Sábado 27 de abril | Mar del Plata
04/10/2015

“Solo creo en el periodismo que hacés desde tu lugar político”

En una entrevista con QUÉ, la periodista y legisladora Gabriela Cerruti habló de su libro “El Pibe”, sobre la vida de Mauricio Macri. Aseguró que él “no quiere ser presidente sino ser el Estado” y que no ganará las elecciones en octubre.

“Solo creo en el periodismo que hacés desde tu lugar político”
(Fotos: Lucho Gargiulo)

-Por qué decidió que quería ser presidente?

-Siempre me importó la política, me gustó, me parecía que tenía mucho para dar.

-Pero no queda claro cuándo, por qué lo decidió. Está claro que decidió irse a Boca después de una pelea con su padre.

-Nunca me iba a dejar ser nadie en la empresa. En Boca no se podía meter. Incluso alguna vez me llamó y trató de opinar, le dije: “Viejo, vos de fútbol no sabés nada”.

Está claro. Ahora… ¿por qué quiso ser presidente?

-Yo creo que la mejor definición me la dio Gregorio Chodos, que es como un padre para mí. El me dijo: “Mauricio, en la vida están los que eligen tener y los que eligen ser. Vos elegiste ser”. Y yo siento eso. Que yo tenía todo ya. Así que elegí ser.

La periodista que interpela es Gabriela Cerruti, también legisladora porteña de Nuevo Encuentro. Dice ser “casi tan kirchnerista como antimacrista”. El que responde es justamente Mauricio Macri, el jefe Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el expresidente de Boca, el candidato a presidente de la Argentina, el hijo de Franco Macri, el hombre al que Cerruti busca poner en el banquillo a través de la reedición de “El Pibe”, libro que presentó este fin de semana en Mar del Plata y sobre el cual habló con QUÉ en una entrevista.

Aquel pasaje del libro se ubica en uno de los primeros capítulos, pero tal vez el cruce de preguntas y respuestas sea el que mejor resuma la historia: una legisladora que da muestras de su habilidad como periodista opositora al macrismo, un hombre con una eterna lucha de egos con su padre, la concepción de ser en lugar de tener (según la autora no busca ser presidente, sino “ser el Estado”), un pasado en Boca Juniors como “una diversión” y a la vez un refugio para escapar del control de Franco Macri. y una aspiración política sesgada por la ambición empresarial.

Gabriela Cerruti estuvo casi dos años -junto a su equipo- detrás de Mauricio Macri. La investigación política y periodística fue exhaustiva, pero a “El Pibe” lo escribió rápido. Confiesa que escribe casi tan rápido como habla. Lo publicó en el 2010 y lo reeditó en 2015, justo antes de que aquel niño rico amado y odiado, temido y subestimado, procesado y amparado, pueda convertirse en el próximo presidente de la Argentina.

-¿Por qué lo elegiste a Mauricio Macri?

-Macri no es cualquier personaje. La Argentina fue gobernada por la derecha muchas veces. Por los golpes militares, el FMI o porque la derecha metía ministros en gobiernos supuestamente populares. Pero nunca hubo nadie nacido y criado en la derecha que fuera candidato a presidente y que incluso tuviera posibilidades de gobernar.

-¿Desde dónde elegiste adentrarte en su historia?

-El primer conflicto con el tema Macri lo tuve cuando pasó a la segunda vuelta en el 2007. Yo era candidata a legisladora y en ese momento perdimos la primera vuelta, me reuní con Néstor Kirchner y decidimos apoyarlo a Filmus. Notamos que si Macri ganaba en la Ciudad de Buenos Aires iba a ser peligrosísimo, porque desde ahí iba a construir la proyección nacional. Y tenía razón, aunque todo el mundo me decía que si Macri gobernaba volcaba rápido. Pero no es tan fácil volcar la Ciudad porque hay un presupuesto de 80 mil millones de pesos. Y el tipo venía con una visión de que los grupos económicos de la derecha del campo lo estaban bancando para que fuera candidato a presidente. Apenas asumió Macri lo nombró a (Nicolás) Caputo jefe de asesores en la Jefatura de Gobierno. Salí a denunciarlo y tuvo que renunciar.

-Se dice que votar a Macri es volver a los ’90 y por esos años publicaste “El Jefe”, con una lógica similar aunque con Carlos Ménem como protagonista ¿qué relación encontraste entre ambos?

-Hay una relación con el gobierno de Menem. “El Jefe” y “El Pibe” cuentan en un centro del libro el peor momento económico de la Argentina, al menos el que a mí me tocó transitar en mi juventud, que fue el neoliberalismo, el desguace del Estado. Y en ese momento lo hicieron juntos Menem y Macri de dos lados distintos del mostrador. Así como Menem cuenta cómo era su relación con los Macri, Macri me cuenta con impunidad cómo le ponía ministros a Ménem. Había una necesidad de contar la otra parte de esa historia de la privatización. Los periodistas tendemos a creer que el problema es la política y en realidad es la economía la que manda. Ahora en el macrismo ya no hay más dos lados del mostrador; la economía, los negocios y las empresas se instalan en el Estado.

