La Juárez: “Abordo el tango de un lugar menos solemne, más fresco”
La hija de Rubén Juárez se presentó este sábado junto a Luis Reales en lo que será una velada al estilo Tango a Tango. Canciones, anécdotas y homenajes. “Mi viejo manejó un código con los jóvenes que sigue trascendiendo”, cuenta Lucila Juárez.
La Juárez se presentará este sábado a las 22 en El Argentino -Chacabuco 3627- junto a Luis Reales bajo el formato Tango a Tango, en lo que será un show de canciones, anécdotas y homenajes a grandes artistas del género, como a su padre, el inolvidable bandoneonista y cantante Rubén Juárez.
La idea del show, cuenta Lucila Juárez, es la de “conjugar tangos con anécdotas, homenajes y sentido del humor“. “La idea es abrir el juego y meternos en las partes emotivas de los tangos, pero también pasear un poco por partes actuales y divertidas, apuntando un poco a la gente joven”.
“El tango tiene ese estilo de cantarlo todavía muy amanerado, muy de los ’40. Y a mí eso no me gusta, no me sale. Veo que a los jóvenes eso no los engancha. Yo por eso lo a bordo de un lugar más fresco, más descontracturado, menos solemne. Apuntando a que los chicos que se acerquen al género”, expresa La Juárez.
El Tango a Tango entre La Juárez y Luis Reales tendrá una gran y extraña sorpresa: una fusión entre free style y el tango. “La idea es abrir el juego, como hizo mi viejo con los jóvenes”, dice Lucila.
VUELTA Y QUEBREDA AL TANGO
Lucila Juárez volvió al tango en 2016. Había estado los últimos cuatro años como cantante de pop en el espectáculo de Flavio Mendoza Stravaganza. Tal vez ella volvió al tango o el tango volvió de un golpe a ella.
La hija de Rubén Juárez cuenta que en enero de 2016 buscaba qué camino tomar con su vida profesional. Buscaba una señal de su padre. Y fue un 23 de enero, en el día de la música, que su viejo le dio una señal clara, precisa y dolorosa.
Lucila iba por una calle porteña y vio tirados muchos discos de vinilo. Se agachó a ver de quiénes eran, pisó mal uno, se cayó al piso y se quebró la tibia y el peroné. Había pisado un disco de Juan D´arienzo, con el tango “Homero”, mismo nombre que el de un café concert que tenían con su papá. Una señal clara y dolorosa de Rubén Juárez que en el día de la música le dijo a su hija: “Dejate de joder con el pop y volvé al tango“.
“Fue un corte y una quebrada. Como el tango me quebró a mí, ahora yo quiero quebrar al tango“, dice un poco en broma y un poco en serio Lucila.
La vuelta oficial de Lucila al tango fue en agosto. Se cambió su nombre artístico por el de La Juárez y se presentó en el Festival de Tango de Buenos Aires. Cuando estaba por probar sonido la llamó Cacho Castaña y le pidió hacer un ciclo con él en homenaje a Rubén Juárez, en su café concert Café la humedad.
Cacho Castaña, El Polaco Goyeneche, Rubén Juárez. Nombres familiares de la vida de Lucila. Nombres de próceres del tango que compartieron con ella la cotidianidad y el amor a la música. El tiempo fue pasando para todos y Lucila se dio cuenta que su papá y esos “tíos” con los que cantaba son leyendas, leyendas que ella homenajea con gusto con sus canciones.
