Viernes 26 de abril | Mar del Plata
18/02/2017

“No presento personajes que son meras siluetas”

La escritora española María Dueñas pasó por Mar del Plata para presentar su último libro La Templanza. En una charla con QUÉ habló de la novela, el éxito, su manera de escribir y vinos.

“No presento personajes que son meras siluetas”
(Fotos QUÉ Digital)

La escritora española María Dueñas se decidió a escribir ficción pasado los 40 años y el resultado fue un éxito internacional arrollador: su primera novela, El tiempo entre costuras vendió cerca de 5.000.000 de ejemplares en todo el mundo y volvió una serie de televisión que se puede ver en Netflix. ¿Cómo se sobrevive a un éxito? ¿Cómo se respira, cómo se escribe, cómo la vida continúa? Y la vida continúa para Dueñas, para sus lectores, para todos.

En 2012 María publicó otro éxito editorial: Misión Olvido y en 2015 La Templanza, su última novela que vino a presentar a Mar del Plata en el marco del ciclo Verano Planeta.

Dueñas posee una forma de escribir adictiva, agradable, familiar, cercana. Los personajes son personas, andan por un mundo que puede ser el nuestro, pero embellecido por las palabras de Dueñas. Historias de relaciones humanas, de amor, de conflictos, de pasiones invaden las páginas de sus libros.

“Nada hacía suponer a Mauro Larrea que la fortuna que levantó tras años de tesón y arrojo se le derrumbaría con un estrepitoso revés. Ahogado por las deudas y la incertidumbre, apuesta sus últimos recursos en una temeraria jugada que abre ante él la oportunidad de resurgir. Hasta que la perturbadora Soledad Montalvo, esposa de un marchante de vinos londinense, entra en su vida envuelta en claroscuros para arrastrarle a un porvenir que jamás sospechó. De la joven república mexicana a la espléndida Habana colonial; de las Antillas al Jerez de la segunda mitad del XIX, cuando el comercio de sus vinos con Inglaterra convirtió la ciudad andaluza en un enclave cosmopolita y legendario. Por todos estos escenarios transita La Templanza, una novela que habla de glorias y derrotas, de minas de plata, intrigas de familia, viñas, bodegas y ciudades soberbias cuyo esplendor se desvaneció en el tiempo. Una historia de coraje ante las adversidades y de un destino alterado para siempre por la fuerza de una pasión”, cuenta la sinopsis de La Templanza, editorial Planeta, 2015.

-¿Cómo surge la idea del libro?

-Contrariamente al orden lineal de los acontecimientos del libro el último de los escenarios es el primero que apareció en mi mente, que es Jerez. A mí me gusta toda esa zona, la provincia de Cádiz en España, los vinos de Jerez y me gusta mucho la historia legendaria de esos vinos, de cómo se han ido exportando al mundo a lo largo de los siglos y a Gran Bretaña en particular. Como a su vez la ciudad de Jerez ha recibido influencia inglesa y todo eso siempre me ha parecido muy atractivo. Entonces pensé en localizar ahí la novela.

-¿Qué tienen en particular los vinos de Jerez para que sea uno de los ejes de la novela?

-Investigando sobre las bodegas legendarias del siglo XIX fue cuando supe que algunas de ellas se habían establecido gracias a los capitales de retorno, capitales indianos. Ese era el dinero de españoles que habían emigrado a América, habían hecho fortuna y que después de las independencias de las antiguas colonias volvían a España con dinero dispuesto a invertir. Ese me parecía un buen perfil para mi protagonista: el del indiano que se va y retorno. Solo que en vez de traerlo como volvían todos potentados, este vuelve arruinado.

-Tenés un pasado académico como doctora en Filología Inglesa. ¿Disfrutás la rigurosidad de la investigación para escribir?

-Mucho, pero muy a gusto. Me encanta la etapa de investigación y a veces me olvido que estoy escribiendo una novela. Mi pasado académico, el rigor, buscar datos, cotejar, que nada se quede sin sostener. Me interesa la investigación, las cosas pequeñas, la atmósfera, cómo era el mundo, las relaciones sociales. Tiene un gran peso para mí la documentación.

-¿Hiciste algún viaje para conocer los escenarios del libro?

-Ya conocía los escenarios. Normalmente elijo escenarios que me atraen, que tengo una vinculación. Durante el proceso de escritura he vuelto a los escenarios y ahí vas con la mirada distante, buscando detalles.

MARIA DUEÑAS (2)

-En la novela aparecen tarde Jerez y La Templanza. ¿Por qué?

