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Mercado de Pulgas: entre los nuevos puesteros y las críticas al gobierno municipal

En sintonía a otras ferias de Mar del Plata y en un contexto de crisis en el que se sumaron siete feriantes nuevos, desde el sector reclaman al gobierno una "mayor presencia" estatal.

En continuidad a su pedido de una “mayor presencia” de la Municipalidad para revalorizar el paseo turístico que funciona desde hace 28 años en Mar del Plata, y mientras siguen sumando puestos al registro que los regula en un contexto de crisis en el que emerge la necesidad de sumar otras fuentes de ingresos, desde el Mercado de Pulgas de la Plaza Rocha de Mar del Plata insisten con la necesidad de más inspecciones municipales ante un crecimiento de vendedores no registrados sobre la avenida Luro.

Tal como señalaban sobre el cierre de la temporada de verano, la crisis económica que transita el país y que también se refleja en Mar del Plata en el día a día hace que las ferias vuelvan a “resurgir” como una alternativa para que los consumidores consigan diversos productos a precios más accesibles y en paralelo una ventana de oportunidad para sumar otra fuente de ingresos, sobre todo ante la pérdida de poder adquisitivo, el aumento de precios y los niveles más altos de desempleo de Mar del Plata en el país.

Pero particularmente la normativa que desde 1994 regula el funcionamiento del Mercado de Pulgas establece la venta exclusiva de antigüedades y objetos coleccionables en la feria de la manzana de Luro, 20 de Septiembre, San Martín y 14 de Julio y, para ello, las y los feriantes habilitados tienen que formar parte de un registro que permanece abierto y al que se puede acceder desde el cuerpo de delegados.

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“Nosotros tenemos que cumplir con un reglamento que establece que tenemos que tener dos caballetes, una tabla, manteles. No podemos tener la mercadería en el piso y sí o sí tiene que estar en buenas condiciones y ser de alguna procedencia, como por ejemplo de subastas o particulares de confianza. Y a todo lo que nos ajustamos, ahora también nos exigen el presentismo y tenemos que completar unas planillas haciendo firmar a los permisionarios el presente”, describieron como parte del presente de las más de 80 familias para las que el Mercado de Pulgas suele ser su única fuente de ingresos o “complementaria” a sus puestos laborales para “subsistir” a la crisis.

Pero a pesar de esos requisitos que son regulados por la Secretaría de Desarrollo Local, desde el sector también volvieron a sumar críticas al gobierno de Guillermo Montenegro por la falta de presencia municipal y de inspecciones ante, señalan, un “crecimiento de particulares” por fuera del registro habilitante con la venta de “otros productos” y que “no están relacionados a las antigüedades”. “Tenemos un problema porque no están registrados y perjudican a nuestro segmento de clientes”, acusaron.

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En ese marco y al igual que otras ferias de Mar del Plata como la de artesanías de la Diagonal Pueyrredon, repararon en la necesidad de una mayor presencia municipal para así no solo “controlar”, sino también garantizar incorporaciones a través de su registro habilitante para quienes necesiten sumarse a la feria. Fue así que, aseguran, unos siete puesteros se sumaron entre marzo y junio, lo que se traduce en más de 80 familias que trabajan dentro del “circuito de paseo” que se genera entre el Mercado de Pulgas y la feria “verde” y de plantas los sábados.

“El problema puntual es que las autoridades pertinentes, que son Seguridad e Inspección General, no se hacen presentes. Nosotros estamos sumamente agradecidos de tener este espacio de trabajo y mejorarlo cada vez más, tenemos gente nueva que se registró y que está ingresando, que son familias, y que para muchas es su único medio de vida y en otros casos refuerzan la situación económica con dos trabajos“, describieron en diálogo con Qué digital.

En ese contexto, desde el cuerpo de delegados y delegadas aseguraron que buscan ser escuchados por el Poder Ejecutivo para “poder seguir haciendo las cosas bien, bajo ordenanza y reglamento” y regularizar la situación con las y los feriantes que no forman parte del Mercado de Pulgas.