Un proyecto de ordenanza del oficialismo que crea un programa de “padrinazgo” para que el “sector privado contribuya al sostenimiento” de espacios culturales municipales como teatros, museos y bibliotecas tomó reimpulso en las comisiones internas del Concejo Deliberante después de la unificación de dos expedientes y la introducción de algunos cambios. Además el expediente incluye a monumentos y un sistema de “mecenazgo” para proyectos culturales.

La iniciativa que fue aprobada este martes en la comisión de Educación -y que seguirá su camino por las de Legislación y Hacienda antes de llegar a sesión- fue presentada en septiembre por la Coalición Cívica en medio de la polémica y los reclamos por la absorción de la Secretaría de Cultura por parte del Ente de Turismo (Emtur), ahora renombrado Emturyc. Además, en el tratamiento se unió a un proyecto que apuntaba en el mismo sentido y que había sido presentado en 2018 por el radicalismo.

Al unificar los dos expedientes y al recibir respuestas a un pedido de informes por parte del Emturyc, el oficialismo avanzó con una nueva redacción del proyecto de ordenanza y finalmente este martes contó con el avance en la comisión de Educación, con la abstención de Unión por la Patria.

El proyecto, concretamente, crea un “sistema de padrinazgo cultural” en busca de la “participación ciudadana en la puesta en valor y promoción de la cultura en espacios municipales”.

Así, presenta tres líneas o programas: padrinazgo de inmuebles, que incluye a centros culturales, museos, teatros, bibliotecas, otros espacios físicos destinados a actividades culturales  y aquellos considerados de interés por su valor arquitectónico, histórico, cultural o artístico que no se encuentren destinados a actividades culturales que dependan desde la Municipalidad; padrinazgo de monumentos; y mecenazgo de proyectos culturales.

¿Quiénes podrán ser “padrinos” o “madrinas” o llevar adelante el “mecenazgo”? El proyecto incluye a “cualquier persona humana o jurídica, instituciones de carácter público y/o privado y/o mixto, con o sin fines de lucro, organizaciones no gubernamentales, universidades, instituciones culturales, educativas, deportivas, asociaciones vecinales, de fomento y toda otra persona física o jurídica que la autoridad de aplicación estime procedente, quedando expresamente exceptuadas aquellas que directa o indirectamente se relacionen con instituciones o agrupaciones político-partidarias”.

“Este programa tendrá como objeto propiciar mediante la articulación público-privada el buen mantenimiento y puesta en valor de los bienes inmuebles”, señala el expediente.

A su vez, prevé que los “convenios de colaboración” que se firmen “no implican en ningún caso el otorgamiento de privilegios ni la delegación de competencias propias de la Municipalidad” y que “tendrán la vigencia que determine la autoridad de aplicación”, es decir el Emturyc.

Con respecto al programa de “mecenazgo” de proyectos culturales prevé que se desarrollen sobre actividades de teatro, circo, murgas, danza, música, letras, artes visuales y artesanías, entre otras, y delimita que las personas humanas o jurídicas que sean seleccionadas deberán “realizar aportes dinerarios y/o colaboraciones” a través de la figura jurídica de la “donación”.

“El Ejecutivo necesita de estas herramientas”, sostuvo el concejal Guido García (Coalición Cívica) y planteó que se trata de “herramientas para que el sector privado contribuya al sostenimiento de la infraestructura pública y el patrimonio cultural” al tiempo que puso como ejemplo sistemas aprobados tiempo atrás como el que existe sobre espacios públicos aunque su implementación generó diversos cruces y cuestionamientos entre el oficialismo y la oposición.

Por ejemplo, al cumplirse un año de la entrada en vigencia de la ordenanza el bloque opositor de Unión por la Patria reclamó que el gobierno municipal “transparente” los acuerdos firmados con empresas privadas a través de la publicación en la web de los convenios, tal como fija la norma, y que enviara un informe anual también estipulado. Los reclamos se sucedieron después de una intervención realizada en la Plaza Güemes, donde se instalaron varios carteles publicitarios, uno de ellos que renombró a la plaza como “Converse Park”.