Sábado 27 de abril | Mar del Plata
04/09/2016

Ixmix, una sociedad de piñas y nueces en la que todos sonríen

Tienen decenas de oficios y desde 1998 están en la Diagonal de los Artesanos. Algunos los coleccionan y encargan modelos. Son marplatenses y recorren el país. “Me gusta que la gente sonría al verlos”, contó Pablo, quien les da vida.

Ixmix, una sociedad de piñas y nueces en la que todos sonríen
(Fotos: Evelyn Bazzana/QUÉ Digital)

Se llaman Ixmix y ya cumplieron la mayoría de edad en la Diagonal de los Artesanos de Mar del Plata. Pablo, el artista que les da vida, los vende en uno de los puestos desde 1998 y pasó ya 18 inviernos en la Feria rodeado de deportistas, científicos, obreros, médicos y músicos de piña, nueces, zapallos y ramas secas.

El último puesto del paseo de artesanos antes de pisar la esquina de Diagonal Pueyrredon y San Martín reconstruye una sociedad en la que aún todos sonríen. El artesano también lo hace y busca con sus obras despertar la sonrisa de quienes las miran y encuentran la carcajada tallada a mano.

Pablo recuerda que los primeros “no hacían nada”. Allá a finales de los ’90, apenas se sentaban, miraban a lo lejos. Lo que terminó de darles identidad con los años fue el oficio, la profesión, el encontrar un por qué. Y allí, por varias razones, creencias y significados, los llamó Ixmix.

Su creador transforma a piñas secas que se descuelgan de los árboles en guitarristas, amas de casa, fotógrafos, aviadores e ingenieros. Nueces, ramas de poda, zapallos, recina de poxy y gran ingenio completan la lista de materiales para darle vida a oficios al azar o por encargo de quienes habitúan comprarle. Malabaristas, pianistas, carpinteros, mecánicos, dentistas, lo que sea.

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IXMIX 4
IXMIX 3
IXMIX 6

“Yo de un coquito ya veo una cara, los ojos entrecerrados. Me los imagino, les empiezo a cubrir la cara y les voy dando forma, aunque busco que la mayor parte lo ocupe lo que ya existe, lo que está hecho por la naturaleza. Todos sonríen y la gente cuando los ve hace lo mismo”, explicó.

Gracias a la originalidad de sus obras pero también a su perseverancia y dedicación, el artesano logró que la creación de sus Ixmix sean el sustento de vida necesario para su familia.

“Son marplatenses, pero los llevé a Neuquén, al Calafate, a Villa Gesell. Muchos me los piden y puedo vivir de esto, pero no les pongo un precio imposible, ya está todo demasiado caro, ¿no?”, analizó.

Los precios de cada ejemplar son considerablemente bajos en relación al mercado tradicional y al trabajo que conllevan. “Ya todos perdimos la dimensión de los precios, de lo que cuesta todo. Yo no quiero venderlos tan caros si puedo vivir dejándolos más accesibles”, agregó.

Pablo es consciente y crítico de la realidad política. De la pasada y también de la actual. Este artista de la Diagonal de los Artesanos guarda consciencia de los pueblos originarios, de la vida lejos de las ciudades, de que el arte muchas veces no solo está en la obra, sino también en quien la mira y en la naturaleza en sí misma.

La gente le encarga modelos. “Haceme un kinesiólogo“, le piden. “¿Por qué no haces un banquero?“, le sugieren. “¿Tenés jugadores de hockey?“, le preguntan. Y la respuesta de Pablo, en la mayoría de los casos es sí. Y si nunca le dio vida a un Ixmix con esa ocupación, recurrirá a su talento desarrollado en casi dos décadas para hacerlo realidad.

“Tengo la mala costumbre de estar siempre acá”, dice con una sonrisa escondida detrás de su gruesa barba . El artista y sus Ixmix cambiaron de gobierno, de moda, sobrellevaron las crisis, perdieron mundiales y se empezaron a vender por Facebook, pero no dejaron de sonreír en 18 años y siguen desarrollándose con el mismo arte hecho a mano en más y nuevos oficios.

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04/09/2016