Discapacidad: nuevas políticas públicas en “otro modelo social”
El director del área, Domingo Giannini, habló del trabajo de la nueva gestión para mejorar la inserción laboral y la calidad de vida de las personas con discapacidad. Solo el 25% de la población discapacitada tiene su certificado legal.
“El secreto está en aceptar la diversidad como una de las cosas más valiosas que tiene una sociedad”, resumió el director coordinador de Desarrollo Social del Municipio a cargo del área de Discapacidad, Domingo Giannini, al compartir con QUÉ las premisas del “modelo social” al cual la nueva gestión de gobierno adhiere en materia de discapacidad.
En Mar del Plata se calcula que hay unas 85 mil personas que deberían tener su Certificado Único de Discapacidad. Sin embargo, la realidad indica que solo unas 22 mil (casi el 25%) lo tienen actualmente. En medio del “trabajo territorial” que la Dirección de Discapacidad recién empezó a poner en marcha para ampliar la cantidad de beneficiarios, el funcionario a cargo del área contó cómo y en qué se está trabajando.
La vieja delegación municipal del Puerto, en Pescadores 456, es la sede principal de la Dirección Municipal de Discapacidad. Una veintena de trabajadores, la mayoría con algún tipo de discapacidad, atiende a diario unas 200 consultas en el lugar, que en el último tiempo mejoró -con un esfuerzo “a pulmón”- sus accesos e instalaciones para comenzar a dar el ejemplo desde “casa”.
En función de su experiencia y de la discapacidad con la que convive, Domingo Giannini trabajó durante varios años junto a ONG’s abocadas a la temática y fue la persona elegida por la gestión de Carlos Arroyo para acompañar a Vilma Baragiola como director coordinador de la Secretaría de Desarrollo Social en el área de Discapacidad.
“El fundamento de la gestión es promover el modelo social de la discapacidad, enmarcada en la Declaración Universal a la cual adherimos a través de una ley nacional. Pero, ¿en qué consiste ese modelo social? Básicamente en que la discapacidad en realidad es una construcción social. No está en las personas, sino en el entorno, ya que quienes tienen deficiencias motoras encuentran la discapacidad en las barreras que le pone la sociedad”, explicó para de inmediato dar algunos ejemplos.
Bajo este “modelo social”, que no es nuevo sino que ahora se tiene presente en el comienzo de la nueva gestión, ya se puso en marcha una serie de cursos, también talleres y convenios con distintas entidades de la ciudad en busca de promover los derechos de las personas con discapacidad y ofrecer más herramientas para mejorar sus posibilidades de inserción social pero fundamentalmente laboral, en función de la propia riqueza de la condición que los vuelve aparentemente diferentes.
“Cuanto más diversa es la sociedad más productiva y más rica es culturalmente. Si esa diversidad la ves como un valor seguramente no vas a discriminar”, destacó el funcionario y compartió algunas de las iniciativas que ya se pusieron en marcha.
La Dirección a su cargo gestionó junto al Teatro Auditorium una serie de cursos de narrativa, pero también logró un acuerdo con la Fundación Papelnonos para realizar funciones gratuitas para personas con discapacidad con el objetivo de gestionar luego la conformación de un taller de radioteatro.
Otra de las grandes apuestas tiene que ver con las mejoras en marcha en el taller productivo municipal ubicado en las inmediaciones del Inareps, sobre la calle Arana y Goiri, donde también se brindan capacitaciones laborales en forma gratuita.
“A partir de mayo se van a dictar allí 14 capacitaciones y oficios. Entre los más interesantes están la reparación de sillas de rueda, carpintería y tapicería, pero la idea es conformar una unidad productiva”, señaló Giannini y explicó que el objetivo a futuro es -a través de un convenio con el Círculo Deportivo de Lisiados (Cideli)- poder comenzar a fabricar en este taller sillas de ruedas anfibias y deportivas, entre otros proyectos. “Tenemos ganas de muchas cosas, pero va a haber que ir de a poco“, aclaró.
CUANDO A LA DEFICIENCIA SE LE SUMA UNA BARRERA
Las barreras para personas con discapacidad existen. Las hay de tipo arquitectónicas, pero también culturales y ligadas a la comunicación. Es decir, una persona sufre su discapacidad no al ir en silla de ruedas sino al no encontrar una rampa o accesos garantizados; o bien cuando una persona sorda encuentra instituciones que al igual que su personal no manejan lenguaje de señas.
“A partir de junio vamos a enseñar lenguaje de señas para todo el personal de la Dirección para garantizar al menos una comunicación básica y necesaria”, aseguró el funcionario a cargo del área, quien de inmediato remarcó en este sentido la importancia de que se conforme activamente el Consejo de Discapacidad, que “está parado hace tres o cuatro años” y que estaría integrado por representantes de las ONGs, el Departamento Ejecutivo, el Consejo Escolar y el Concejo Deliberante.
