Olla a presión
Editorial QUÉ, en la radio
Se pela la papa, se la aplasta. Se le tira harina, agua y se hace una masa. El fósforo se enciende, se escucha la primera chispa y se prende una hornalla. El agua llena la olla, la olla sobre la hornalla encendida.
Pasan los minutos como si fuesen la prórroga de un contrato que se acabará y el agua por fin se calienta. Se tiran las bolitas de esa masa al agua. Se tapa la olla, todo queda tapado. Siempre es mejor que todo esté tapado porque nadie quiere saber cómo se hacen las cosas. Si la mano izquierda supiera qué hace la derecha la cortaría. Y viceversa.
El fuego hace hervir el agua. La tapa de la olla hace insoportable todo lo que hay dentro. La presión es demasiada, nadie se hace cargo y los ñoquis, muchos ñoquis explotan dentro de la olla y se llevan a quien pueden puesto. Otros, los menos, están listos para servirse, para servirse solo al que manda, al que tiene el poder verdadero.
Tantos ñoquis en la olla, pero la presión fue demasiada. Tantos ñoquis quedan, que nadie supo cómo cocinar y claro, la culpa es de los ñoquis, la pagan los ñoquis de papa y harina, no el que hizo la receta, una receta que claramente no salió. Hoy la olla está tapada y la presión es insoportable.
