Jueves 09 de mayo | Mar del Plata
06/10/2015

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Editorial QUÉ, en la radio

 

La violencia de este fútbol no para, hagamos otra vez el ejercicio de fingir al menos que nos sorprende y nos asquea todo lo que rodea a un deporte hermoso.

A los jugadores ya no se les pide que traben, que se juegen la vida, que metan gol. Se les grita por huevos, por sangre, por muerte. La hinchada no alienta, pide un sacrificio, lo exige.

En los días de partido la policía está preocupada por los barrabravas, a quienes escolta como si fueran estrellas de rock para que lleguen a una fiesta que no les pertenece, a una fiesta a la que no deberían poder entrar por derecho de admisión.

Y allá van los barras, acá los de Aldosivi, en colectivos, con bengala, sembrando pánico y un poco de caos en las calles de la ciudad. Y esta vez, después de mucho tiempo, en la cancha estaban los visitantes, unos pocos de Lanús que entraron por permiso de Scioli.

¿Qué podía salir mal? Tal vez todo. Una piedra tirada por barras de Lanús le pegó en la cara a un jugador de Aldosivi. Lo pudo haber dejado ciego, no fue así. No hubo tragedia así que el partido se jugó igual, como si solo pudiera frenarse algo tan importante como el fútbol por una tragedia.

El simulacro de un fútbol sin violencia salió mal Mar del Plata, pero Aldosivi ganó, qué triste que a muchos eso sea lo único que les importe.

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06/10/2015