Sábado 04 de mayo | Mar del Plata
09/12/2016

Canciones desde el otro lado del charco

El uruguayo Fernando Cabrera se presenta el domingo a la noche en la sala Payró del Teatro Auditorium. “Cuando logro componer una canción soy inmensamente feliz, sin parangón”, dice una de las voces más lúcidas y auténticas del Río de la Plata.

Canciones desde el otro lado del charco

El cantante uruguayo Fernando Cabrera se presenta este domingo a las 21 en la sala Payró del Teatro Auditorium, una oportunidad para escuchar a una de las voces más auténticas, inquietas y lúcidas del Río de la Plata.

Algo nos dice Fernando Cabrera cuando canta, cuando nos canta, cuando recita mientras toca la guitarra, cuerda por cuerda, por cuerda, por cuerda. Algo nos dice; algo de la vida, lo que significa la vida, el barrio, la soledad, lo miserable de ser humano, lo hermoso de ser humano, lo doloroso de ser humano.

Hay que saber escuchar a Fernando Cabrera, entre tanto ruido hay que saber escuchar. No porque sea difícil escucharlo a él, pero en estos tiempos parece difícil escuchar cualquier cosa que no llegue por bombardeo, directamente con un taladro al tímpano de cada uno.

Cabrera era prácticamente un desconocido hace unos 15 años, cuando apareció como invitado de Bersuit Vergarabat en el Luna Park. Ahí estaba un uruguayo, con una cajita de fósforos haciendo música, rescatando música del silencio.

En este siglo Fernando Cabrera salió del anonimato, pero nunca fue masivo, nunca entró en lo que el imaginario colectivo podría llamar “música uruguaya” (ese triángulo cancionero dedicado a la murga, el fútbol y el mate). Fue reconocido por los artistas –Jorge Drexler lo considera su maestro, y tantos más también- y con su poética particular conquistó corazones, estrujó corazones, hizo latir corazones.

Este año lo comenzó siendo el director un monumental homenaje a Zitarrosa en el Estadio Centenario y después una gira europea, porque siempre hay más charcos para cruzar.

El homenaje a Zitarrosa fue tremendo, gigantesco. Gracias a la locura de los tres organizadores. Yo nunca hubiera llevado a cabo algo así. Fue un viaje sideral. Creo que todavía no caí del todo de esa experiencia. Zitarrosa es muy grande dentro de un Olimpo de grandes. Así veo la música uruguaya”, cuenta Cabrera.

-¿Cómo fue la primera vez que agarraste una guitarra, qué sentiste?

-Sentí impotencia porque era muy chico y mis dedos no tenían la suficiente fuerza para apretar las cuerdas. Además era una guitarra económica, no muy buena, y era más difícil aún. Durante muchos meses me salieron ampollas en los dedos de la mano izquierda.

-¿Cuál es tu relación con la música?

-Es una relación que no tiene análisis, no tiene registro. Es como el cuerpo, lo tenés pero no reflexionás sobre eso.

-Y en esa relación ¿cómo surgen las canciones?

-No sabría decirte. Es un proceso imposible de regular. Pero cuando logro componer soy inmensamente feliz, sin parangón.

-Y una vez que están esas canciones ¿cómo vivís el momento de tocarlas en el escenario?

-Es increíble lo que pasa arriba de un escenario. Se mezclan muchas cosas: zozobra, audacia, emoción, agradecimiento.

-Te he visto (y escuchado) realizar una canción solo con el sonido de una caja de fósforos y tu voz. ¿La música está en todas partes?

-Sí, permanentemente. Estamos rodeados de música, sobre todo en esta época de la humanidad y de la tecnología. Vayas donde vayas hay música: en el supermercado, en las plazas, en las casas, en los parques, en el transporte público, en las oficinas. A mí a veces me cansa un poco.

Algo nos dice Fernando Cabrera si nos ponemos a escuchar entre tanto ruido, algo que está en el aire, en el mar, en el olor a pasto mojado, en las calles de tierra de los barrios, en el placer de una merienda, en el sabor de los primeros besos, de los últimos besos.

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09/12/2016