Jueves 28 de marzo | Mar del Plata
11/01/2015

Villa Evita, un lugar donde el Estado decide estar ausente

A cuatro años de aprobada la ordenanza que dispuso la urbanización, los avances son escasos. A un sector le anunciaron que en algunas semanas comenzarán los trabajos de cloacas. Una historia de precariedad, necesidades y promesas.

Villa Evita, un lugar donde el Estado decide estar ausente
(Fotos: Lucho Gargiulo)
Joaquín Lledó

Por: Joaquín Lledó

No cumplir una ordenanza es una decisión. El gobierno municipal día a día decide no cumplir con la norma que estableció la urbanización, regularización dominial, mejoramiento habitacional y desarrollo social de Villa Evita, asentamiento comprendido entre las calles San Salvador, Magnasco, Soler y Udine. Así el gobierno municipal, día a día, decide que centenares de familias vivan en la precariedad, sin lo mínimo e indispensable.

El 28 de octubre de 2010 Gustavo Pulti promulgó la ordenanza Nº 19.994, que semanas antes había sido aprobada por el Concejo Deliberante. Hoy, cuatro años y dos meses después, los vecinos todavía esperan que recién se convoque a una postergada “Mesa Ejecutora”. Lo último que les dijeron es que eso ocurrirá en febrero, porque, claro, ahora “están todos de vacaciones”.

Mar de Plata. Unas diez cuadras atrás del Estadio José María Minella. Una vía que funciona como calle. A los costados -sobre lo que en la imaginación pueden ser veredas- casillas de madera o chapa, ranchitos, algunas casas. Techos en los que sobresalen nylons, bolsas, trapos.

Villa Evita hoy está “dividida” en dos sectores, según cuentan los vecinos, a partir de diferencias marcadas, principalmente, por los punteros políticos que sacan de la necesidad su mejor jugo.

En total, según los últimos números oficiales dados a conocer hace algunos años, viven 300 familias. Los vecinos dicen que son alrededor de 800 y que constantemente sigue llegando gente.

En el sector de la vía delimitado entre la calles Vértiz y Bouchard habitan unas 30 familias. Lucas tiene 30 años y tres hijos de 10, 8 y 5 años. Durante toda su vida sus padres vivieron ahí. Él se había ido a Tres Arroyos y hace cinco años volvió. En ese tiempo pudo levantarse su casa de material, a la que todavía le faltan cosas por hacer porque “todo es con esfuerzo”, con el mango diario que se gana en su trabajo de albañil. “No me regalaron ni un ladrillo, acá no hay ayuda de ese tipo”, aclara.

El tener un techo que no se llueva representa un logro inmenso en Villa Evita, en un contexto en el que los logros no suelen ser habituales por decisión de un Estado ausente.

En Villa Evita no hay cloacas, y ese es uno de los reclamos más urgentes. En Villa Evita, como en cualquier otro lugar, viven chicos, gente mayor, familias enteras. Pero en Villa Evita, no como en cualquier lugar, en el año 2015 no tienen cloacas.

“Nos dijeron que las cloacas de estos 200 metros –la zona comprendida entre Vértiz y Bouchard- las van a hacer en los próximos 15 días”, dice Lucas y no deja de pensar que eso ya lo escuchó tantas veces.

Esa nueva promesa llegó a partir de la insistencia iniciada tiempo atrás por los vecinos apoyados por el Movimiento 15 de Enero y Patria Grande. Al menos una vez por mes , ellos van a las oficinas municipales para intentar reunirse con el secretario de Desarrollo Social, Martín Aiello, y con el titular de Obras Sanitarias, Mario Dell Olio.

En el marco de esa insistencia, canalizada también a través del programa de radio “El pueblo se hace escuchar” que realizan todos los sábado a las 18 por la radio comunitaria De la Azotea, lograron hace unos meses el engranzado de esa parte de la vía y la colocación de algunas luminarias. Otra vez, grandes logros en un contexto en el que los logros no suelen ser habituales por decisión de un Estado ausente.

