“Tito” después del accidente: “Estoy bien, agradecido a todos”
A mediados de marzo Juan Alberto Lapalma, jugador de básquet en silla y conocido vendedor ambulante de Plaza Mitre fue atropellado. La comunidad lo ayudó a reparar su silla y contó cómo está su salud luego del siniestro.
El pasado 17 de marzo, durante casi cinco horas una silla de ruedas rodeada por móviles policiales quedó abandonada en el medio de la avenida Colón “a la espera de pericias mecánicas” luego del accidente que se había producido en el cruce con La Rioja. La silla era de Juan Albero Lapalma, quien esa tarde había sido atropellado por un auto y luego trasladado al Hospital Interzonal con lesiones múltiples. Dos semanas después, si bien todavía no pudo volver a jugar al básquet (deporte que practica profesionalmente), ya regresó a su lugar de trabajo, su “quinta”, como irónicamente define: la esquina de Colón e Hipólito Yrigoyen.
Cuando tenía once meses una poliomelitis le dejó secuelas irreversibles. “Tito” tiene 55 años, pudo hacer -y hace- una vida normal, si como normal se entiende a lo que hace la mayoría: conoció a una mujer hace 36 años, se enamoró y formó una familia (que sigue creciendo ahora con siete nietos) con la que vive en su casa del barrio Belisario Roldán, desde donde viene en colectivo con su silla todos los días hasta la Plaza Mitre, donde los vecinos y automovilistas que frecuentan la zona lo reconocen más que por lo que vende en el semáforo, por su gentileza, su amabilidad y su sonrisa.
Cerca de las 17 del jueves 17 de marzo un Fiat Palio color gris que circulaba por La Rioja intentó doblar a la izquierda en la avenida Colón, en dirección a la costa, y embistió a Juan Alberto Lapalma.
“El tipo dijo que no me vio. Me chocó desde atrás. Se bajó para ayudarme, pero me la dio fuerte”, contó el vendedor ambulante y jugador profesional de básquet en silla.
La silla de ruedas quedó destruida. Sin embargo, vecinos y el personal de dos empresas radicadas en los alrededores de Plaza Mitre (Cilap y Osde) lo ayudaron con fondos para que pueda reparar su silla. Mientras arreglan la suya, usa otra que le prestaron.
“Estoy bien. Tuve varios golpes, me duele la cintura, la cadera, la espalda. La silla se rompió bastante pero la gente de Cilap y Osde me dio una mano. Muchos me ayudaron. Estoy muy agradecido con los médicos del HIGA que me atendieron diez puntos, con los enfermeros, con el periodismo, con todos. Estoy bien y de verdad muy agradecido”, explicó “Tito” en diálogo con este medio
Meses atrás Juan Alberto Lapalma había accedido a compartir su historia de vida con QUÉ, con 20 años en la esquina de Colón e Yrigoyen, una familia que lo acompaña y su pasión por el deporte, lo único que lo saca de “la locura que hay en la calle”.
