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Lucía Pérez: piden dos perpetuas y una pena de 4 años y medio

Esa fue la solicitud del abogado de la familia de la joven, Gustavo Marceillac. Para Farías y Offidani requirió la máxima pena mientras que, a diferencia de la fiscalía, sostuvo la acusación contra Maciel.

En el marco del juicio por el crimen de Lucía Pérez, ocurrido en octubre de 2016, el abogado de la familia de la adolescente, Gustavo Marceillac, pidió en su alegato que los principales acusados, Matías Farías y Juan Pablo Offidani, sean condenados a la pena de prisión perpetua mientras que, a diferencia de la fiscalía, mantuvo la acusación contra Alejandro Maciel y solicitó que se lo condene a cuatro años y medio de prisión por encubrimiento.

Con críticas al desempeño de algunos operadores judiciales -entre ellos la fiscal anterior del caso, María Isabel Sánchez- y solo con algunas diferencias respecto a la postura mantenida por el fiscal, Daniel Vicente, el abogado de la familia de Lucía pidió la máxima pena para Farías y Offidani por los delitos de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización agravado por ser en perjuicio de menores de edad y por realizarse en cercanías de una escuela y de abuso sexual con acceso carnal agravado en concurso ideal con femicidio.

Sobre este último delito, el abogado le atribuyó a Farías la calidad de autor y a Offidani la de partícipe necesario, a diferencia del fiscal que lo consideró como partícipe secundario.

Por su parte, el letrado entendió que en el caso de Maciel -y luego de que el Ministerio Público Fiscal retirara, en su alegato, la acusación en su contra  el “análisis integral de la prueba pone en evidencia que cuanto menos (el acusado) ayudó a Farías y Offidani a borrar rastros” y a lavar el cuerpo por lo que pidió una pena de cuatro años y medio de prisión para él.  Alejandro Maciel llegó al juicio acusado por “encubrimiento agravado”.

TRES HECHOS, TRES ACUSACIONES

La causa, tal como fue elevada a juicio, se centra en el análisis de tres hechos:

HECHO 1. La tenencia de estupefacientes con fines de comercialización agravado por ser en perjuicio de menores de edad por parte de Farías y Offidani. Concretamente, a ambos se los acusa de haber tenido en una camioneta -en la que se habrían desplazado el día del crimen y el anterior- 38 gramos de cocaína y 220 de marihuana “con inequívocos fines de comercialización destinada a personas menores de edad”, según sostiene la acusación que se sustenta no sólo en la requisa que se hizo en la camioneta una vez que fueron detenidos ambos acusados sino también en testimonios recabados en la causa y en mensajes de Whatsapp del propio Farías.

Según la reconstrucción realizada en el marco de la causa, el viernes 7 de octubre de 2016 Farías y Offidani tuvieron el primer contacto con Lucía Pérez en la esquina de la Escuela Media N° 3, cuando le vendieron estupefacientes a bordo del vehículo conducido por Offidani.

A la mañana siguiente –luego de intercambios de Whatsapp– pasaron a buscar a la joven por las inmediaciones de su domicilio y para ello utilizaron la camioneta de Offidani, quien los dejó en la casa de Farías.

HECHO 2. La muerte de Lucía. En este punto a lo largo de la investigación aparecieron múltiples divergencias entre los peritos intervinientes.

Según la acusación fiscal, una vez que Farías llegó a su casa con Lucía “le proveyó estupefacientes” y “aprovechándose de la situación de vulnerabilidad mantuvo relaciones sexuales con ella”. Asimismo, apunta que “esa actividad sexual yuxtapuesta al consumo de cocaína, causó una asfixia tóxica, con congestión y edema pulmonar, lo que causó la muerte de la menor”.

El episodio fue provisionalmente calificado como abuso sexual con acceso carnal agravado en concurso ideal con femicidio y se le atribuye a Farías en calidad de autor y a Offidani como partícipe necesario.

HECHO 3. Se centra en el delito de encubrimiento agravado por la gravedad del hecho precedente y se le adjudica a Alejandro Maciel. Concretamente, se lo acusa de que aquel 8 de octubre, luego de ocurrida la muerte de Lucía en el interior del domicilio, ayudó a Farías y Offidani “a borrar los rastros del delito, ayudando al acondicionamiento del cuerpo de la víctima, lavándolo, vistiéndolo, antes de llevarlo a una sala sanitaria, y retirando del lugar los estupefacientes que se habían proveído a Lucía”.

Durante una hora y media se extendió este lunes el alegato del abogado Gustavo Marceillac ante los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 1 Pablo Viñas, Facundo Gómez Urso y Aldo Carnevale, y al finalizar tuvo el sorpresivo grito de Farías: “Yo no la violé, no la maté”. Inicialmente, el abogado adelantó que no reiteraría conceptos a expresados en la jornada anterior por el fiscal Vicente -a cuya exposición calificó como “prolija y contundente”- y puntualizó que realizaría “aportes complementarios” al diferir en algunas definiciones como el rol jugado por Offidani y Maciel en el crimen.

