Miércoles 08 de mayo | Mar del Plata
08/04/2016

La Maldad se hizo obra y está en la ciudad

La obra, escrita por Patricia Suárez y dirigida por Marcelo Marán, sumerge al espectador en una historia dramática ambientada en el siglo XX. Sin embargo, toca temas actuales: las mentiras, el resentimiento, la culpa y la violencia.

La Maldad se hizo obra y está en la ciudad
(Fotos: Ainhoa Mendiola)

Maldad es una obra de teatro escrita por Patricia Suárez, reconocida autora santafesina, y dirigida por Marcelo Marán. Es una historia dramática ambientada a principios del siglo XX y es acerca de dos hermanos que viven en la pampa argentina y que tras la muerte del padre de ambos, heredan un campo.

El problema es que uno toma posesión de una parte en donde se puede producir y al otro le tocó en desgracia una tierra inundable. El que recibe la parte infértil está esperando un hijo y el que se queda con el campo productivo está imposibilitado de gestar un embarazo con su pareja. Y ahí surge lo macabro: el intercambio oscuro de unas hectáreas de tierra por un bebé que está por nacer. Las mentiras, el resentimiento, la culpa y la violencia (más simbólica que física), aparecen en esta historia familiar que no es verídica pero que podría serlo.

Quien va a tener un hijo es quien iba a ser médico o abogado según la pretensión del padre que ya no está para dar nuevas sentencias. La mujer de él es inmigrante búlgara y tiene afinidad con las ideas anarquistas: está embaraza después de haber perdido un embarazo anterior. Su familia está en Europa sufriendo la guerra de los balcanes en donde los turcos están acribillando Bulgaria y por esa razón, ella necesita generar las condiciones para poder salvar a su familia. La obra busca mostrar que los valores son relativos: no hay personajes ‘buenos buenos’ ni ‘malos malos’ en esta historia. Nadie está a salvo de la maldad ni del sufrimiento.

Los ensayos fueron en una cámara frigorífica abandonada, un lugar espantoso con las paredes manchadas con la tinta de los calamares que ahí se tiraban. Tiene algo de Dogville en función del trazado escenográfico y la especialidad: se construyó un mundo en diez metros cuadrados. La poesía pasa por usar elementos de una manera no cotidiana: las cadenas funcionan como rosario, collares y oro; una bolsa de arena es un bebé, una gallina o un asiento. La silla no es una silla. Las puertas y otros límites son invisibles.

Maldad

Marán dice que nunca se planteó por qué hace teatro. Empezó como escritor pero encontró que fue el teatro la expresión artística que más cómoda le quedaba. Hay una cuestión familiar muy potente: su bisabuela era Orfilia Rico, una de las actrices comediante más importantes que tuvo el teatro argentino, su abuelo era dramaturgo y la compañera de él era la más joven del clan Podestá: María Esther, una reconocida actriz argentina que nació en 1896 y grabó 46 películas durante el transcurso de su vida. Había una muy buena herencia desde dónde proyectar sus obras.

Para Marcelo Marán el teatro tiene una función política, ya que vive en el tiempo presente y no se puede correr de la realidad que está pasando. Para él es imposible abstraerse del contexto que nos toca y dice que cuando el público ve una obra que trata sobre la guerra de los balcanes de 1913, trata de llevar ese contenido a aspectos de su cotidianeidad porque las personas están buscando siempre respuestas concretas a sus necesidades. El teatro es un buen refugio para pensar en el presente sin caer en un panfleto de propaganda.

QUIÉNES, DÓNDE Y CUÁNDO

Con la impecable actuación de Agustín Barovero, Paula Esteve, Gonzalo Pedalino y Natalia Prous, Maldad ganó tres premios Estrella de Mar: a la mejor obra de autoría nacional, al mejor espectáculo y a la mejor dirección de Mar del Plata. La próxima función es este viernes a las 21,30, en el Club del Teatro (Rivadavia 3422). Siempre está la maldad por ahí rondando. Esta vez la podemos contemplar desde el arte.

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08/04/2016