Sábado 27 de abril | Mar del Plata
27/03/2016

El sano arte de construir ingenio

Omar es arquitecto, pero no de grandes edificios. A partir de la crisis del 2001 descubrió su pasión por construir juegos de ingenio que hace unos diez años vende en la Diagonal de los Artesanos: “Me gusta romper esa barrera digital”.

El sano arte de construir ingenio
(Fotos: QUÉ Digital)

La Diagonal de los Artesanos del centro de Mar del Plata guarda historias talladas a mano. Y en uno de los extremos de la feria, haga calor o frío, ahí están Omar y los juegos de ingenio de madera que él mismo construye desde hace unos 15 años, cuando la crisis del 2001 se encargó de aplastar su ilusión de ganarse la vida como arquitecto.

Construye los tableros y las fichas. Se encarga de crear y compartir una historia para cada modelo de manera minuciosamente trabajada. Los hay simples y también complejos, pero el artesano advierte que la dificultad, en realidad, la marca la capacidad de estrategia de los jugadores.

En un mundo digital como el actual, con juegos de mesa hechos a mano Omar busca naturalmente ganarse la vida vendiéndolos, pero también recuperar algo básico: “Volver a tratar con otra persona en vez de con teclado o una pantalla”.

La mayoría de sus juegos de ingenio son para dos participantes. “Cada uno tiene sus reglas, se entienden perfectamente. La dificultad va en función de la capacidad de estrategia tuya y de con quien estés compitiendo. Por ende, la dificultad va a estar en la medida en la que los participantes crezcan en esa estrategia”, analiza Omar.

Todo comenzó en el 2001. Confiesa o piensa que los arquitectos que triunfan o se mantienen en su actividad en un momento de crisis, son “solo aquellos que tienen plata”. Pero para él, en ese entonces “no había nada de trabajo hace 15 años. Fue un momento bravo, esperemos que no se repita”, dice al empezar a contar cómo la construcción de edificios devendría en la construcción de juegos de mesa.

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JUEGOS 1

Su mujer lo acompaña. Juntos le dan vida a esos tableros y bolitas. “Con ella somos un equipo invencible”, admite con una sonrisa, pero reconoce que cuando comenzó, “pensaba que no iba a poder vender estos juegos porque hoy lo digital toma todo el campo”.

Sin embargo, entiende que existe “una necesidad muy grande de jugar de nuevo entre la gente, con otros, de compartir”.

Desde hace casi una década y con una fuerte dependencia del movimiento turístico que tenga la ciudad, Omar está en la Diagonal de los Artesanos. Cada uno de los juegos que posan sobre la tabla exhibidora de su puesto tiene semanas de trabajo detrás: “Lleva tiempo, pero me gusta hacerlos. Aunque lo más divertido es jugarlos”

APRENDER A JUGAR

Muchos de los juegos que fabrica ya tienen reglas y objetivos prestablecidos. Fueron ideados hace años pero el ingenio que se requiere para resolverlos (más que para ganar) los mantiene vigentes, actuales. Sin embargo, él los hace suyos.

Para Omar, cada juego permite diferentes estrategias y a cada uno le construye una historia que hábilmente describe para conquistar al comprador indeciso.

Así, lo que para unos puede ser una simple bolita amarilla sobre un tablero marrón, para el arquitecto y artesano puede configurar “un electrón en un mundo de partículas subatómicas” en busca de abrir “ventanas” (casilleros) para “atraerse al neutrón (una ficha de otro color), mientras que el contrincante ejercerá resistencia sobre esa atracción: los jugadores podrán atraerse o encerrar al neutrón.

Básicamente, los movimientos siguen las reglas propias del juego, pero la versión de Omar lo vuelve más atractivo.

Y entonces admite que no se arrepiente de haber dejado atrás la ilusión de diseñar y construir grandes casas y edificios. El ingenio que con sus propias manos construye le permite ganarse la vida y volver a unir a la familia o a amigos detrás de un tablero de madera con la satisfacción de intentar cambiar al menos un electrón de la realidad: “Lo disfruto, me gusta romper esa barrera digital”.

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27/03/2016