Ser hipoacúsica en cuarentena: entre la discriminación y la necesidad de concientización
La marplatense Mónica Leguizamón compartió en sus redes lo que vivió en un comercio y cuestionó la falta de empatía: “Es hora de desnaturalizar esa violencia”.
Desde el momento en que se declaró la cuarentena para prevenir el coronavirus, las personas sordas e hipoacúsicas vienen advirtiendo sobre la importancia del uso de tapabocas y barbijos transparentes para asegurar una buena comunicación, ya que necesitan leer los labios para poder entender. Sin embargo, la realidad muestra que todavía falta mucho para que la sociedad sea consciente de esta situación. Así fue que la marplatense Mónica Leguizamón -quien es hipoacúsica- expuso a través de las redes sociales lo que le sucedió con personal de seguridad cuando intentó, días atrás, ingresar a un comercio.
“Hoy no es un buen día. Fui a un comercio para comprar unas cosas que necesitaba pero el personal de la seguridad no me dejó ingresar porque consideró que mi tapaboca no es ‘tapaboca’”, denunció en su cuenta de Facebook.
Frente a esta situación la mujer intentó explicarle al hombre por qué es necesario que las personas que atienden al público utilicen barbijos o máscaras transparentes, pero sus argumentos no fueron suficientes. “Podría haberme quedado para discutirle pero decidí irme de ahí, caminar por el barrio con mi perro para calmarme. Cansa muchísimo explicar, concientizar, difundir, etcétera”, indicó.
“Es una falta de empatía por el otro, estamos ante una sociedad que todavía no integra la discapacidad. Todas las personas con discapacidad somos invisibles para ellos hasta que alguien da el paso de visibilizar esta situación. Existimos, somos personas”, compartió Mónica, en diálogo con Qué digital.
En este marco, quien se hizo eco de esta situación fue la concejal de la Coalición Cívica, Liliana Gonzalorena, quien a través de sus redes sociales repudió “el accionar discriminatorio del comercio que prohibió el ingreso de Mónica Leguizamón por utilizar un tapabocas transparente”, al entender que los comerciantes desconocieron el decreto del Concejo Deliberante que promueve el uso de este tipo de elementos para fomentar “la inclusión de personas hipoacúsicas”.
En este sentido, y en medio de la pandemia, la mujer evidenció la situación que atraviesan las personas que tienen algún tipo de discapacidad: “Es agotador explicarlo todo el tiempo antes, durante y después de la pandemia; no es nada nuevo”. Y además consideró que para que se genere conciencia “es necesario que se hagan acciones, que se cumplan ciertas cosas para todos nosotros”.
Es por eso que insistió en la importancia de que haya “capacitación todo el tiempo en lengua de señas para los comerciantes, los que están en los organismos públicos y privados”. Y sobre este punto cuestionó que, por ejemplo, en los informes o conferencia que brinda el intendente Guillermo Montenegro “nunca hay intérprete en Lengua de Señas Argentina (LSA)”. “Ni siquiera en los noticieros locales, nos cuesta informarnos pese a que esté la información en redes sociales”, graficó.
De todas formas, Mónica reconoció que lamentablemente esta situación no es novedosa y compartió que muchas personas le escribieron para agradecerle por “visibilizarlo”. “Sinceramente, es hora de desnaturalizar esa violencia, porque es violencia en todas sus formas”, concluyó.
