“La sociedad agradece el cambio de humor en época de crisis”

Payador de absurdos relatos cotidianos. Luthier de instrumentos ridículos. Gaucho anacrónico de cuando usar barba no estaba a la moda. Guitarrero, actor, humorista. Hugo Varela es tanto, pero tanto, que la mejor forma de definirlo es a través de su enorme talento: hace reír a la gente.

Hugo Varela se presentará este viernes a las 21.10 en el Teatro Auditorium con su espectáculo “La guitarra indomable”. El show está compuesto por nuevas canciones, una selección de sus temas clásicos, juegos con el público y algunas cosas más. “Por supuesto que es humorístico, así que si la gente que quiera puede reírse”, explica Hugo, por las dudas.

-¿Cuál es el instrumento más raro que armaste?

-Hace muchísimo, lo presenté con Badía, una flauta que hacía con una zanahoria. Después un europeo hizo lo mismo, así que no sé si me roban los europeos, esto de la globalización no tiene frontera. Después me enteré que un japonés hacía instrumentos con verduras, marqué una escuela.

-¿Luthier verdulero?

-No sé. El arte efímero tal vez porque la zanahoria más de dos días no duraba.

-¿A este show qué traés?

-Es sorpresa, pero no importa. Una flauta capicúa, que de las dos puntos es igual y se toca de a dos. Es muy rara. No existe, ni los japoneses la pudieran copiar.

-Llevás tres décadas haciendo humor ¿cambió algo, los códigos, la forma?

-Los resortes humorísticos y los resortes para hacer reír siempre están y siempre son los mismos. Por ahí van cambiando las temáticas, lo permitido y no permitido. Pero yo me ubico más en la edad media diría, nunca estoy en la moda de lo que se hace en radio o en televisión. No me fijo, no me interesa.

-¿En cuánto al lenguaje?

-Antes sugerir una palabra  fuerte no era bien visto. Ahora te largan cualquier cosa, en cualquier momento y en cualquier medio. Lo cual no hace a la situación más humorística. Al contrario. Tengo el concepto que lo sugerido tiene más fuerza que la palabra real así a lo bobo.

-Sin embargo la palabra real así a lo bobo funciona.

-A la hora de pensar en la calidad humorística no aporta nada. Sería como pensar que el erotismo en una mujer es la desnudez total y no pensar en lo insinuado, el escote, que tiene más condimentos.

Hugo Varela en el Cosquín Rock 2016. (Foto Facebook Hugo Varela).

-Una de las conclusiones que sacaron los productores de teatro en la ciudad es que, en tiempos de crisis, se consumen más los espectáculos de humor. ¿Qué opinás al respecto?

-Pensar en lo artístico como algo de consumo ya es raro, es como pensar que uno va a comprar naranjas. Pero lo cierto es que hay una necesidad de la gente de encontrar en la situación humorística, en lo que puede dar la risa o lo gracioso un refugio de la amargura cotidiana, de la tensión cotidiana. Hay mucho miedo, miedo de si alcanza la plata, de si se va a comer, de si se pierde el trabajo. Todo este tipo de temores da como una tensión y bloqueo, una falta de poder estar distendido y suelto. El humor es un antídoto contra el miedo. Y eso es lo que la gente, sin darse cuenta, valora. Siempre y cuando el humor logre cambiarle el humor al público.

-¿Te acordás de otro momento en el país que el humor sirvió como ese “antídoto”?

-En 2001 hice una gira por todo el país a lo que sea y la gente a la salida me agradecía, me agarraba las manos como si fuera el Pastor Gimenez. Esto, aunque no lo creas es un oficio, es como un plomero que arregló un cuerito, y la gente al necesitar esto nos dan a los humoristas un halo casi místico que no lo tenemos. La sociedad agradece mucho el cambio de humor en época de crisis.

-¿Y cuándo no estamos en crisis?

-El aburrimiento y la rutina, sin ser una situación de angustia, agradece al humor. El peor lugar que puede estar un cómico es un carnaval de Rio de Janeiro que están todos bailando y divirtiéndose. No sirve para nada ser humorista ahí.

-¿Qué te hace reír?

-Las cosas cotidianas, tiene que ver con la sorpresa, con lo inesperado, con lo supuestamente serio, importante y trascendental que se vuelve una pavada. Los animales me hacen reír mucho, lo que hacen los chicos, esa cosa que manejan el lenguaje usando palabras sin saber bien que significan y las revolean en cualquier lado. Como le rompen la jerarquía a cualquier adulto con una pregunta que los desarman. Eso me divierte mucho, te ubican en un punto más sencillo, más humilde.

-¿La sociedad argentina le da el valor al humor que se merece?

-Hay otros países que al humor le dan más importancia, como Chile, ahí importan humoristas. Creo que secretamente reconocemos que tenemos buen humor, pero no nos valoramos mucho para afuera. Nuestra estima humorística no la andamos luciendo afuera y sin embargo creo que estamos muy bien ubicados.

Hugo Varela prefiere no hablar de planes a futuro. Dice que no sabe que va a ser de él en una semana. De todas maneras se mantiene activo, con las giras de “La guitarra indomable” y en plena etapa de preparación de un nuevo proyecto. Arma cosas, fabrica instrumento. Está bien.

“Me gusta andar siempre con un proyecto adelante, como una zanahoria colgada”, dice Hugo Varela, mientras persigue esa zanahoria, que puede convertir en flauta, para la envidia de cualquier europeo o japonés.

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