Picadas ilegales: la costa sin control
Todos los jueves y domingos la avenida Félix U. Camet entre Acevedo y Alice se trasforma en una pista de motos a la vista de todos. Familias que cruzan entre medio y vehículos que disminuyen su marcha. A seis cuadras hay un puesto policial.
La costa marplatense, en la zona de Constitución, es durante jueves y domingos una pista ilegal de picadas de motos. En el medio, familias que cruzan y autos que deben disminuir su marcha ante el paso despojado de un numeroso grupo de motociclistas. Algunos días pasa por el lugar la policía o personal de tránsito, pero al rato vuelven a correr y todo sigue como si nada, como si la costa fuera tierra de nadie.
El “ritual” es siempre el mismo: se concentran en la avenida Félix U. Camet y Acevedo poco antes de la medianoche. Durante unos 20 minutos hacen unas pasadas de prueba con alguna pirueta: wheelies, acostados sobre la moto, pasando los cambios con las manos.
Después, las carreras: entre dos, entre tres o entre cuatro. Son motos de mediana cilindrada, algunas tienen luces, otras no. Ninguno usa casco. A la mayoría no le importa que a pocos metros esté esperando una familia para cruzar la avenida o que los vehículos deban reducir su velocidad porque adelante tienen una moto haciendo wheelies.
En un día sin “controles”, la actividad dura poco más de una hora. Ese es el tiempo suficiente para que todos corran al menos una vez. Las que se juntan, en los días más concurridos, son alrededor de 60 motos. A seis cuadras de allí hay ubicado un destacamento móvil de la policía. Hay días que parece enterarse de lo que ocurre y hay días que no.
En el último mes, sólo un día las picadas no se pudieron llevar a cabo: llegaron cinco patrulleros y un móvil de tránsito. El resto de los días –jueves y domingos- pasaron por el lugar como máximo dos veces, los motociclistas se dispersaron y al rato volvieron a correr. Entonces, la policía y los inspectores de tránsito conocen la irregularidad, pero no hacen nada para que eso se termine más que dispersarlos de vez en cuando.
El domingo pasado, a los diez minutos de comenzadas las picadas, pasó un móvil policial. Circulaba por el carril más alejado de donde se concentran los “competidores”. Todo siguió como si nada.
Los vecinos de la zona dicen estar cansados, que ya hicieron varias denuncias. Pero las picadas en esa zona de la costa ya se convirtieron en un clásico más de la ciudad.
