Domingo 19 de mayo | Mar del Plata
13/12/2014

Felipe, teléfono, casa: el joven que podría vivir en Marte

Felipe Campos Otamendi tiene 32 años, un hijo de 12 y vive en Playa Serena. Se anotó en Mars One, proyecto que planea mandar humanos al planeta rojo en el 2023 y hacer un reality show. Si pasa el último filtro empezará el entrenamiento.

Felipe, teléfono, casa: el joven que podría vivir en Marte
(Foto Lucho Gargiulo).

Llegaron porque tenían miedo o porque no lo tenían, porque eran felices o desdichados, porque se sentían como los Peregrinos, o porque no se sentían como los Peregrinos. Cada uno de ellos tenía una razón diferente. Abandonaban mujeres odiosas, trabajos odiosos o ciudades odiosas; venían para encontrar algo, dejar algo o conseguir algo; para desenterrar algo, enterrar algo o alejarse de algo. Venían con sueños ridículos, con sueños nobles o sin sueños. El dedo del gobierno señalaba desde letreros a cuatro colores, en innumerables ciudades: HAY TRABAJO PARA USTED EN EL CIELO. ¡VISITE MARTE!

Ray Bradbury, Crónicas Marcianas, 1950.

 

Existe un proyecto privado para mandar permanentemente personas a Marte y que, una vez allá, realicen investigaciones científicas y, claro, un reality show. El objetivo de Mars One es lograr establecer una pequeña aldea de 44 personas en el planeta rojo. Pero ¿quién podría querer sacar un pasaje de ida a otro planeta? Aunque usted no lo crea, más de 200 mil personas en todo el mundo se anotaron el año pasado para ser marcianos y hoy, luego de algunos filtros, solo restan unas 650, entre ellas, un marplatense, Felipe Campos Otamendi.

Felipe es marplatense, tiene 32 años, vive en Playa Serena, surfea, tiene un hijo de 12 años, es técnico en alimentos en el INTI y quiere llegar a Marte. Esa es la aventura, como le gusta llamar a todo lo relacionado al proyecto de Mars One. Compara esta nueva odisea de la humanidad con el viaje de Colón hace más de 500 años a través del Atlántico o la llegada a la Luna en 1969. “Va a ser una aventura, algo que se perdió en la historia. En esos viajes no sabían si volvían o no”, dice.

“Me enteré en mayo de 2013 de Mars One; me metí en internet, vi que era real y me anoté. No tuve que pensar mucho”, explica Felipe sobre su decisión de estar en un proyecto que tal vez lo lleve a Marte en el 2023 sin posibilidad de retorno, dejando a su hijo y a toda su familia en la Tierra, y agrega: “Siempre me gustó la idea, de chico siempre quise ser astronauta”.

—¿Cómo se toma tu familia que te quieras ir a Marte?

Mi hijo está re contento, siempre miramos las películas del espacio y a los dos nos atrae. Estamos disfrutando juntos. Además, cuando llegue el momento de ir a Marte, él ya va a ser grande. Y bueno, después de anotarme me puse de novio, así que a mi novia no le quedó otra que aceptar. Es como irse a vivir a Japón o la Antártida, sin poder volver.

—Pero Marte es bastante más lejos…

Es lejos, pero tenés toda la tecnología de punta. Vamos a tener todo lo que es multimedia: internet, whatsapp y hasta playstation. Lo que se pierde, además del contacto físico, es hablar por teléfono, porque por la distancia hay mucho tiempo entre las respuestas.

—¿Cómo es el proceso de preselección?

Se habían anotado 200 mil personas, ahora somos 650. Después del verano, hay un filtro más en el que quedarán 150 y después empieza el entrenamiento. Este próximo filtro será un test psicológico para medir la capacidad de cada uno a adaptarse en situaciones de estrés.

—¿Qué sigue en tu vida si pasás el siguiente filtro?

Viene la parte académica. Mucho estudio, ya que piden que todas las personas estén preparadas en medicina, biología, ingeniería o geología. Viene el entrenamiento: se montará en la Tierra la misma estación que usaremos en Marte y la idea que tienen es que en esa etapa empiece un reality show para recaudar fondos.

—¿Cómo funcionarán las estaciones de entrenamiento?

Irán grupos de cuatro personas por períodos de tres meses, para ver cómo se llevan las personas. El plan es llegar al 2023 con unos quince equipos de cuatro preparados para viajar a Marte y que todo el mundo vote para ver quiénes son los primeros en ir.

—¿Van a cobrar un sueldo los años que dure el entrenamiento?

Nos dijeron que habrá una remuneración a partir de que empecemos a estudiar. No nos dijeron los montos, pero tendremos un sueldo que se sustentará con los ingresos del reality.

Todo votado por el reality show. Gran espectáculo montado por el holandés Bars Lansdorp, quien contrató a la NASA para llevar a cabo este proyecto, que además incluye a empresas de Italia, China y otros países. Estiman que enviar a las primeras cuatro personas a Marte costará unos 6 mil millones de dólares.

