¿Qué dejaron las PASO?
Editorial QUÉ, en la radio
El simulacro electoral de las PASO terminó. Los que consiguieron un bote y no se ahogaron pudieron ir a votar en esta fecha que funciona como una encuesta oficial y como un filtro para que los partidos barriales, de izquierda o un tanto fascistas no asomen la nariz en las grandes ligas.
Carlos Arroyo se calzó el piloto de intendente y festejó haberle ganado a Vilma Baragiola, a Gustavo Pulti y a todos los que rayen. Así las cosas, y de no haber modificaciones en octubre, el nuevo intendente tiene nombre, apellido y 70 años.
El radicalismo hizo agua en estas PASO en las que no tendrán una lista propia. Aunque más agua hicieron las calles de tierra, las escuelas que se llovieron, los barrios que se inundaron y los fiscales de mesa que no sabían qué hacer por no haber hecho el posgrado de reponer boletas.
Cuando decimos que las elecciones son una celebración de la democracia, en verdad también tendríamos que decir que son una confirmación de lo bueno y lo malo de la sociedad. De lo que se hizo y todo lo que falta. De las carencias, de las desigualdades, de las evidencias de un Estado que no llega, de escuelas hechas mierda, de jubilados que se arrastran para ir a votar, que se arrastran. De pibes que eligen elegir por primera vez, pero sin saber. De tantos que eligen sin saber.
Las elecciones son la oportunidad de tomar examen y ponerle nota a nuestros políticos, porque son nuestros, porque trabajan para nosotros, para todos. Es el momento de decirles bien claro: “Bueno, te votamos, pero para que hagas algo de una vez por todas; mirá que en cuatro años no te votamos un carajo”.
El simulacro de las PASO terminó, de acá a octubre va a ser una carnicería y vamos a quedar todos salpicados. Esperemos celebrar todos juntos, sería genial ¿No?
