Viernes 26 de abril | Mar del Plata
16/12/2014

Un oficio en blanco y negro que resiste a la era digital

La fotógrafa Noelia Monópoli compartió con QUÉ su experiencia detrás del arte del revelado y copiado analógico en el laboratorio. Afirma que pese al avance de la tecnología digital, la técnica artesanal  “no va a desaparecer”.

Un oficio en blanco y negro que resiste a la era digital
(Fotos: Kito Mendes)

El proceso de tomar una fotografía en blanco y negro con una cámara analógica puede terminar en el laboratorio donde trabaja Noelia Monópoli. En realidad, es muy posible que llegue a este cuarto ya que ella es una de las pocas fotógrafas que sigue realizando copias a mano en Mar del Plata. Reconoce que le genera placer el contacto con la película y afirma estar convencida de que por mucho que avance la era digital, su oficio “no va a desaparecer”.

Bajo una luz roja tenue y entre químicos, rollos de fotos, una ampliadora, bandejas de plástico y negativos, desde hace más de diez años Noelia trabaja en el taller de fotografía de Julián Rodríguez.

“Primero soy fotógrafa”, aclara en una entrevista con QUÉ pero enseguida admite que le apasiona el copiado dentro del laboratorio, tal vez porque a su entender tiene “algo de mágico y atrapante” y porque además “el proceso del fotógrafo termina en el laboratorio para cerrar un círculo”.

La cantidad de trabajo que recibe mermó durante los últimos años. Hoy revela las películas de los alumnos de esta escuela de fotografía, donde está a cargo del taller de laboratorio.

Cuando la luz roja del cuarto se enciende, hace algunas tiras de prueba para encontrar un criterio de copiado (el punto justo en el contraste y la densidad). En tres horas de trabajo puede llevar al papel unas 20 fotografías con tonos que una cámara digital -al menos de las accesibles- está lejos de igualar.

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Noelia disfruta de hacer copias de las fotos que ella misma saca. Reconoce que puede pasar horas en el laboratorio sin darse cuenta, ya que “es muy artesanal y lleva mucho tiempo hacer una copia para que quede como uno busca”.

Dentro del laboratorio, la concentración y la creatividad que demandó tomar la foto continúa. Fotomontajes, solarizaciones, negativos superpuestos y antiguas técnicas como el cliché-verre (el oscurecimiento de una placa de vidrio que hoy se realiza con un tiznado), son algunas de las herramientas disponibles, casi como un Photoshop manual.

En realidad, la fotógrafa advierte que “muchas de las herramientas del Photoshop surgen del laboratorio”. Además, una libreta guarda los registros y mediciones de varios de sus trabajos, casi como el historial del conocido programa de edición.

La ampliadora de la que dispone en el taller le permite hacer copias de hasta 30 por 40 centímetros, aunque si gira el cabezal de la máquina y proyecta la imagen sobre el suelo, puede llevarla hasta a 50 por 60 centímetros.

UN PROCESO DE LUJO

A pesar del avance de los equipos fotográficos digitales, Noelia está convencida de que el copiado a mano “no va a desaparecer”, aunque admite que hoy por hoy “se convirtió en algo más de lujo”.

El esplendor de la era digital trajo aparejado una caída importante en la oferta de químicos y variedad de papeles. “Antes podías elegir distintas marcas de revelador y ahora hay lo que hay y se pide generalmente a Buenos Aires”, cuenta.

Sin embargo, está convencida de que el copiado artesanal en el laboratorio “va a ser un círculo cada vez más cerrado que gente que ama la fotografía va a mantener”.

“EN LO ANALÓGICO UNO ES MÁS CONSCIENTE DE TODOS LOS PASOS”

La diferencia entre ambos procesos, el analógico y el digital, varía más allá del aspecto técnico. Noelia Monópoli explica que “quien aprende fotografía con una cámara analógica, su cabeza se comporta de manera muy diferente a quien solo usa cámara digital”.

Lo analógico, afirma, “tiene esta cuestión de la concentración antes de la toma y de decidir ahí, porque no podés volver atrás”, ya que “en lo digital, si no te gusta como salió, cambias algo y volvés a sacar para que salga mejor”, mientras que con el proceso primario “uno es más consciente de todos los pasos, porque tenés que decidir en el lugar ya que cuando te fuiste y revelás ya no podes modificar esa realidad”.

Sin embargo, la encargada del laboratorio aclara que no es “fundamentalista del blanco y negro”, sino que se trata de “un recurso expresivo” que “cambia el chip” del fotógrafo ya que “en blanco y negro no fotografias las mismas cosas que a color”.

La sensibilidad que Noelia Monópoli logra con sus manos a través del blanco y negro, de alguna manera genera y esconde cierta resistencia. Ella defiende su oficio y fomenta el hecho iniciarse en el mundo de la fotografía con una cámara analógica, aunque no para generar una rivalidad, sino por amor a lo que hace.

Julio Cortazar escribió alguna vez que “entre las muchas formas de combatir la nada, una de las mejores es hacer fotografías”.

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16/12/2014