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Félix U. Camet

Un barrio en crecimiento a pesar de políticas insuficientes

Autora: Celeste Verdicchio. Fotos: Lucho Gargiulo — 29 de julio de 2023

La falta de acceso a servicios básicos como el gas y el agua forman parte de sus principales problemáticas tanto como la exposición a los agroquímicos.

En la zona norte de Mar del Plata se ubica el barrio Félix U. Camet, uno de los 71 que forman parte del Registro de Barrios Populares (Renabap) y que —como una fotografía de lo que ocurre en otros barrios populares—, multiplicó el número de familias que alberga en los últimos años a pesar de no acceder a servicios básicos como el gas y el agua. Las dificultades en el acceso a la salud, la exposición a agroquímicos y la ausencia de políticas que contengan las necesidades del sector emergen como las problemáticas más recurrentes, en un barrio que pese al crecimiento que ha tenido aún reclama derechos básicos.

De manera similar a lo que ocurre en otros asentamientos del Partido de General Pueyrredon, la necesidad de vivienda en contextos de crisis socioeconómica y sobre todo habitacional en los últimos años, incrementó la llegada de familias al barrio ubicado en la zona norte, Félix U. Camet.

La necesidad de vivienda, los terrenos disponibles y en algunos casos las políticas destinadas a la construcción como el programa nacional Procrear, derivaron en un crecimiento demográfico por el que actualmente, según estimaciones vecinales, se configuran alrededor de 5 mil familias.

Con 200 manzanas, quienes viven en Félix U. Camet aseguran que son muchas las problemáticas que persisten en el barrio ante políticas que consideran “insuficientes” para sostener y acompañar el crecimiento demográfico mientras en su día a día abundan las necesidades básicas.

ACCEDER A LOS SERVICIOS BÁSICOS

Hace 21 años, Ester Mancino, promotora de salud y referente de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), llegó al barrio Félix U. Camet en un momento en el que, según recuerda, el barrio estaba “todo despoblado y apenas tenía una casa por manzana”. 

En los últimos años, algunos sectores del barrio Félix U. Camet accedieron a la conexión eléctrica y, en algunos tramos, a cloacas. De manera similar sucedió con el acceso al agua: solo está garantizada la red para ciertos sectores del barrio mientras que el resto se abastece a través de pozos, con todo lo que eso implica en cuanto a costos y riesgos.

“Hay una llave maestra por la (calle) 19, se hizo un pozo pero solo llega a una parte del barrio. Hace poquito conectaron por la (calle) Diagonal Sur otra llave, pero hay un tramo en el que se corta. Esas son las obras que trajeron para el barrio, pero no hay conexiones. De eso nada todavía. Gran parte de la población está con la bomba de agua o la centrífuga”, relata Ester sobre los alcances de la red.

Que el agua sea un progreso para todo el barrio, es un anhelo que Ester comparte con el resto de sus vecinos y vecinas mientras, a pesar de los distintos pedidos a las autoridades municipales por los que aseguran no haber obtenido respuesta, son muchas las familias que dependen del agua de pozo exponiéndose a —explica— la contaminación a raíz de los “pozos viejísimos” o cámaras sépticas. 

“En su momento, cuando hubo un brote muy grande de gastroenteritis se pudo comprobar que era por el agua”, sostiene al recordar cuando Obras Sanitarias “puso tanques en la sociedad de fomento para abastecer hasta que se pudo hacer la conexión”. Desde entonces, muchas familias “van a surtirse agua de ahí para llevar y tomar porque de la de su casa no se puede”.

En cambio, quienes sí tienen acceso al agua “en parte tomable” por pozos nuevos, “los tienen que llevar a 25 o 30 metros de profundidad donde aparece un agua más pesada y empezás a necesitar filtros y más cosas porque se produce mucho sarro. Vivimos con esos problemas”, sostiene Ester. Y, como parte de esos problemas que configuran a Félix U. Camet en los servicios básicos, aparece la falta de gas de red: “Acá sí o sí necesitás leña o gas y la leña subió muchísimo”.

Esos son los problemas que quedan en evidencia en el día a día ante una situación habitacional “malísima”, según Ester, con viviendas, en muchos casos, precarias que ante un diluvio “se llueven los techos, aparece humedad y a los nenes les agarre asma”. 

“Cuando llueve o hay un temporal en el barrio, a muchos vecinos se les inunda la casa. Pasan cosas graves en los temporales, hay que evacuar a mucha gente por el tema de los techos. También se llueven las paredes y aparecen problemas con la electricidad”, describe Ester como parte de una problemática habitacional que “no se va a solucionar hasta que no haya trabajo genuino”, analiza.

