Miércoles 15 de mayo | Mar del Plata
29/01/2015

Progreso

Editorial QUÉ, en la radio

 

Tal vez el progreso consiste en destruir todo, demoler todo y volver a construirlo. Tal vez lo viejo solo es atraso, es una nostalgia inútil, un apego a algo que ya pasó, que le pasó a alguien, a algo. O eso nos hicieron creer algunos que negocian progreso con plata bajo la mesa.

Tal vez el progreso tiene que respetar la historia, honrarla, festejarla. Una ciudad son los edificios y las primeras piedras, las tradiciones, su gente. El progreso, tal vez, no puede comprar al patrimonio, destruirlo, humillarlo.

Tal vez nos preocupamos por piedras, terrenos que no son nuestros, casas de alguien que ya murió. Tal vez otros festejan un nuevo edificio en la costa que embellece a la ciudad, mientras que nadie se siente más lindo. Tal vez un político se suma a la protesta, mientras el otro acepta un billete.

Tal vez la victoria del progreso es que nos preocupamos por cosas y no por personas.

Tal vez al progreso le debería dar Alzheimer para que también pierda patrimonio.

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29/01/2015