Domingo 05 de mayo | Mar del Plata
10/12/2014

Desafío seis: Café Clémont

La cosa sucedió así: Estaba en Clémont (https://www.facebook.com/clemontcafe?fref=ts), un café-restó, con mis amigos charlando de la vida, creo que hasta me estaban peleando por algo (como es habitual) y a uno de ellos se le ocurrió plantearme un nuevo desafío. Mesas, gente, una bandeja, tazas… Sí, querían que fuera camarera por una mañana. Con toda…

 

La cosa sucedió así:

Estaba en Clémont (https://www.facebook.com/clemontcafe?fref=ts), un café-restó, con mis amigos charlando de la vida, creo que hasta me estaban peleando por algo (como es habitual) y a uno de ellos se le ocurrió plantearme un nuevo desafío. Mesas, gente, una bandeja, tazas… Sí, querían que fuera camarera por una mañana.

Con toda la intención de que me dijeran que no, me acerqué al dueño del lugar, le comenté un poco el tema del Blog y le pedí que me diera una bandeja para comenzar a servir en alguna de las mesas ¿Pueden creer que me dijo que si?

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Ahora bien, si a alguno le parece que los chicos y las chicas que van de una mesa a la otra o por la calle, con esas bandejas repletas de cosas, no hacen gran esfuerzo, están equivocados. La bandeja pesa, las cosas se mueven, el líquido baila de un lado a otro dentro de una taza o un vaso; lo único que no se mueven son las medialunas arriba del platito. Pero el platito sí se mueve, ojo.

Yo estaba con un vestido, bastante inapropiado como para agacharme, o moverme de un lado a otro. O sea, que además de preocuparme por las cosas, trataba de no hacer exhibicionismo por todo el café.

¡¿Llevar la bandeja con una sola mano?! Ustedes están locos si piensan que les va a salir de una, hay que prestar atención de no rebanarle el peluquín a alguno cuando pasas con la bandeja o de no bañar en café a alguna de las señoras recién salidas de la peluquería. También hay que mantener una sonrisa, ser amable, simpático y mirar a la persona a la que estamos atendiendo, a pesar de que muchas veces los clientes no tienen la mejor predisposición, ni piden “por favor”, incluso, no dicen “buenos días”.

El trato con la gente me gusta a pesar de los diferentes humores que tienen los clientes”, afirmó Alejandro Beckerle, dueño de Clémont.

-¿Cómo es manejar un café? ¿Se asemeja a lo que esperabas antes de empezar?IMG-20141104-WA0010

-Manejar un café no es fácil, pero es divertido. Uno tiene que adaptarse porque el tipo de cliente que viene a la mañana no es el mismo que viene a la tarde, cambian los humores, la predisposición.

-Como jefe ¿Le das una mano a los empleados o dejás que hagan todo solos?

-No, trabajamos a la par, somos un equipo. Si uno no trabaja se nota mucho, así que hay que estar ayudando en todo.

-¿Alguna vez tuviste alguna experiencia difícil con un cliente?

-Difícil sí, varias. Hay gente que viene de muy mal humor y es chocante. Las personas demandan y uno tiene que controlarse porque no puede reaccionar. Intentás buscarle una solución, de priorizar el trato con la gente. Aunque algunos se pasan de mala onda.

-Recomendanos una especialidad.

-Nos caracterizamos por nuestra cafetería, así que recomendaría el Dolce Clémont. Está muy bueno.

Por mi parte, volqué dos tazas de café, tardé 10 minutos en servir una mesa, le pasé el brazo por delante de la cara a mucha gente y casi nadie me dejó propina. Descarté la posibilidad de tener un trabajo de verano en algún restaurante, incluso creo que no serviría ni para trabajar en la barra de algún bar, salvo que sea sólo limpiando o degustando los tragos.

Bueno, en fin, la intención estuvo, el desafío lo cumplí y Alejandro prometió no matarme ni negarme la entrada a su café, mientras que no pida hacer estas cosas nuevamente.

10/12/2014