Un Mini Buda en guerra contra Occidente
Octafonic presenta en la ciudad “Mini Buda”, su último disco. “Son canciones muy serias que intentamos abordar de una manera más lúdica, hacerlas bailables, sin quitarles importancia”, cuenta el líder de la banda, Nicolás Sorín.
La banda liderada por Nicolás Sorín, Octafonic, toca este sábado a las 21 en Abbey Road –Juan B. Justo 620- para presentar Mini Buda, su último disco de estudio que llega con un sonido más rockero y con alta dosis de agresividad e ironía ante un mundo que gira de a pesar de todo, independientemente de quiénes estén arriba.
Un viaje a algún lugar. Cuántas vidas empezaron realmente así. Cuántas cabezas cambiaron. Cuántos libros se escribieron, cuántos discos. En el caso de Octafonic, Mini Buda nació de un viaje a Tailandia, de esa dualidad entre Oriente y Occidente, de esas diferencias, de esas similitudes que a todos lados llegan por la globalización.
Nicolás Sorín explica que Mini Buda “fue un poco ese golpe del budismo con lo que es el occidente. La canción que le da nombre habla de eso, de un Buda joven muy enojado con la otra parte del mundo. Y es en cierta forma un desquejo de la dualidad que se vive, obviamente tratando de ironizarlo, de alguna manera ponerle comedia al asunto, que es importante, es serio, es dramático”.
Mini Buda es un golpe de realidad, de conciencia entre tanta inconsciencia cotidiana. Todo orquestado por Nicolás Sorín, con sonidos que no parecen propios de estas latitudes que mezclan el rock, con toques de jazz y un pop oscuro que hacen de Octafonic una de las bandas más originales de la escena nacional.
“En el disco hay como un hilo conductor, hay tres aristas: la muerte, la vida y Dios”, dice Nicolás y agrega: “El resultado es un poco la relación entre todas. ‘Slow down’ habla de la velocidad que lleva Occidente. Otra canción cuestiona a Dios por los desastres en el mundo. Hay temas que hablan del suicidio, la desesperación. Es un disco muy serio que intentamos abordar de una manera más lúdica, que no se note toda esa seriedad y hacerlo bailable, sin quitarle importancia. Sino sería un disco súper oscuro y tratamos de utilizar la luz también”.
-¿Por qué hacer “bailables” temas de temática tan fuerte?
-Nos gusta jugar con el contraste. Estar hablando de algo serio de una manera divertida. Tratamos de jugar con eso musicalmente, como de generar una decepción en el oyente.
-En esta relación de Occidente y Oriente reflejada en Mini Buda ¿Qué papel juega internet?
-Internet le mete megas a toda la velocidad que llevamos. Somos hijos de eso, estamos en la transición de eso y todas las generaciones que vienen serán hijos de toda esta globalización. Lo cual es para festejar en muchos aspectos y en otros muy negativa. Tratamos de festejarla, son herramientas que ocurren ahora y que son parte de nuestras vidas. Es cuestión de adaptarse y hacer las cosas bien.
-Hablás de la globalización en canciones cantadas en inglés ¿por qué no cantar en español?
-He probado cantar en castellano con Octafonic y nos parece espantoso como queda estéticamente. Si pudiese cantar en castellano lo haría. No le damos tanta importancia al idioma, sí a la estética, la sonoridad, la gestualidad de las palabras, la rítmica y las onomatopeyas. Nos parece que el mensaje yace implícito en la música y además queda abierto a la interpretación. Que no se entienda tiene algo bueno, deja a la interpretación y es un canal interesante. La música es música, transmite siendo solo música.
-En este disco se metieron más de lleno al rock ¿el sonido de Octafonic irá más hacia esa dirección?
-Funciona como por etapas Octafonic. Mini Buda es un disco más rockero. Creo que en el próximo disco vamos a bajar un poco esa agresividad y tratar de caer en otra cosa. Nos gusta que cada disco evolucione y que nosotros evolucionemos a través de él, sino que también pinte otra cara con la que podamos jugar. Que cada disco tenga un color particular.
-¿Cuál te parece que fue la evolución entre Monster y Mini Buda?
–Mini Buda es un disco fuerte, jugado y maduro. Tratamos de no caer en el melodrama. Sin embargo nos gusta la luz y somos optimistas con lo que pasa. Es un disco más sólido que Monster, que eran como pequeñas aventuras y episodios.
-¿Esa madurez del disco se traslada al vivo? ¿Cómo es hoy el show de Octafonic?
-Ahora estamos más cómodos con la música. Es un show muy físico en un sentido que no sabemos qué puede pasar. Es como una caja de Pandora, de repente puede venir uno por atrás y tirarte al piso. Se ha vuelto medio De la Guarda, pero sin guion, puede pasar cualquier cosa. Es muy lúdico el show, pasa por muchos lugares, por momentos de reflexión, por momentos apocalípticos, interludios musicales totalmente improvisados, partes en que me pongo a dirigir a la orquesta. Es un show interesante y para bailar también.
INVITADOS
Mini Buda cuenta que con la participación de dos músicos invitados: Lula Bertoldi, de Eruca Sativa, en la canción “Slow down” y Tito Fuentes, de Molotov en “What”.
-Con Tito Fuentes nos conocimos, me invitó a su estudio, nos tomamos unos whiskies y bueno, salió la locura que salió. Su participación tiene que ver porque es un tema con impronta política fuerte y habla de la caradurez de casi todos los gobernantes. Quién mejor que Tito para decir “Chinga tu madre”.
-Invitar a Lula es un poco cábala. En el primer disco hizo una toma y decidimos hacerlo en este disco. Incluir su grito, uno de los mejores gritos que hay, ella es de las mejores gritadoras.
FICHA TÉCNICA
Grabado en MCL Records (Capital Federal) en Marzo de 2016.
Producción artística: Octafonic
Ingeniero de grabación: Luciano Lucerna
Mezcla: Hector Castillo (Björk, Roger Waters, Gustavo Cerati, Lou Reed).
Mastering: Dave McNair (Bob Dylan, David Bowie, Prince, Miles Davis).
Músicos invitados: Lula Bertoldi y Tito Fuentes.
Diseño gráfico, ilustración y arte de tapa: Augusto Costhanzo
Octafonic: Nicolás Sorín, Cirilo Fernández, Hernán Rupolo, Leo Costa, Francisco Huici, Leo Paganini, Juan Manuel Alfaro, Mariano Bonadio y Ezequiel Chino Piazza.