A pesar de todo, esos dos logros tienen sus detalles: a los pocos días de haber colocado la granza, el personal de Ente de Vialidad volvió para sacarla, porque desde la empresa Ferrobaires pidieron que no se haga eso sobre las vías. Entonces, los vecinos se pusieron delante de las máquinas. Entonces tuvieron que defender ese gran logro al que los empuja un Estado ausente. En cuanto a las luminarias, hoy algunas ya no funcionan y no saben cuándo las arreglarán.

VILLA EVITA 02

Hablar con los habitantes de Villa Evita sobre su realidad permite encontrar a cada instante detalles que reflejan la magnitud de la desidia.

En Villa Evita la gente no tiene dónde sacar la basura. Y no quieren tirarla en los espacios libres o en una esquina. Solicitan que les lleven un contendor, al menor una vez por mes, y así poder arrojar los residuos. Pero para eso no hay respuestas y hoy la basura se acumula en una esquina. Mientras tanto, los vecinos escuchan en los medios hablar a los funcionarios sobre la importancia de la separación en bolsas verdes y negras.

LAS FORMAS DEL PROGRESO

Lucas mira hacia atrás y habla de progreso. Dice que hace dos años todos ahí tenían un ranchito y que de a poco pudieron ir haciendo sus casas de material. Otra vez: un logro en Villa Evita, en Mar del Plata, en el año 2015, es tener un techo que no se llueva.

Lucas dice que a comparación de unos cinco años atrás, la forma de vida en la villa cambió un cien por ciento. “Antes no se podía caminar, te cobraban ‘peajes’ para pasar por determinados lugares, te cruzabas con gente armada todo el tiempo”, recuerda y asegura que hoy eso se redujo.

EL TRABAJO EN LA BASURA

En Villa Evita, cuentan los vecinos, la mayoría de las familias trabaja como albañiles o en el reciclado de basura. Varios se desempeñan en La Quema, el basural que está muy lejos de parecerse a la Planta Municipal de Separación y Clasificación de Residuos Sólidos Urbanos, en la que desarrolla su actividad la cooperativa CURA (Común Unidad de Recuperadores Argentinos).

El panorama ahí, relatan, es peor desde que empezó la separación de residuos. “Las mejores cosas van a la planta donde está la cooperativa CURA y lo que queda va a La Quema”, señalan. Esas “mejores cosas” y “lo que queda” son parte de la basura de toda una ciudad.

Quienes concurren, relatan que en el lugar -en el que se encuentran unas 300 personas entre el día y la noche- la policía es la que ordena el ingreso. “Los policías nos dan el ok cuando podemos ingresar, si no te matan a palos”, dice uno de los jóvenes que cada tanto se acerca. Lo que cuentan, entonces, es que la fuerza de seguridad del Estado es la que organiza la humillación.

Pero hay más: hace un tiempo los trabajadores advirtieron que ese grupo de policías que “cuida” el predio, antes de dejarlos ingresar, sacan el cobre y el aluminio, lo más caro a la hora de vender.

VILLA EVITA 01

TUS PROMESAS, SON ENGAÑOS

La ordenanza impulsada en 2010 por el oficialismo, concretamente por el entonces presidente del Concejo Deliberante y hoy titular del Ente de Obras y Servicios Urbanos del Municipio (Enosur), Marcelo Artime, estableció el desarrollo de un programa de urbanización, regularización dominial, mejoramiento habitacional y desarrollo social del asentamiento ubicado entre las calles San Salvador, Magnasco, Soler y Udine.

“El Departamento Ejecutivo adoptará los mecanismos administrativos conducentes a realizar el plan integral de relevamiento, diagnóstico y empadronamiento de la ocupación actual del asentamiento”, se dispuso en su segundo artículo.

Además, “con el objeto de ejecutar las tareas”, se requirió una autorización a la Secretaría de Planeamiento Urbano por intermedio del Departamento de Promoción Social y de la Secretaría de Desarrollo Social para que confeccionen “a la brevedad” el registro pormenorizado y definitivo de los poseedores y núcleo familiar de cada uno, que sería base para la posterior regularización dominial.

“El objetivo es trabajar para que los asentamientos precarios empiecen a tener las mismas condiciones de vida que el resto de los barrios urbanizados. De esta manera, se estará propiciando la inclusión social e integración de sus vecinos con el resto de la comunidad”, declaró el día de la aprobación Artime.

Ese objetivo, cuatro años después, está muy lejos de cumplirse.

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11/01/2015