El límite de la pobreza
Editorial QUÉ, en la radio
Una familia para no ser pobre en Mar del Plata, dicen, necesita tener unos $11.500 mensuales y así poder comprar pan, galletitas, frutas y alguna carne. Porque el límite de la pobreza separa a los que pueden comprar de los que reciben las sobras de las sobras.
Una familia para no ser pobre, dicen, no necesita más que lo justo para pagar los servicios, la luz, el gas y un poquito más. Para estar en el límite de la pobreza no es necesario ser siquiera persona: basta con comer cada tanto, con vivir cada tanto, con reír una que otra vez al mes y ya no sos pobre.
El límite de la indigencia es otra cosa. La crueldad del mundo es haber definido también un límite entre indigencia y pobreza. Separar a los que no tienen nada de los que tienen un poco más que nada. El límite de la decencia humana es haber aceptado la pobreza, porque poco es mejor que nada y nada es la indigencia.
Con menos de $5000 por mes uno es indigente. Con menos de $5000 por mes uno no es ni un voto, es nada, es invisible. Uno es la sobra de la sobra, es lo que se tira, es lo que se tapa, lo que no se quiere ver, lo que muere en la calle.
Hay un límite que separa a los que no tienen nada de los que sí y ese límite es social, es inmoral.
