El plan
Editorial QUÉ, en la radio
El plan fue escrito y es contundente: la mayoría es carne de cañón, números que pueden ser votos. La mayoría no tiene rostro y se tapa debajo de la alfombra. La mayoría son los que sobran, los que no se lloran. El plan, aquel plan, los silencia cuando quiere, los llama cuando los necesita, los hace banderas, los hace mierda.
El plan no está firmado por nadie, pero lo han usado tantos y lo usarán tantos más. El plan asfixia, pero no mata; alimenta, pero no sacia el hambre; entretiene, pero no educa; da libertades, pero genera dependencia.
El plan es cínico, es tan cínico que se empeña en demostrar que hay posibilidades servidas en una bandeja al alcance de todos. El plan sugiere que no hay límites, que el sueño es posible, que está al alcance de todos, todo. Pero se le olvida mencionar que tampoco hay seguridades ni segundas oportunidades.
El plan tácitamente asegura que es obligatorio seguirlo, que nada se puede hacer al respecto. Pero se puede, solo hay que salir de abajo de la alfombra.