Ese Consejo, según Giannini, sería clave para articular políticas que rompan algunas de las barreras que impone la sociedad.
“Mar del Plata es una ciudad con mucha necesidad de atención. Calculamos que hay unas 85 mil personas que deberían tener el Certificado Único de Discapacidad. Y hoy lo tienen cerca de 22 mil. Tenemos un camino muy largo para recorrer”, aseguró.
Por otro lado, las barreras arquitectónicas están a la vista. Y si bien durante los últimos años la gestión anterior promovió la construcción de rampas en las esquinas del centro de Mar del Plata, Giannini entiende que “más allá de hacer nuevas rampas hoy es más importante arreglar las veredas”.
“Nos encontramos con baldosas flojas, veredas que son un peligro y rampas casi en 75% imposibles de subir. La normalización de las veredas es más urgente que las rampas. Una prueba piloto interesante sería que la Municipalidad se haga cargo de arreglar y nivelar las veredas y que le cobre al vecino dentro del Fondo de Contribución por Mejoras”, propuso el funcionario
En el mismo sentido aclaró que esto “no solo beneficiaría a las personas con discapacidad, sino también a los adultos mayores, a los más chicos, a todos”, debido a que “cuando a la deficiencia se le suma una barrera de cualquier tipo, ahí los derechos no llegan por más que existan”.
INSERCIÓN LABORAL: UNA CADENA DE RESPONSABILIDADES
La Municipalidad hoy “está lejos” de cumplir con el cupo del 4% de personal con algún tipo de discapacidad que exige la normativa vigente. Según el director del área, “existe el compromiso del intendente de llegar a ese porcentaje”, pero “la realidad es que primero hay que hacer cursos y entrenamientos para que eso ocurra”.
Hay una realidad evidente que va de la mano de una cadena de responsabilidades. Las fallas o carencias del Estado están a la vista en materia de discapacidad. Aquellas personas con derechos vulnerados, puertas cerradas y falta de trabajo terminan muchas veces en las calles pidiendo dinero o vendiendo lo que sea para ganarse la vida. Y aquel continúa en su casa no por ello se encuentra siempre en mejores condiciones.
“Sobre eso hay que trabajar fuertemente generando oportunidades, capacitaciones, cursos”, remarcó Giannini y advirtió que, por ejemplo, la falta de personal que hoy expone el Centro de Operaciones y Monitoreo (COM) desde donde de controlan las cámaras de seguridad “podría cubrirse con personas discapacitadas debido a una particularidad clave que es la capacidad de atención”.
Pero en el medio, para llegar al posible lugar de trabajo, está el transporte público. “A muchos lugares todavía el colectivo no llega. Y si llega, no tiene rampa. Y si tiene rampa, al bajar hay que esquivar obstáculos. El transporte debería tener piso bajo para facilitar su acceso, sería una solución importante para una parte al menos. Hay toda una cadena de responsabilidades para garantizar la tan nombrada inclusión”, analizó.
El concepto de la gestión en este sentido, en términos generales, parece ser ir en busca de pequeñas acciones y saberes que mejoren la condición socioeconómica de las personas con discapacidad y sus posibilidades de acceder dignamente a una actividad laboral sostenible, mientras se gestionan políticas públicas alrededor. Naturalmente la emergencia económica que impulsó el Ejecutivo y aprobó el Concejo Deliberante -ya en la recta final de su vigencia-, demora la disposición de fondos para lograr estos objetivos.
En las palabras del director de Discapacidad hubo un concepto clave que estuvo siempre presente aunque implícito: el de la discriminación.
Su mirada al respecto guarda una relación directa con su discapacidad, pese a que reconoce que no le gusta ser autorreferencial: a los 43 años le detectaron párkinson, enfermedad con la que convive desde entonces llevando adelante “una vida plena”.
“Todo es una cuestión cultural. La discriminación, aunque no la nombres, la sufrís todos los días”, reconoce Domingo Giannini en este sentido y deja entrever que “las peores condiciones humanas” como la envidia, la avaricia, la maldad y el egoísmo “resultan muchas veces parte de personas presuntamente sanas”.
“El secreto -insiste- está en aceptar la diversidad como una de las cosas más valiosas que tiene una sociedad. Cuando más diversa es esa sociedad, más productiva y más rica culturalmente será. Si esa diversidad la ves como un valor seguramente no vas a discriminar. Somos todos iguales, aunque tanto nos cueste convivir después de todo. Nosotros vinimos a la gestión a intentar mejorar eso. Esperamos lograrlo”.