Gabriela Cerruti es periodista, escritora, política y docente. Desde 2007 es legisladora porteña y encabeza el bloque del partido Nuevo Encuentro. Estudió Periodismo en la Facultad de Periodismo de La Plata. Realizó un posgrado en la Universidad de Westminster, en Londres, mientras trabajaba como corresponsal del diario Página/12, del que luego fue editora de la sección Política.

-En algunos momentos del libro la periodista se mezcla con la legisladora opositora ¿eso te enriquece o te condiciona al momento de escribir?

-Yo tengo muchas vidas en una. Y todas se mezclan en cada cosa que voy haciendo y eso está bueno. No tengo ningún prejuicio porque he pasado por todas las clases sociales en mi vida. Las transité de visitante o de local. Conocí el poder muy de adentro cuando de muy joven me tocó cubrir el menemismo y las transas del poder en ese momento. Pero ya en ese entonces era una ferviente militante antimenemista. Militaba en la Rodolfo Walsh de la Universidad de La Plata y en el Sindicato de Prensa. No creo en otro tipo de periodismo que el que hacés desde tu lugar político.

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-La lectura rápida que puede hacerse es que la reedición del libro sale publicada justo antes de las elecciones como una jugada política. Sin embargo en los ’90 cuando publicaste “El Jefe”, antes de la reelección de Ménem, no influyó para nada en la decisión de los votantes…

-No, nos cagaron a votos. Todo lo contrario. Este libro lo publicamos en el 2010 y ahora lo reeditamos efectivamente porque está la campaña. Yo estoy obsesionada con hacer docencia y contarle al resto del país cómo es el gobierno de Macri en la Ciudad de Buenos Aires. Yo lo miraba en los spots que salieron en estos días diciendo que va a poner cloacas en todo el país y pensaba… poné cloacas en la Villa 31 que hace ocho que estás y tenés un presupuesto de 80 mil millones de pesos. A su vez, María Eugenia Vidal estrelló el Ministerio de Desarrollo Social cuando fue ministra, no hizo nada como vicejefa y hace un año que no pisa la Legislatura porteña y ahora viene a transitar la Provincia de Buenos Aires como una carmelita descalza contando lo que dice que va a hacer. Lo que pasa es que tuvieron durante mucho tiempo una protección mediática fenomenal.

Su libro “El Jefe. Vida y obra de Carlos Saúl Ménem” se convirtió en un best seller y fue reeditado 19 veces. También escribió “El octavo círculo. Crónica y entretelones de la Argentina menemista”, “Herederos del silencio” y “Vivir bien en Buenos Aires”.

-Buena parte del libro gira en torno a la relación entre Franco Macri y Mauricio ¿entendés que hay una lucha de egos por el poder entre padre e hijo?

-Los libros tienen que ser atractivos porque la gente tiene que divertirse cuando los lee, sino es un plomo. Hay una cosa entre padre e hijo que es muy fuerte. Franco tiene esa impronta de película italiana que ha convivido con estrellas, la mafia y los Papas. Te lo podés imaginar tranquilamente como uno de los personajes de El Padrino o uno de los de Mastroianni. Mauricio es otra cosa, es un Blanco Villegas, es el hijo de su mamá. Si los dos han vivido del Estado, él ha vivido diferente. Franco es el Estado italiano, es la FIAT, es la necesidad de que el Estado crezca para contratarte y entonces hay que estar bien con todos los gobiernos para que la empresa crezca, con cierto glamour o algo del jet-set. Mauricio tiene la visión más americana de los negocios. Tiene la visión del capitalismo para los amigos, eso se vio bien cuando se quedó con el correo. No es casual que el primer gran negocio de Mauricio lo haya hecho con Donald Trump.

-De alguna manera deslizás la idea de que Mauricio se metió en la política con la aspiración de ser más que su padre…

-Creo que a la política se mete por diferentes razones. Él se mete en Boca primero porque era el único lugar en el que su padre, que no entiende nada de fútbol, no podía meterse. Y de ahí salta a la política. Pero también se mete a la política incentivado por el padre. Durante años cada vez que un presidente asumía, el primer empresario que lo iba a ver y le ofrecía plata era Franco Macri y lo llevaba a Mauricio. Los primeros que le ponen plata a la junta coordinadora de Alfonsín son los Macri. Han tratado de estar bien con todos los gobiernos. Lo que también creo es que hay una vocación muy grande desde el punto de vista de algo que él dice, que habla de querer ser en lugar de tener.