 

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Y los hombres se lanzaban al espacio. Al principio sólo unos pocos, unas docenas, porque casi todos se sentían enfermos aun antes que el cohete dejara la Tierra. Y a esta enfermedad la llamaban la soledad, porque cuando uno ve que su casa se reduce hasta tener el tamaño de un puño, de una nuez, de una cabeza de alfiler, y luego desaparece detrás de una estela de fuego, uno siente que nunca ha nacido, que no hay ciudades, que uno no está en ninguna parte, y sólo hay espacio alrededor, sin nada familiar, sólo otros hombres extraños. Y cuando los estados de Illinois, lowa, Missouri o Montana desaparecen en un mar de nubes, y más aún, cuando los Estados Unidos son sólo una isla envuelta en nieblas y todo el planeta parece una pelota embarrada lanzada a lo lejos, entonces uno se siente verdaderamente solo, errando por las llanuras del espacio, en busca de un mundo que es imposible imaginar.

Ray Bradbury, Crónicas Marcianas, 1950.

 

—¿Cómo te imaginás Marte?

Totalmente distinto, super heavy, no hay forma de comparar. Debe ser como ir a vivir a la Antártida, donde uno necesita ponerse equipos para vivir. Es muy extremo todo, hay que estar preparados para todo tipo de situaciones que te pongan al límite.

Felipe dice que “la importancia de mandar personas a Marte es que allá será todo a prueba y error, como desarrollar tecnología e investigar”.

Los equipos de cuatro personas que mandarán a Marte a partir de 2023 serán mixtos, en todos irán dos hombres y dos mujeres. De esos cuatro astronautas, dos estarán capacitadas en medicina. El proyecto contempla que cada dos años se manden otras cuatro individuos hasta llegar a 44 para formar la aldea. Además, en cada viaje mandarán nuevas tecnologías y suministros.

“En Marte -se anima a soñar Felipe- estará la posibilidad de formar pareja y todo. En el caso de un embarazo, todavía no se sabe cómo se desarrolla un embrión sin gravedad. Primero hay que asegurar que el bebé nazca bien. Es una posibilidad, pero hay que tener muchos recaudos”.

—¿Cómo van a sobrevivir en Marte?

Van a mandar ocho misiones antes de que lleguen las primeras personas. Allá hay agua en forma sólida mezclada con otros minerales y la idea es levantar esa tierra, evaporarla y, como si fuera un destilador, agregarle los elementos para que sea potable. En otra misión, llevarán plantas para ver si pueden sobrevivir. La idea es hacer una huerta con variedad para poder sobrevivir con una dieta vegetariana.

—¿Y qué van a hacer una vez instalados en Marte?

La idea es que todos estén capacitados en distintas áreas de ciencias para hacer investigaciones. Vamos a investigar el planeta con dos vehículos, seguro vamos a estar entretenidos todo el tiempo.

—¿Y cómo se va a organizar la aldea?

Ese es otro experimento, la parte social va a ser muy importante. Es un desafío ver cómo nos organizaremos, quién será líder o hasta si surge una religión. Las leyes de la aldea las vamos a armar en conjunto con la gente de Mars One.

—¿Y el idioma?

Vamos a hablar en inglés; en Marte, se habla inglés.

En Marte, al parecer, se hablará inglés y se filmará un reality show.

 

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No era raro, por lo tanto, que los primeros hombres fueran pocos. Crecieron y crecieron en número hasta superar a los hombres que ya se encontraban en Marte. Los números eran alentadores.

Pero los primeros solitarios no tuvieron ese consuelo.

Ray Bradbury, Crónicas Marcianas, 1950.

 

En el proyecto, hay anotadas personas de todo tipo: “Como un boliviano piloto de avión, un mexicano que es astronauta y que está en la NASA, hasta un tipo que es como el de Ironman, un genio en la tecnología que se metió para desarrollar cosas, y después hay algunos más normales, como yo, que no terminé la universidad”, cuenta Felipe.

El marplatense que quiere ir al espacio está preocupado porque no sabe hablar bien inglés. Se anotó en un proyecto para ir a Marte sin posibilidad de retorno y hoy su preocupación es que no habla bien inglés. “Me defiendo con el idioma, pero cosas muy profundas como ‘¿qué sentís si te roban el dentífrico?’ no podría decir. Pero si Carlitos (Tevez) lo pudo lograr, ¿por qué yo no?”, sostiene.

Marte -asegura- es la siguiente meta; si podemos ir allá e instalarnos, no hay límites. Allá será todo con tecnología limpia, no vamos a contaminar, será todo reciclable.

Pensar que ese “allá” es un planeta que queda a unos 100 millones de kilómetros y que el que vaya “allá” significa que ya no podrá volver “acá”. A pesar de que todavía falta, Felipe ya se siente parte de esas 44 personas que irán por primera vez a Marte, a instalar una aldea en otro mundo. Todavía le falta pasar un filtro, un examen psicológico que le tomarán después del verano, pero ya se siente parte de esta aventura espacial que marcará la historia, de estas crónicas marcianas filmadas a través de un reality show.

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13/12/2014