EL TRABAJO TERRITORIAL DE LAS ORGANIZACIONES

Fue en 2016 cuando a través de la CCC se realizó en Félix U. Camet el relevamiento para que el barrio formara parte del Registro Nacional de Barrios Populares (Renabap), una iniciativa que apunta a la urbanización de asentamientos y de barrios populares y que a partir del “certificado de vivienda familiar” permite solicitar el acceso a servicios básicos como la red de agua, cloacas, energía, gas natural o transporte.

Para ingresar al Renabap, es requisito que el barrio esté conformado por al menos 8 familias y que más de la mitad de la población no posea título de propiedad del uso ni acceso a regular a —al menos— dos servicios básicos.

En ese sentido, los datos oficiales del Registro Nacional de Barrios Populares sobre Félix U. Camet indican el relevamiento de 341 familias y unas 310 viviendas en el tramo comprendido entre la calle Cerro San Valentín e Islas Sebaldes hasta la calle Cerro Fitz Roy e Islas Tules del Sur. Se trata de una superficie encuestada de 1.070.400 m2.

Sobre el asentamiento, cuya creación se ubica en la década de 1980, el relevamiento detectó que una parte cuenta mayoritariamente con “conexiones irregulares” a la red eléctrica, el acceso al agua es a través de pozos, la totalidad del sector del barrio popular accede a la red cloacal mientras que el gas es garantizado solo a través de garrafas a partir de la inexistencia de la red.

Luego de obtener el certificado de vivienda, Ester asegura que lograron “bajar” muchos de los servicios básicos como la conexión eléctrica o el agua —solo para los dos polígonos incluidos en el Renabap, dejando por fuera al resto de las y los vecinos— y también “traer obras al barrio” a través de la Secretaría de Integración Socio Urbana (SISU) con trabajos a cargo de cooperativas como la de la CCC, Tierra, Techo y Trabajo.

Justamente, una de las obras en las que la CCC trabaja este año a partir del Proyecto de Obras Tempranas (POT) es en un playón deportivo para el barrio, una de las principales necesidades que identificaron a partir del relevamiento que se realizó.

“El barrio no tenía un espacio libre para que haya deporte. En la plaza central hay horarios para el deporte porque se junta mucha gente, es muy difícil un espacio solo para todo el barrio. Necesitamos que los chicos tengan un lugar para desenvolverse y jugar. Un lugar donde contenerlos”, describe Ester.

Fue esa falta de espacios sociocomunitarios y de deporte, que resultan claves para la contención e inclusión de muchos de las y los jóvenes del barrio también atravesados por el consumo problemático, lo que impulsó la obra que pretende estar “al servicio del barrio” y que articulará con la Escuela Secundaria Municipal N°217 y con el Centro de Atención Primaria de la Salud (CAPS) Félix U. Camet.

“Tenemos un monte que estaba destinado desde hace muchísimos años para una plaza pero nunca le dieron la mano que debían darle, ponerle juegos ni nada. Estamos haciendo una movida con los vecinos para desmontar, limpiar y darle formato de plaza porque después terminan siendo tierras tomadas y todo el mundo se queja, pero el Municipio o la Provincia tendrían que hacerse cargo de esto”, describe Ester mientras considera que “falta más cuidado a los barrios”.

CALLES, TRANSPORTE Y EDUCACIÓN

Más allá de las cuestiones habitacionales, una de las mayores dificultades para quienes viven en Félix U. Camet, según Ester, es el transporte. La única línea de colectivos que ingresa al barrio es la 581 aunque, explica, el recorrido que hace quedó “corto” para el crecimiento del barrio en los últimos años y, a pesar de los múltiples reclamos y pedidos por una extensión, que incluyó presentaciones por parte de las y los vecinos en la Municipalidad en reiteradas oportunidades, sostiene que “no hay caso, nadie le presta atención”.

Con frecuencias de media hora, e incluso de casi una hora los fines de semana y feriados, se suma la dificultad de que los colectivos “ingresan recargados”, lamenta, e incluso en muchos casos no se detienen y quienes viven en la zona no pueden viajar a, por ejemplo, sus trabajos.

Por otro lado, otra de las problemáticas para la movilidad en el barrio tiene que ver con la ausencia de asfaltado en las calles y de veredas. Si bien se realizó un “mejorado” sobre la calle principal, según describe Ester, el resto son calles de tierra “y muchas están rotas y aunque le pasaron la granza hay mucho polvo y tierra colorada entonces mientras no llueva queda todo firme pero cuando llueve aparecen muchas dificultades”, relata la vecina y afirma en consecuencia que “muchos pibes”, sin la posibilidad de poder salir del barrio, no llegan a la escuela.