-¿Cómo interpretas esas ganas de “ser” que te dijo Mauricio Macri para el final del libro?

-Le propuse que él dijera la última línea del libro. Ahí me dice que “quisiera que lo describiera como un hombre contento de haber elegido ser en lugar de conformarse meramente con tener”. Cuando el libro se publicó en 2010 lo entendí de una manera, pero ahora me doy cuenta de que lo que realidad dice es que él quiere ser el Estado, no presidente. No tener empresas que el Estado contrate, sino ser el Estado que pongas las reglas de juego.

-¿Algo así como una falsa humildad?

-Tal vez lo que nos cueste ver, porque tenemos mundos diferentes y sistemas diferentes de creencias, es lo que representa el ser para Macri. Parece que dijera que quiere ser presidente en lugar de tener negocios, pero lo que quiere es ser el Estado para que no le marquen reglas por encima de él. Y eso se vio en estos años de su gobierno en la Ciudad, donde ya no hay dos lados del mostrador, sino que están las empresas gobernando la Ciudad de Buenos Aires, donde hoy hay el mayor desarrollo de construcción inmobiliaria de la historia y el mayor déficit habitacional. Las construyen los amigos de ellos para tenerlas encanutadas hasta que explote el dólar.

-¿Y lo que lo mantiene en el poder es el dinero o la ambición entonces?

-No sé qué va a pasar si no gana. No sé si se mantiene. No va a ganar.

-La posibilidad concreta la tiene…

-No va a ganar, de ninguna manera. Gana Scioli en primera vuelta.

-Y si no gana ¿no creés que en algún lugar políticamente se ubicará igual?

-O no y volverá a lo único que le divierte, que es Boca.

-¿Le divierte?

-Sí totalmente, es su verdadera pasión. Le encanta el poder pero no las discusiones políticas. Le gusta mucho el jet-set, figurar y todo lo que se consigue con el poder, más que el poder en sí mismo.

-¿Cómo sería eso?

-He conocido a muchos presidentes y hay diferencia entre a los que les gusta el poder por lo que significa y a los que les gusta lo que se consigue con el poder. Macri es de ese tipo de personas. Entonces si no tiene el poder buscará obtener lo que consigue a través del poder, pero de otra manera.

-¿Y al “Jefe” creés que le atraía lo mismo del poder?

-Hubo un momento de la historia que los juntó haciendo negocios. Pero Ménem y Macri son diferentes. La parte en la que coinciden es que los dos dejaron que los empresarios gobiernaran. En el caso de Ménem dejó que los empresarios hicieran lo suyo y él se corrió, mientras que Macri es un empresario. Ménem era un bicho de la política y pudo mantenerse en el gobierno precisamente por la política. Es decir, Macri no haría jamás el Pacto de Olivos. No tiene esa capacidad de armar que Ménem evidentemente tenía.

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-Más allá del trabajo periodístico y del rol como escritora, no dejás de ser una legisladora opositora a Macri. Dentro de todo lo que denunciás en el libro ¿cómo vas a accionar política y legalmente?

-Ahora estoy preparando una denuncia contra Caputo porque muchos periodistas desde que está este gobierno hace 12 años están buscando la relación con algún empresario de Santa Cruz, y acá tenemos un jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que dice que le prestó fortuna al mayor contratista de la Ciudad y la declaración jurada de Macri es una confesión de culpabilidad. No puede prestarle guita a un contratista del Estado y además claramente están enjuagando guita, porque le está prestando plata a un tipo con muchísimo dinero. Esas cosas, como lo que hacen con la pauta publicitaria o lo que hicieron con Niembro, son las cosas que te desconciertan. El tipo presenta dos declaraciones juradas distintas en el mismo período fiscal. A mí, mi contadora me mata si hago eso.

-¿Es impune entonces?

-Creo que hay una cosa de chico rico impune que lo lleva a hacer estas cosas. Lo de Niembro tiene un nivel de impunidad total. Y durante mucho tiempo entre el amparo mediático y el enamoramiento de los porteños, que a muchos les hubiera encantado ser Macri o Mirtha Legrand… ahora nadie puede creer que sea corrupto. Y sí, te lo venimos diciendo hace ocho años.

-Macri está procesado, pero más allá de cierta protección mediática, ¿creés que está amparado por la Justicia?

-Fue procesado durante los cuatro gobiernos democráticos. Está procesado por un juez, confirmado por la Cámara Penal y la Cámara de Casación. Los tres primeros terminaron en la corte menemista y lo terminaron liberando, pero nunca se declaró que no fuera culpable ni del contrabando de autos, ni de las cámaras de seguridad de Boca ni del defalco con el correo.

-¿Y si gana las elecciones?

-No va a ganar.

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