exhaustiva facturación, con muchísimos requisitos. “Todos los meses tenemos que entregar constancia del monotributo, constancia de pago de ingresos brutos, se factura mensualmente según la cantidad de horas diarias que se trabaja”, detalló Salomar, quien se dedica a esta actividad de lunes a domingos. Además, tienen que presentar una planilla firmada por la madre o el padre del paciente, lo que va acompañado por una serie de documentación que, por ejemplo en el caso de Yair, incluye un amparo judicial que dictaminó que la obra social debe cubrir el tratamiento.

Ante la dilación en el pago a principios de cada mes, terapistas y otros profesionales al entregar la facturación consultan por el cobro y la respuesta siempre es la misma: “Muchas personas están sin cobrar” o en el caso de llamar a La Plata, Salomar manifestó que nunca atendieron a sus llamados.

“Hay una desesperación con la que se juega que es la no respuesta”, admitió y sumó: “Después hay incertidumbre porque ni siquiera se sabe si se va a cobrar”. Cansado de los llamados fallidos, el artista reabrió su Twitter y cuando etiquetó a IOMA en su descargo, comenzaron a comunicarse con él. Una vez que se visibilizó el caso en los medios, finalmente le depositaron lo adeudado: primero marzo y juloi y luego febrero. “Todo muy desordenado pero empezaron a saldar”, explicó.

El caso de Salomar es uno como el de miles de terapistas a quienes la obra social IOMA no brinda respuestas y los meses pasan, las necesidades apremian pero las respuestas no siempre llegan. En este caso particular,  la entidad “milagrosamente” despertó y comenzó a pagar, de acuerdo a la reflexión que hizo Salomar. Aparentemente, según le comunicaron al artista y trabajador, la semana que viene van a continuar liquidándole la deuda.

Pero su situación no es la misma que la de otros terapistas que no tienen acceso a los medios. “La gente se termina cansando y dejan de prestar servicios para IOMA porque sistemáticamente dilatan los pagos”, denunció.

Es por eso que Salomar decidió hacer visible este reclamo para que no se siga flexibilizando una actividad tan sensible y que “en un futuro IOMA no pase nueve meses sin pagar como me paso a mí o gente a la que le deben desde el año pasado”.

Por último, Salomar asintió que la empatía es la clave de este trabajo y que “IOMA juega un poco con ese vínculo que se crea con el paciente, que es único”. “Yo no lo podía abandonar por más que me debieran”, se sinceró y consideró: “Es una violencia institucional a la que hay que darle entidad”.

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18/10/2020