Como parte de las problemáticas en materia de educación, aparece entre el relato vecinal la necesidad de un espacio propio para la Escuela Secundaria Municipal N°217 que comparte edificio con la Escuela Primaria N°17. Es que a pesar de la ampliación luego de muchos años de reclamo, aseguran que el establecimiento sigue quedando “chico” para la cantidad de estudiantes que, ante ese contexto, “sí o sí tienen que ir a otros barrios porque se quedan sin lugar”.

***

Articulada por el CCC, en Félix U. Camet funciona la casa de atención comunitaria “Ni un pibe menos por la droga”, donde no solo se brinda asistencia y contención a personas con consumo problemático sino que también funciona un comedor que, sobre todo en épocas de crisis y también en la pandemia, “brinda mucha atención”.

“Preocupa la crisis que tenemos ahora. La gente continúa viniendo al comedor, se acerca a ver si tenés un alimento para ayudarlos. Lamentablemente con la crisis económica que tenemos la gente viene porque es una ayuda más para el bolsillo, tenés tu comida”, sostiene.

Ese trabajo comunitario, para Ester, “siempre está a full” mientras muchas familias del barrio viven su día a día de “changas, carros con caballos y de revisar los basureros a ver si encuentran metal, botellas, cartón o alguna cosa que sirva para vender. La necesidad está en todos lados”.

SALUD Y AGROQUÍMICOS

Como una problemática transversal a distintos CAPS de Mar del Plata y Batán, sobre todo aquellos ubicados en sectores periurbanos, quienes viven en Félix U. Camet aseguran que “los turnos no alcanzan”. Según define Ester, cuentan con una sola médica clínica que “atiende a muchísimas personas y no tiene un respiro”.

Eso fue lo que llevó a generar una primera instancia de atención en el área de enfermería para “evaluar e irse con una respuesta” ante la falta de personal que se extiende, también, a la necesidad de una ampliación de la sala “de por los menos tres consultorios más porque quedó realmente chica”. Es que, asegura que el momento de inaugurarse el CAPS “estaba perfecto” pero que ante el crecimiento del barrio, el Centro de Salud de Félix U. Camet “no acompaña las problemáticas reales”.

En torno a la salud una de las problemáticas sanitarias más relevante tiene que ver con la exposición a los agroquímicos, dado que, justamente, uno de los CAPS que articula a nivel municipal con el programa de salud y agroquímicos, encargado de evaluar y hacer seguimiento a casos epidemiológicos asociados a esa contaminación, es justamente el de Félix U. Camet. 

Es que, a pesar de una medida cautelar que impide las fumigaciones con esas sustancias a menos de mil metros de viviendas y centros de la ciudad, el barrio continúa denunciando fumigaciones ilegales de los campos linderos.

“Acá surgieron varios problemas de salud. Veías en tus hijos y en los vecinos forúnculos por todos lados. Hasta que un día un vecino dijo ‘che, esto es algo más’. Y ahí surgió esto de qué es lo que se estaba echando en el campo, que nos podía estar afectando a todos. Empezamos a analizar y a hacer una concientización entre los vecinos. Se armó una asamblea que va de la mano de la sala porque es un problema de salud”, relata Ester.

Así, en conjunto con la Universidad Nacional de Mar del Plata, Ester explica que comenzaron a realizarse análisis que dejaron probada la evidencia de la presencia de agroquímicos en el agua —y también en el agua de lluvia— e incluso en el aire a través de la deriva.

“Ocho años atrás nos fumigaban al lado de nuestras casas. Llevamos adelante una lucha para que se respete un barrio que tiene más de cinco mil personas en riesgo su salud. Hay casos de cáncer, de abortos espontáneos y malformaciones en criaturas por nacer vinculados a los agroquímicos. Parece que no vale nada la vida humana”, sostiene.

Pero además de la exposición a los agroquímicos por fumigaciones ilegales que impactan de lleno en la salud de quienes viven en Félix U. Camet, el barrio también se configura por el resto de sus problemáticas —la falta de servicios básicos como el gas o el agua— que en definitiva, en lo que hace al cotidiano, impide a quienes viven allí acceder a condiciones habitacionales dignas mientras las políticas que acompañan el crecimiento barrial y que atienden las problemáticas puntuales, aún resultan insuficientes.