Marcha del orgullo gay: fiesta, celebración y reclamos
El colectivo LGBTIQ copó el centro con música, color y banderas con la consigna #ReconocerEsReparar. Entre los pedidos más importante se encuentran la aplicación del cupo laboral trans y el proyecto de Ley de regulación de trabajo sexual autónomo.
Reconocer y reparar dijeron desde el colectivo LGBTIQ en la previa de la Marcha del orgullo gay de este año tan particular, tan año de Cambiemos. Reconocer y reparar utilizaron como consigna, para destacar todo lo que se logró en los últimos años en materia de diversidad y disidencia sexual, pero admitiendo que la pelea todavía no termina, que es larga, que es dura. Reconocer y reparar pintaron en banderas, gritaron, reclamaron.
La Marcha del orgullo gay concentró primero en Mitre y San Martín. Allí se instaló un escenario. Hubo música, djs, feria y bandas. Mención especial para el grupo de Capital Federal Sudor Marika, que le pusieron cumbia a la tarde del viernes feriado.
“La forma de reclamar es a través de la fiesta, a pesar de toda la violencia que el colectivo ha sufrido en estos años”, expresaron los organizadores y agregaron: “La forma es salir a la calle en vez de guardarse con el miedo y con la vergüenza que la sociedad intenta que sintamos. Es salir a la calle a festejar nuestra diversidad y nuestra disidencia sexual”.
“Falta reconocer y reparar”, expresaron integrantes del colectivo trans y agregaron: “Que se apruebe la ley de cupo laboral trans, que no está reglamentada y trabajamos por eso. También pedimos por el proyecto de Ley del trabajo sexual. La vivienda digna, salud para todas y no al aborto”.
La Marcha del orgullo gay es un resumen de eso, de fiesta por las libertades conseguidas. De fiesta por estar vivos y vivas. Pero de reclamo, de reclamo constante contra el Estado
“En estos últimos años hemos tenido avances inconmensurables en lo que tiene que ver con la diversidad y la disidencia sexual, pero todavía faltan algunas cuestiones que hay que lograr desde el Estado”, dijo Javier Moreno Iglesias, referente de Amadi.
Javier también fue amenazado en más de una ocasión por el movimiento neonazi. Incluso le escracharon su negocio, el bar alternativo céntrico Nevermid. Este año si bien no se registró ese tipo de violencia, consideró que pasaron otras: “El cambio de gobierno generó un estado de cosas en relación a la policía principalmente. Lo que no pasaba hace unos cuantos años está pasando en este año 2016. En la zona de trabajo sexual, mal llamada zona roja, hay efectivos policías que le cobran a las personas trans por estar ahí, arman causas relacionadas por el narcotráfico. También hubo muchas detenciones arbitrarias, que no tienen nada que ver con la población tans”.
“Nos preocupa esta avanzada que ha tenido la fuerza represiva de la policía“, consideró Javier.
El closet se rompió. Se tiene que romper también toda vergüenza por ser quien uno quiera ser. En la Marcha del orgullo gay no había vergüenza, había felicidad: felicidad de hombres de poder estar con otros hombres a los beses, de mujeres por estar de la mano con otras mujeres y de trans que estaban a la luz del día como ella mismas son. Todos bailando, todos celebrando, todos festejando todo lo que se logró, pero reclamando por todo lo que todavía falta.
