Sábado 04 de mayo | Mar del Plata
21/11/2014

Desafío cinco: casamientos

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¡Se casa Carlaaaa! Qué notición, bueno, la verdad es que no tanto porque hace mil años que sale con Gonzalo. Pero si le preguntamos a una mujer cuál es la fiesta de sus sueños, el 90% va a contestar que es la de casamiento, por eso es que este evento es tan importante, desde chicas pensamos en entrar de blanco a la iglesia y la celebración que le sigue.

Ahora bien, a todas nos emociona asistir a un casamiento. Es la excusa perfecta para comprar ropa, zapatos, comer y beber gratis, y obviamente, conocer gente nueva. Hombres en particular. Aunque, si nos detenemos y analizamos la situación, poco a poco vamos a ir encontrando detalles que pueden hacer que esa fiesta tan esperada se convierta en una de las peores experiencias de nuestra vida.

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En primer lugar, y acá fue cuando nació mi nuevo desafío, no sé a cuál de las amorosas de mis amigas se le ocurrió que le podíamos hacer a Carla parte del cotillón para su casamiento. Hablamos de cortar, pegar, hacer bigotes, anteojos hipsters, boquitas y un montón de cosas más que implicaron que nuestros dedos quedaran inutilizables por dos días. Todo para que algunas fotos sean más “divertidas”.

En segundo lugar, encontramos la diferencia sustancial entre si tenemos pareja para ir al casamiento o no. Porque si tenemos pareja, todo es más sencillo.Podés entrar en las típicas cargadas del “y ustedes para cuando”, no te quedás bailando sola, tenés una charla asegurada en la mesa y alguien que te haga el aguante por si querés repetir un plato de comida o el postre. De última, una persona que seguro te lleva a tu casa cuando todo termina y lo que es mejor, se duerme con vos o quién sabe, hasta te puede proporcionar tu propia noche de bodas inspirada por el momento. Ahora, si no tenés pareja el tema es totalmente diferente. Pensás en el flaco al que estás viendo y ni da para llevarlo al casamiento; a ver si incluso ficha a una mina que está blog (1)mejor que vos y se la quiere levantar. Elegís llevar a una amiga, pero no puede ser cualquier amiga. Tiene que ser alguna copada, simpática y lo más importante, que tenga facilidad para socializar si de pronto vos te ponés a hablar con algún chico y ella se queda sola.

Natalia Obiaño es una amiga a la que se le pueden pedir este tipo de favores…

– ¿Cuántas veces tuviste que ir de “acompañante” a un casamiento?

– Y… por lo menos unas tres veces. Se ve que para las chicas soy una mina copada y como no me cuesta hablar, tengo poder de convocatoria.

– ¿Te estresa buscar qué ponerte para una fiesta?

– ¡Nooo! Bueno, depende. Si es la fiesta de alguien que conozco tipo un familiar, un amigo, sí. Porque quiero estar bien, ya que para mí también es un momento muy especial. Ahora, si hablamos de las fiestas a las que voy de rebote, ni me interesa. Si total nadie me conoce y seguro que a la mayoría no los veo más.

– ¿Alguna vez sacaste el anillo o agarraste el ramo?

– Una vez saqué el anillo y fue genial, porque la novia ni me conocía y en su álbum quedó una foto con una perfecta extraña que ni siquiera tiene pareja como para ser la próxima en casarse jaja.

– ¿Qué es lo que más te gusta de un casamiento?

– La barra libre.

Cuando pasa la iglesia, llega el momento de ir al salón y ahí todo es comparable con un boliche top. Hay un hombre o una mujer en la puerta que lo primero que hace es ver si estas en la lista. Cuando verifica tu nombre, te dice dónde vas a estar sentado y eso marca una diferencia sustancial. Si estás en la mesa principal, es casi como estar en un VIP. Te llevan primero la comida, la bebida, todo el mundo te mira porque estás con los novios y los mozos cumplen todos tus pedidos en tiempo y forma. De la mesa 2 a la 5 sos como un invitado de honor. Generalmente ahí se ubica a la familia y a los amigos más cercanos. De la mesa 6 a 9 ya estás más alejado. No sos tan importante, quizás sos un amigo reciente, un primo segundo o un tío tercero. De la 9 en adelante ¡olvidate! Vas a estar cerca de la puerta, la comida te va a llegar cuando los de la mesa principal ya estén terminando y lo más probable es que compartas la mesa con los invitados del novio o de la novia que sobran. No es por nada, pero sos casi como la resaca de la fiesta.

Luego del vals y del primer baile, vemos todos contentos el video, en donde hay fotos de los novios y de las personas que comparten la mesa principal (obvio).Te comés el helado y dos minutos más tarde entramos en la ceremonia de las ligas. Ahí es cuando viene un desconocido a subirte el vestido, tocarte la pierna, exhibirla a todos los invitados y ponerte un elástico generalmente recubierto de tul rojo. A ver, si para ese momento las mujeres no tienen un nivel de alcohol considerable en sangre, más que divertirse van a sentirse como una de las bailarinas del Moulin Rouge.

Por último, es imposible obviar el carnaval carioca, todos enfiestados, bailando con gorros, maracas, pero ya no es tan gracioso cuando se involucran cosas como papel picado, espuma o serpentinas, que arruinan lo que queda de tu peinado y te mancha la ropa.

Los casamientos son situaciones particulares, yo por lo pronto la próxima vez pongo unos pesos de más para que compremos todo hecho, y le pido a los novios que se jueguen y pongan barra libre, así por lo menos mostramos con gusto nuestra pierna cuando nos ponen la liga, agarramos el gorrito de plástico en el carnaval carioca, hacemos trencito y ahogamos todas las humillaciones en un buen vaso de fernet.

21/11/2014