Presión social
Editorial QUÉ, en la radio
Se siente. Estamos dentro de una olla, todos. Una olla tapada al fuego, fuego máximo. Y la presión se siente, se siente en todas partes. La tapa va a estallar, va a volar por los aires.
La presión la sienten, la sienten los jueces que se apuran a investigar hechos de corrupción, la sienten los políticos que con cada medida aumentaron el calor dentro de la olla; la sienten todos, aunque quieran creer que están fuera de la olla.
Presión social, hay quienes la toman como algo negativo. Que haya presión social, que siquiera exista, les parece algo negativo, como si la sociedad no pudiera presionar, como si la sociedad no debería presionar, como si hubiera que aceptar estar dentro de la olla a fuego máximo y sin patalear.
Si los políticos, si los jueces, si los funcionarios públicos no pueden con la presión social se equivocaron de ámbito. La presión social –sincera e independiente de algún poder- es sana: es el soberano que se queja, que exige que la olla se destape y que el fuego baje, antes de que vuele todo a la mierda.
