Las Pelotas en Mar del Plata, un viaje por una historia llena de emoción
La banda se subió al escenario de GAP en un recorrido por sus 35 años de rock, éxito y sentimiento. Crónica y fotos.
Si la emoción es una alteración del ánimo intensa y pasajera de eso bien sabe Las Pelotas, que con canciones cosechadas a lo largo de 35 años volvieron a presentarse este sábado en Mar del Plata en un show que recorrió los diversos estados de su historia.
La banda de Germán Daffunchio volvió al escenario de GAP después de haber presentado allí su último disco “Es Así” en 2022, a dos años de su salida, toda una paradoja por la pandemia del coronavirus. Y esta vez, a la espera de un nuevo material al que intentarán terminar de darle forma para fin de año, Las Pelotas se refugió en un ritual que no le puede fallar: el repaso de una historia de 35 años que ha atravesado de todo: éxito, brillo y calidad, pero también dolor y tristezas.
“Tanto tiempo buscando un lugar donde estar mejor y es aquí que volvimos a sentir”, cantó Daffunchio promediando el show para presentar su nuevo tema Es clara y para volver a hacer sentir y emocionar a su público fiel con una melodía suave y una lírica reflexiva.
Durante casi dos horas, la banda emblema del rock -también integrada por Gabriela Martínez en bajo, Sebastián Schachtel en teclados, Tomás Sussmann y Gaspar Daffunchio en guitarras, Gustavo Jove en batería y Alejandro Gómez Ferrero en trompeta- pasó por sus distintos estados de emoción.
Todo empezó con Era seguida por una trilogía que apuntó directo a los corazones: ¿Qué podés dar?, Ya no estás y Día feliz con Gabriel Dahbar, un invitado habitual para cantar canciones a las que les ponía voz el recordado Alejandro Sokol y que hace poco fue definido por la banda como un “entrañable amigo que lleva el mapa de Hurlingham en la palma de su mano”. Más adelante volvería para varias otras canciones como Veoyover (“Todo x un polvo”, 1999) y Muchos mitos (“Corderos en la noche”, 1991).
También hubo momentos más intimistas con Daffunchio sentado cantando Sombras (“Máscaras de sal”, 1994) o para pegar dos joyas como Personalmente y Cerca de la Nubes, a la que interpretó cara a cara con el público de las primeras filas.
Fueron 26 canciones que contuvieron, por ejemplo, una seguidilla imbatible con sabor a reggae con No me acompañes, Transparente, Saltando y Si supieras, en la que salió a relucir la trompeta para terminar de desatar la fiesta.
Además, el arranque de la segunda parte del show, en un GAP con un muy buen marco de público, llegó de la mano de un ida y vuelta entre lo último y lo clásico: de Ya lo sabés -y el canto de “pudimos estar mejor que ayer, sintiendo”- a Hola que tal y de Hasta el fondo del río -con el grito de referencia a “los mercenarios que traicionan igual”- a la histórica Sin hilo y el poder de las tres guitarras.
Tras pasar por la icónica Sueños de mendigos, el salto y el pogo se potenciaron en el final: entre agradecimientos a “Mar del Plata por estar siempre” en el camino de Las Pelotas se pegaron Será, Pará con la papa, Hawaii y Shine.
Sebastián Schachtel, en la previa del show, describió en diálogo con Qué digital que cada recital de Las Pelotas “tiene mucho de comunión, de fiesta ritual y musical y de disfrute” y, en un contexto social crítico como contra los que siempre batalló la banda, destacó que desde su lugar darán “pelea como siempre”. Después de tantas batallas, el sentimiento y la emoción en cada show están intactos.
