Viernes 03 de mayo | Mar del Plata
17/06/2015

Barrabravas

Editorial QUÉ, en la radio

 

Al parecer hay que aclarar algunas cuestiones, porque cada tanto el diccionario se bastardea y es difícil volver. El hincha de un equipo de fútbol es un tipo (o una tipa) que alienta a un cuadro, lo banca, lo sufre, lo ama y al otro día del partido vuelve a su vida, a su laburo, a su estudio ,a su lo que sea. El barrabrava es un delincuente, es un mafioso, es otra cosa.

El hincha se junta con amigos a ver el partido, se divierte, putea, se gasta con el portero, el almacenero, el taxista, el vecino y se gasta porque es parte de la joda de ser hincha, que siempre vuelve. El barrabrava es un matón, un patotero, un violento y hasta un asesino.

El hincha siente pasión, se mueve por los colores, es hasta algo familiar. Nadie lo obliga a alentar y le gusta ver a su equipo ganar y banca a su equipo cuando pierde. El barrabrava se mueve por guita, es fuerza de choque de políticos y sindicalistas. 

El hincha alienta. El barrabrava putea, discrimina.

El hincha es la tribuna del espectáculo. El barrabrava es el cáncer del deporte.

El hincha disfruta. El barrabrava exprime.

El hincha le da vida a los partidos. El barrabrava los suspende.

El hincha repudia. El barrabrava avala.

Barrabravas de Alvarado saquearon un minimercado impunemente. Delincuentes, partes de una mafia, de todo ese negocio al que ahora llaman fútbol. Barrabravas, delincuentes, violentos.

Hincha no es sinónimo de barrabrava. Ser hincha es otra cosa.

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17/06/2015