“Ya no podemos hacer que el vecino se sienta mejor”
La sociedad de fomento de Quebradas de Peralta Ramos tuvo que suspender sus actividades. Es que por las deudas del gobierno, les sacaron el medidor de luz. “Somos grandes para que nos digan que no hay más plata”, se quejan.
El barrio Quebradas de Peralta Ramos, ubicado a unos 15 kilómetro del centro de Mar del Plata, alberga a unas 300 personas, según los cálculos de los vecinos. En el barrio faltan servicios, faltan recursos, falta desarrollo, pero lo logrado en los últimos años se destaca. Sin embargo, esos logros, que incluyen el impulso de una sociedad de fomento, hoy se ven afectados. La sede vecinal tuvo que suspender todas sus actividades educativas y sociales porque le sacaron el medidor de la luz. ¿La causa? Las deudas del Municipio, que en este caso acumula nueve meses.
Los reclamos generalizados de las sociedades de fomento tienen detrás historias de esfuerzo, de dedicación. Un caso es el de Quebradas de Peralta Ramos que tras un proyecto de desarrollo impulsado desde 2008 se encuentra hoy un parate forzado: la sede de la sociedad de fomento –todavía a medio terminar- se quedó esta semana sin el servicio de la luz por deudas y como consecuencia se suspendieron todas las actividades: estudios primarios y secundarios, talleres de cerámica y de guitarra, atención de la salud, deportes.
“Veníamos con un proyecto de trabajo que iniciamos en 2008, liberamos un predio usurpado durante 30 años. Ahí ahora funciona una plaza, una sociedad de fomento y su consecuente ampliación y tenemos un proyecto de un centro de salud”, cuenta Pablo Álvarez, tesorero de la sociedad de fomento.
Sin embargo, los montos adeudados del Municipio hicieron que se detuviera. “Lo que respecta al convenio de contraprestación hace seis meses no lo cobramos. En total son nueve meses de duda, $175 mil”, explica el fomentista.
Es que esa deuda hizo que comenzaran a retrasarse en el pago de los servicios como la luz y si bien se habían esforzado por comenzar a abonar, esta semana la empresa dispuso el retiro del medidor. “Llegó el día y EDEA nos cortó la luz: no podemos dar primaria, secundaria, taller de cerámica, de guitarra. Ya no podemos hacer que el vecino se sienta mejor. No podemos dar ese lugar familiar. Los vecinos perdieron su espacio”, lamenta Pablo Álvarez.
Y entonces, con enojo, expresa: “Acá la Justicia es clara: si vos no pagás la luz te llevan el medidor porque la empresa necesita recaudar. Ahora la Municipalidad lleva seis meses sin pagarte un convenio firmado y no pasa nada”.
A partir de esta situación el vecinalista dice que la realidad les duele. “Se decreta una emergencia económica en la que se ve que para algunas cosas hay dinero y para otras no. Y nos están llevando a un lugar en el que el vecinalismo no quiere estar, porque no está para estar en la calle para que se paguen deudas”, señala y apunta: “Ya somos grandes para que nos digan que no hay más plata”.
Pese a este panorama, el dirigente barrial dice que “el vecinalismo puede seguir soñando”. Y rápidamente plantea la proyección de comenzar con la construcción de un centro de salud comunitario que tanta falta hace en el barrio. “Que de acá a fin de año alguien venga y me diga que estoy loco, pero va a ver que ese proyecto se empezó a hacer realidad”, se esperanza.
