“Menea para mí”, una obra que desborda realidad
Mariana Cumbi Bustiza dialogó con QUÉ Digital sobre la pieza que dirige y que se presenta esta temporada los jueves en el Club del Teatro y los sábados en la Melany, a la gorra.
“La obra cuenta la historia de Maxi, y a través de él se dan a conocer sus amores, familia, amigos y lo que es vivir y crecer dentro de los sectores más excluidos”, sintetizó para QUÉ Digital Mariana Cumbi Bustiza, quien dirige la obra “Menea para mí” para demostrar que el teatro, además de entretener, puede acercar al público a la realidad de una sociedad marginal que muchas veces se decide ignorar.
La obra arribó a Mar del Plata para hacer funciones en enero y febrero, y sale a escena todos los jueves a las 21.30 en el Club del Teatro, Rivadavia 3422. Y también se presenta todos los sábados a las 20 en el Teatro Melany del Centro de Arte RadioCity+RoxyComedy+Melany, San Luis 1750. La entrada en ambos lugares es a la “gorra” hasta colmar la capacidad de la sala.
El elenco está integrado por Luciano Crispi, Ezequiel Baquero, Catalina Jure, Natalia Gatto, Ornella Fazio, Germán Matías, Vanina Cavallito y Mercedes Hazaña. En su primera pieza como directora, Cumbi Bustinza se remontó a experiencias personales para brindar un mensaje ofreciendo una mirada de comprensión sobre la vida de esos jóvenes. Recurriendo a la música de cumbia como hilo conductor de un estilo de vida, y a diversas técnicas teatrales y de improvisación, logra una muestra de excelencia en una puesta que conduce a la vida misma. Esa que encontramos a la vuelta de la esquina, la lleva al escenario teatral para verla y sentirla.
Más de 10.000 espectadores ya la vieron, convirtiéndola en un suceso que ya superó las 150 funciones. Fue destacada con una Mención Especial “A la Actividad Teatral” en los Premios Teatro XXI que otorga el Grupo de Estudios de Teatro Argentino e Iberoamericano y la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Además, Luciano Crispi fue nominado en los Premios Hugo 2018 como Mejor Intérprete Musical Off.
Foto: prensa Julia de la Cruz
-¿Cómo fue el proceso creativo hasta montar la obra?
-Hace varios años tenía la idea de llevar a escena una historia de amor que suceda en un barrio bajo, en alguna zona humilde de la ciudad de Buenos Aires. Luego de una audición cerrada, definí un elenco de ocho actores/bailarines y comenzamos a investigar en una obra de teatro que uniera la actuación, la danza y el canto. Menea Para Mí se terminó de crear luego de varios meses de ensayos sobre escena, creación de canciones originales y realización de coreografías, además de la asimilación de un lenguaje propio de la clase social más vulnerable.
– ¿En qué trabajaron para la composición de los personajes?
-Apoyados sobre todo en la observación directa en la calle, entrevistas, y la investigación sobre materiales audiovisuales. Así se crearon los personajes de esta historia con la mayor profundidad posible, alejados de los estereotipos. El desafío era proyectar a la platea la humanidad de estas personas por sobre los juicios a los que se las suele someter. Si bien hay gestualidades, modos y formas codificadas que establecen un grupo de pertenencia e identitario -que incorporamos fielmente para los personajes- pusimos el acento en la emocionalidad de ellos.
-¿Qué tuvieron en cuenta para el montaje escenográfico?
– La realización y el concepto de la escenografía es de Agustín Addesso. Su trabajo busca introducir al público en el barrio; dar la sensación de que se ingresa a un mundo que conocemos pero que por lo general no atravesamos. Romper con la cuarta pared del teatro más convencional y generar que la escenografía esté más orientada a una instalación y al concepto de “escenografía viva”, donde función a función, al igual que sucede con la actuación, evolucione y también narre.
– ¿La dramaturgia es propia? ¿En qué fue inspirada la historia?
– Sí. Menea para mí tiene su germen en algunas situaciones que conocí muy de cerca cuando era más joven. Quise trasladar al texto esas sensaciones y experiencias que, desde luego, fueron ficcionadas. Para poder transmitir la crudeza de la realidad de estas pibas y pibes hay que conocerla; al menos haber estado cerca. Durante mucho tiempo ese material rondaba en mi cabeza y emoción hasta que después fue volcado en esta historia, que no deja de emocionarme cada vez que la veo, hace cinco años ya. No hay posiciones firmes ni moralinas, sólo la intención de contar lo que no se muestra tanto de nuestra sociedad marginal.
