Sábado 27 de abril | Mar del Plata
10/09/2015

Cualquier cosita arranquen

Somos grandes, el tiempo ha hecho su trabajo y aquí estamos, en la lucha, con una vida que es como quiere ser y no como pensamos que iba a ser. Voy más allá de los que se forraron en guita, los que se quedaron pelados, los que tienen una familia genial (ninguna familia es genial)…

 

Somos grandes, el tiempo ha hecho su trabajo y aquí estamos, en la lucha, con una vida que es como quiere ser y no como pensamos que iba a ser. Voy más allá de los que se forraron en guita, los que se quedaron pelados, los que tienen una familia genial (ninguna familia es genial) o de aquellos a los que sorprendió la parca con una sonrisa grandota y un abrazo a puro hueso. Digo que la vida es un devenir sin guión, una botella arrojada por un náufrago, y que las cosas están donde tienen que estar, sea esto un castigo o una bendición. Y lo digo porque de pronto me vi inmerso en un grupo de whatsapp.

Alguien, a quien la nostalgia le pellizca los talones, quiso juntar esos pedazos que el tiempo hizo volar por los aires, esas vidas desperdigadas, ahora desconocidas, que alguna vez formaron parte de una misma cosa. Juzgué las razones por las cuales debería acceder a tal pedido. Repasé mentalmente aquellas vidas, sus nombres, lo que significaban para mí, el papel que cada uno jugaba para el resto, y me dije que estaba bueno dejarlo así, tal cual podía recordarlo. Después me pregunté con cuántos de ellos me gustaría haber tenido una relación fluida, un contacto frecuente. No supe contestar eso más que con lo que pasó. Ninguno de ellos formaba parte de mi vida actual, ni siquiera de un modo fantasmal y secundario, circunstancial o forzado. No tienen nada que ver conmigo, ni yo con ellos, aun cuando el recuerdo les otorgara la potencia sentimental de una foto familiar.

Lamento decir que todo eso ya no existe, y que vivir es ir dejando atrás ciertas cosas, no por malicia o taradez fóbica, sino porque nada es lo que era.

Es pueril creer que la evocación será capaz de recrear el punto exacto, la magia irrepetible de un momento dado. Quizás en esto haya más de morbo que de comunión. Casi un cinismo comparativo donde poder reubicarse en el mapa de la vida. Pero por sobre todo, una innecesaria tortura que doblega al niño interior.

Tal vez solo soy un ogro, un ogro de ciudad feo y sucio, que desea mirar la vida desde el punto en el cual está. Me cuesta ponerlo de otro modo, en sí, no me interesa verlos, descorrer el velo de esos Dorian Gray. Es un no directo y sincero. No lleva excusas bobas de no puedo. Soy un ogro, ya lo dije; pero un ogro que cree en el azar como maestro de ceremonias.

Una vuelta volví a la casa donde fui niño, un pueblito donde los relojes no cuentan. Me saqué una foto en la vereda, con la casa de fondo. Tenía el mismo aspecto que hace décadas atrás. Tanto que pensé que yo mismo saldría hecho un niño a darme un abrazo. Después, desde el patio de una conocida que seguía viviendo a la vuelta, me trepé para ver mi viejo patio, y lo vi mucho más chico, igual que las calles que supe andar. Las dimensiones extraordinarias del niño caían bajo el peso de la perspectiva adulta. El mismo desorden puede aplicarse a las relaciones entre pasado y presente. La mirada infantil, el mundo que lo circunda, la dimensión de aquellas personas que compartieron el acontecimiento de empezar a vivir la vida, también están afectadas por cierta distorsión de la sensibilidad. Con el tiempo, hasta los padres dejan de ser geniales y se convierten en seres imperfectos. Jugar deja de ser todo lo que incluye vivir, y empezás a enfrentarte con las cosas y a tener que trabajar para conseguirlas. Descubrís que la muerte no es una posibilidad sino una certeza, y acaso llegues a saber que los compañeritos de tu querido y antiguo colegio (incluyéndote) no se parecen en nada a lo que recordás. Todo sucede en un plano distinto.

Ahora estás ante Morpheus con los brazos extendidos y una píldora en cada mano. La azul: el cuento termina, despiertas en tu cama creyendo lo que quieras creer. La roja: permaneces en el país de las maravillas y te muestran qué tan profundo llega el agujero del conejo, y todo lo que te ofrecen, por crudo que pueda ser, es nada más que la verdad.

10/09/2015