Viernes 26 de abril | Mar del Plata
15/01/2016

Chango Spasiuk: chamamé de gala junto a la sinfónica

El acordeonista misionero presentará su trabajo “Tierra Colorada” junto a la orquesta municipal, este sábado a las 21 en el Teatro Roxy. “De golpe suenan todos esos instrumentos y me da muchísima alegría y entusiasmo”, dijo el músico.

Chango Spasiuk: chamamé de gala junto a la sinfónica

Misiones. Provincia de tierra colorada, de ríos, clima húmedo y las cataratas. La música como tradición oral, el chamamé como herencia, como legado, como sentido de pertenencia. El acordeón como instrumento, como herramienta conductora de la música, de emociones, de vibraciones. El Chango Spasiuk, embajador sin fronteras de un sonido, que solo con el acordeón, acompañado por su banda o con una orquesta sinfónica sigue sonando a lo que es: chamamé.

El Chango Spasiuk presentará el sábado, desde las 21 en el Teatro Roxy –San Luis 1750-, su último trabajo discográfico Tierra Colorada en el Teatro Colón de Buenos Aires. Estará acompañado por el violinista Rafael Gintoli y la Orquesta Sinfónica Municipal dirigida por Emir Saúl.

“Cuando venís de una tradición oral, que se aprende y se toca desde transmisión oral, poder transcribir todo eso al papel y crear unas herramientas académica como para poder expresar ese mundo sonoro es todo un desafío”, dijo el Chango al respecto del show.

-¿En qué momento sentís que llegaste al Teatro Colón?

-Es una búsqueda estética, de volverme cada vez más acústico y camarista. Llegamos al Colón sin tener que modificar absolutamente nada. Si me hubiese llegado la invitación hace 10 años atrás tendría que haber acomodado y reformulado un montón de cosas. Llego en el momento que todo lo que hicimos se dio con absoluta naturalidad y libertad. Tocamos muy relajados y el Colón nos devolvió un sonido maravilloso, creo que eso también forma parte de este momento. No importa con qué herramienta se toque, las cosas están sonando como tienen que sonar.

-Hablás de una búsqueda estética ¿encontraste tu sonido?

-En este momento de mi vida y en relación con el oficio de música es como que siento que la música que estoy haciendo ahora me gusta mucho. Hay algo obsesivo en el que toca un instrumento, que está tratando de llegar a una síntesis de expresión, de un mundo sonoro y en esa búsqueda obsesiva con el tiempo uno mira para atrás y, no sé, escucho mis primeros discos y digo “cuanto entusiasmo, cuantas ganas, pero…”, siento que a eso le falta un montón. Si bien en ese momento los defendí con uñas y dientes la distancia me da darme cuenta que ahí faltaba, no estaba lo que quería decir.

-¿Y cómo estás ahora?

-La diferencia es que en este momento, medianamente, no digo que llegué a un lugar ideal, pero sí a un lugar en donde eso que llevo buscando durante 25 años empieza a aparecer y sonar. Lo escucho y creo que es por acá, que he encontrado una mejor manera de expresar eso que tanto busqué. Esto lo podría decir desde Terefero  de mis pagos (2004) hacia acá. Estoy más cerca como compositor, intérprete y de mi concepto estético.

El Chango habla son una tonada lejana de los quilombos de la ciudad. Habla y parece que está feliz, se lo nota feliz y humilde, esa humildad que tiene alguien que no tiene que demostrar nada más a nadie. “Cada vez que hago un acorde o escucho el chamamé crudo y de golpe suena con todo esos instrumentos que uno no está acostumbrado, me da muchísima alegría y entusiasmo. Disfruto mucho esos momentos”, explicó el músico.

-¿Qué significa la música para vos?

-El chamamé es lo que está en la superficie. Son esos elementos que hacen al lugar de origen, a las costumbres, esos elementos que convergen para que la música suene como suene. Todo eso hace a un sonido. Pero lo que importa es la música. La música es eso que está lejos del lenguaje conceptual, lejos de ser explicado, es eso que se puede saborear. Que saborea el intérprete y el que escucha.

-Saborear la música…

-No digo que uno no pueda vivir sin la música, pero la música hace que la vida adquiera un significado diferente y que se vuelva una herramienta. Como dice Atahualpa: “Es una sombra para el corazón”. Es un estado en el corazón en donde uno puede saborear algo que no es solamente entretenimiento.

-¿La cultura es más que entretenimiento?

-La cultura es un espacio donde uno puede reflexionar y resignificar un montón de acontecimientos. Es una gran herramienta de construcción colectiva. No necesariamente este aspecto de la música la vuelva aburrida, sino que a pesar de tener rasgos estéticos, también tiene otras lecturas sutiles y profundas. Y después pasará lo que tenga que pasar, como dice Atahualpa: “Cada uno se tapa hasta donde le da la frazada”.

La del Chango es una vida con la música, con el chamamé y con el acordeón. Son miles de kilómetros de gira, noches de recitales y lugares impensados. Desde Tierra del Fuego hasta Nueva York, el Chango llevó el chamamé y su acordeón por todas partes.

-¿Qué te acordás de esas primeras notas que tocaste del acordeón?

-Es una cuestión de sensación cuando sos niño, no estás pensando en el instrumento. Es la sensación, la vibración. Vos sentís la vibración en la mano y el cuerpo, no es solamente algo que entra por los oídos. Es una sensación, al tocar con la mano izquierda el acordeón y sentir que vibra el cuerpo. Eso es estar de una manera conectado al instrumento. Después cambian los escenarios, los momentos de la vida, del oficio. Hace más de 30 años que toco el acordeón y cada vez que vuelvo a tocar me conecto con esas sensaciones, de no estar pensando en la determinada combinación de acordes, sino sintiendo que ahí hay algo que te hace sentir bien y eso es algo intransferible.

-¿Hay más apertura con el chamamé?

-Hay algo que se está dando vuelta en el medio, simultáneamente puede estar tocando Lali Espósito en el festival de la Doma y el folklore de Jesús María y se puede estar dando en una ciudad netamente turística, en pleno verano, un concierto sinfónico de música del nordeste argentino.

El Chango destacó que hay mucha gente del rock que se suma al chamamé, como los marplatenses Locales Rock. “Estoy muy conectado con Locales Rock, me han invitado a grabar en su disco y tienen un profundo respeto por mi trabajo. Ahí te encontrás con una generación de músicos que no son del folklore y sin embargo tienen un conocimiento de otros lenguajes sonoros conectados, muy responsables y respetuosos”, expresó.

El Chango dice que este año es para “desensillar hasta que aclare”. Un año de nuevos proyectos y desafíos. Quiere sacar un disco, “sin muchas pretensiones”, de canciones que grabó en los últimos 10 años para películas y obras de teatro, un sonido que, según él, “no tiene nada que ver” con lo que hace.

Además, Spasiuk prepara la nueva temporada de “Pequeños universos”, su programa que se emite por Canal Encuentro. “No tengo la menor idea si van a seguir, pero lo que empecé lo tengo que terminar. Supongo que tiene que seguir en desarrollo, es un espacio muy importante y con mucho contenido, sentido e importancia. No sé cómo va a seguir, pero tengo la esperanza que ese espacio continúe”, dijo.

La idea este año es tocar todo lo que se pueda y también pensar en un nuevo disco de estudio. Hace mucho tiempo que no grabo en estudio, creo que es momento de empezar. Hay como una pequeña idea como para que en 2017 tengamos disco nuevo”, dijo.

Misiones, provincia de tierra colorada, de las cataratas, del chamamé y del Chango Spasiuk.

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15/01/2016