Domingo 05 de mayo | Mar del Plata
25/02/2016

La contradicción del adiós a la ciudad

Editorial QUÉ, en la radio

 

El único turista de Mar del Plata aprendió a amar las contradicciones de la ciudad. Contradicciones, claro, que fue descubriendo en un verano que lo tuvo solo y atento entre tanta gente muy ocupada viviendo y puteando entre contradicciones que no entiende ni busca entender.

Que el titular del Ente Municipal de Vialidad y Alumbrado haya usado una camioneta oficial para fines non santos, la cual apareció volcada, le parece una metáfora de algo poco inteligente. Que Arroyo le haya pedido la renuncia también. Tendría que haberse colgado de la luz, eso sí que sería justicia poética piensa el único turista.

El único turista disfruta de que como siempre, pero siempre, quede en evidencia que el mundo funciona mal. Le da gracia que horas después de que el secretario de Derechos Humanos de la Nación haya venido a Mar del Plata, la Justicia decida avanzar con todo su aparato contra Pampillón y algunos de sus muchachos. “El ojo del amo engorda el ganado”, le dice un vecino al único turista.

Propaganda, todo propaganda, sino, pregúntenle a los que siguen pintando esvásticas en todos lados para que el escándalo nacional sea más escandaloso.

El único turista está maravillado con la ciudad, con las playas públicas. Públicas salvo por todos los balnearios privados, públicas como la sombra que da en la arena por los edificios poco públicos que se construyen frente al mar. Habría que redefinir el concepto de lo público y su uso, cree el único turista, mientras todavía se pueda redefinir algo.

Tantas contradicciones que el único turista se tiene que ir de la ciudad y la va a extrañar. Aunque Mar del Plata sea rara, esté mal hecha, discrimine, excluya y la gente maneje como el culo, la va a extrañar, porque al final, no hay otra ciudad como esta y eso la vuelve encantadora.

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25/02/2016