De esta manera, apuntó que se trata de “un caso de violencia extrema” y afirmó que “ya no es trascendente” si la adolescente murió por el  dolor que le provocó el abuso sexual o si fue abusada con un objeto. Es que, en ese sentido, puso el foco en “adultos que reclutaban menores en la puerta de una escuela para venderles droga y satisfacer sus necesidades sexuales” y señaló que “en este juego perverso y cruel terminaron con la vida de Lucía”. Al respecto, siguió la línea del fiscal en relación a la necesidad de aplicar la “perspectiva de género” en la causa.

 PEDIDO DE PERPETUA PARA FARÍAS Y OFFIDANI 

En cuanto al primer hecho por el que se acusa a Farías y a Offidani -la venta de droga- el abogado coincidió con buena parte de la exposición que dio en su alegato el fiscal Vicente y remarcó que Offidani “no sólo hacía de remís de Farías” sino que apuntó que “también vendía” estupefacientes. De esta manera, hizo alusión al testimonio de una vecina de Farías que relató en el juicio haberlo visto en una oportunidad pasándole pequeños envoltorios a dos jóvenes en la puerta de la casa.

Además, y con respecto a la acusación más fuerte que se centra en el segundo hecho respecto al abuso sexual con acceso carnal agravado en concurso ideal con femicidio, el abogado definió que “plantear una relación deseada -tal como apunta la defensa- es tan absurdo como decir que en el delito de trata de personas con fines de explotación sexual las mujeres de prostituyen porque les gusta y quieren”.

Asimismo, consideró que en una relación simétrica y deseada una “chica joven, sana y atlética no sale de la casa de su novio de esta manera”, “el hombre no mantiene al tanto a su secuaz de cómo va ni le pide más preservativos” ni “(el hombre) al día siguiente de la muerte de la pareja va a comer un asado con los vecinos, se pone a jugar con el perro y sigue vendiendo droga”.

Por otro lado, y en sintonía con el fiscal, el abogado remarcó que “Farías insistió desde el viernes a la tarde con verla a Lucía” y que “ella no quería” y, por el contrario, entendió que la adolescente “solo quería saldar la deuda -por la compra de droga- y eventualmente comprar más” al tiempo que consideró que “se fue de su casa pensado que volvería enseguida”.

Respecto al rol de Offidani y teniendo en cuenta la diferencia de acusación con el fiscal, Marceillac plantó que “debió representarse también el peligro” que suponía el accionar de Farías y, conociendo la situación, “decidió colaborar”. “El dolo se le representó y también lo aceptó”, afirmó y luego sumó que “era plenamente consciente de que Farías estaba abusando de Lucía y le suministraba estupefacientes”. También reparó en que luego del hecho “los dos borraron los mensajes entre ambos en su historial” y definió que “el delito no se habría podido cometer sin el aporte de Offidani”.

 EL ROL DE MACIEL 

El abogado expuso al pedir los cuatro años y medio de prisión para Maciel que “un análisis integral y armónico de la prueba” permite tener por acreditado que el 8 de octubre de 2016 después de la muerte de la adolescente “auxilió a Farías y a Offidani a borrar rastros”, a “higienizar y vestir el cuerpo” y a retirar estupefacientes e información de la casa de Farías.

Inicialmente, el abogado reparó en la particular vida de Maciel, que cumplía funciones en el Centro Provincial de Adicción (CPA) de la ciudad -aunque al momento del hecho se encontraba con tareas pasivas- y lo apuntó por tener una “vida trasgresora y delictiva”.

“No solo tiene relación con quienes vendía droga sino que vivía en un domicilio usurpado en donde se comercializaban estupefacientes”, sostuvo al hacer referencia a algunos testigos que pasaron por el juicio y al hallazgo en el allanamiento a la vivienda de una planta de marihuana, una balanza y un placard acondicionado como indoor.

Por otro lado, Marceillac remarcó estar convencido de que “Lucía murió en la casa de Farías mientras (él) abusaba de ella” y tuvo en cuenta declaraciones de los médicos de la sala de salud que hablaron de que la joven, al ser trasladada al lugar, ya llevaba un rato muerta.

En este marco, y para fundamentar la acusación contra Maciel hizo referencia a un “fuerte olor” a pis que fue detectado por los peritos en sábanas y una frazada que fue secuestrada en la casa de Farías y remarcó que se trató de orina producida tras el deceso. De esta manera, destacó que ese detalle no estaba presente “ni en el cuerpo ni en la ropa” y a partir de ello aseguró que el cuerpo fue higienizado para limpiarle la orina.

Además, y para acreditar el encubrimiento, el abogado tuvo en cuenta que Offidani y Maciel se hayan ido rápidamente de la sala de salud ante la llegada de la policía y que se hayan llevado la llave de la casa de Farías. Esto último, según entendió, fue para “sacar la droga” que Farías le había suministrado a la adolescente.

“Maciel es un mentiroso”, remarcó Marceillac sobre el cierre del análisis de la prueba contra el acusado al hacer referencia a que en su descargo afirmó desconocer a Farías más que de vista. “En su teléfono está la evidencia de una relación muy cercana, hasta de prestarse plata”, afirmó el letrado y así concluyó que el “análisis integral de la prueba pone en evidencia que Maciel cuanto menos ayudó a Farías y Offidani a borrar rastros”.