-Todo llega cuando llega a Jerez. De haber empezado en Jerez se perdía la primera parte. A mi editora le di la primera mitad del manuscrito para leer y me lo devuelve y me dice: “Aquí faltan dos cosas, falta La Templanza y la chica”.

-Al principio no aparece La Templanza como lugar, pero sí la templanza en el protagonista.

-Sí, me gustaba el título porque hacía alusión a esas dos cosas: a la templanza como virtud cardinal de la que el protagonista la tiene y a veces carece de ella, pero que la encontrará definitivamente al final de la novela y después es el nombre de la viña de Jerez.

-Mencionás a Mar del Plata en un momento…

-Sí, no sé qué pasó allí. Menciono Argentina, Buenos Aires, Mar del Plata y algún lapsus me llevó a escribirlo. Quién iba a pensar que iba a estar acá presentándolo.

-¿Cón qué sociedad del siglo XIX te encontraste en la investigación a la hora de escribir la novela?

-Una sociedad totalmente distinta a la de ahora. Ahora vivimos en sociedad más igualitarias y democráticas, aunque todavía siguen habiendo descompensaciones. En aquel mundo las clases sociales estaban muy estratificadas, eran muy tajantes, era muy difícil subir, bajar siempre era fácil.

-Y Mauro Larrea sí que baja fácil. Parece más dolido por el “que dirán” que por su situación en sí.

-Ver que sus hijos se van a quedar en la casilla de salida no lo puede soportar. Ahora mismo estamos en el siglo XXI y ese aparentar, que nadie sepa, esa fachada, también se da. En aquel entonces era muy común.

-Ahora se aparenta en redes sociales. En vez de tener un palacio cuando se está quebrado, parece que se tiene una linda foto de perfil.

-Sí, exactamente. Ese “ji ji jaja” de aparentar ser felices se da en vez de enseñar propiedades materiales.

-Las relaciones humanas atraviesan las grandes obras literarias. ¿Qué tipo de relación te atrae más para escribir?

-Me interesan todo tipo de relaciones afectivas, desde sentimental, pasional, con atracción casi erótica, hasta las relaciones de padre hijo. Me interesa también la relación de amistad y me interesan las relaciones de familia en general, como de clan. Esas familias que parecen estables, uniformes, armónicas, indestructibles y de pronto pasa algo que las deja desmembradas. Incluso las relaciones sociales, las convenciones sociales, todo ese tejido social de vinculaciones. Al final, esa es una cosa favorable en mis novelas, no presento personajes que son meras siluetas, o todo blanco o todo negro. Intento que todos los personajes tengan un mundo propio de afecto, de relaciones. Que los personajes sean humanos con luces y sombras.

MARIA DUEÑAS (1)

-¿Cómo es sentarse a escribir después un primer éxito tan grande?

-Yo tenía que salir del mundo El tiempo entre costuras como fuera. Fue una experiencia magnifica, le debo millón de cosas. Es lo más impactante que me ha pasada en la vida, pero tuve que construir una capsula imaginaria que me apartara de eso.

-¿No hay presión de repetir el éxito?

-No, soy consciente de que estas cosas son suerte que pasan una vez en la vida. Ya tuve la fortuna, no puedo estar con esas expectativas y convivir permanentemente con la frustración.  Asumo todo con serenidad, con templanza (risas)

-¿Cómo fue ver tu novela en televisión?

-Fue una experiencia muy grata. Quedé muy satisfecha, fue un muy buen producto visual. Era fundamental que no fuera desleal al espíritu de la novela, no quería defraudar a los lectores. Eso se consiguió.

-¿Con La Templanza hay proyectos similares?

-Sí, pero ahora hay más ambición. El tiempo entre costuras fue un proyecto con Antena 3, 100% nacional. Ahora hay intención de hacer una coproducción internacional desde el principio. Son cosas que me son ajenas.

-Tema vinos, que aparece en el libro  ¿Cuál te gusta más, el de Jerez o el argentino?

-(Risas) Son muy distintos, el vino de Jerez no es de mesa, es más bien de aperitivo o de postre, de tomar en pequeñas copitas. No son estos vinos tintos argentinos magníficos que te los tomas mientras comes un asado de carne. Algunas botellitas por lo menos me llevo.

-¿Estás trabajando en un nuevo proyecto?

-No puedo contar mucho. La Templanza fue meterme por primera vez en la piel de un personaje masculino, ahora asumo un pequeño reto de hacer un protagonismo repartido entre tres personajes principales.

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18/02/2017