Jueves 02 de mayo | Mar del Plata
07/11/2014

Ricardo Abadié: “No tocar más sería como no respirar más”

El cantautor marplatense presenta su disco solista que lleva su nombre. Un álbum “rutero” e íntimo que recorre géneros como el tango, vals, balada y zamba. Abadié habló con QUÉ sobre sus canciones, la inspiración y el éxito.

Ricardo Abadié: “No tocar más sería como no respirar más”

“La música tiene que estar en el aire, no encerrada en los parlantes”, dice casi como un principio fundamental el cantautor local Ricardo Abadié, quien hace poco lanzó su primer disco solista que lleva su nombre. “En la grabación me pegué tanto al micrófono que cuando escuchás el disco parece que estoy adentro de tu cabeza”, confiesa.

Ricardo Abadié toca en bares desde hace años. Su hábitat natural es ese mundo marginal de la noche, alcohol y desamores. Sus canciones retratan ese mundo, que es básicamente una pintura de su vida, su historia.

Este primer disco solista fue una “necesidad” para Abadié, de exteriorizar canciones que latían en su interior. Así fue como en medio del mundial de fútbol de Brasil, Ricardo en vez de ver partidos  de selecciones ignotas, decidió encerrarse en el Estudio Point a grabar las once canciones que integran “Ricardo Abadié”.

“Es un disco muy rutero, de canciones íntimas. Es para ponerlo en un ambiente tranquilo y escuchar las letras. Lo pones y te pueden pasar un montón de cosas, espero que buenas”, dice Ricardo sobre su disco solista.

¿Cómo fue la grabación del disco?

Fue por una clase de urgencia que tenía de hacer el disco de una vez por todas. Hace 20 años que toco y compongo canciones, no es que no haya hecho ningún intento de grabar en el pasado, pero no me había conformado ninguno de esos intentos. El disco tenía  que sonar bien, transmitir y salirse del parlante. Recién me pasó con este disco que lo hice con guitarra solo.

¿Por qué decidiste grabar en el estudio Point?

-La música tiene que estar en el aire, no encerrada en los parlantes y Gastón Isola, del estudio Point, creyó en mí. Fui con el proyecto, sin plata y le dije: “Mira loco, tengo que hacer un disco”. Lo toqué en vivo en el estudio, tres o cuatro tomas por canción y quedó la mejor de cada una. Por más que haya errores mínimos, es muy humano. Cuando escuchás el disco tiene que parecer que estoy ahí con la viola contando la historia. En la grabación me pegué tanto al micrófono que parece que estoy adentro de tu cabeza.

-¿Cuáles fueron las dificultades de hacer tomas en vivo?

-Que por ahí pulsaba una nota más fuerte que otra y eso no se puede acomodar después. Además los micrófonos que tenía la viola tomaban la voz y los de la voz, la guitarra; hubo que hacer un equilibrio, fue grabar en la cornisa, porque por ahí el tema venía bien, pero lo cagaba al final.

-Al final, cuando el disco estaba listo, compuse la canción Noche Calavera: un candombe que al escucharlo en mi imaginación pensé en el uruguayo Leo Silva para que me acompañara. Un jueves fui a su casa, lo tocamos juntos, copio la letra y el sábado fuimos al estudio y lo grabamos en la primera toma.

-¿Te sentís “respaldado” cuando te presentás por tener el disco?

-Tantas veces después de tocar en un bar me preguntaron si tenía algo grabado y ahora tengo. Esta bueno que puedan tener la música en su casa y que se propague por todas partes. Y estaría bueno que lo vengan a comprar.

-¿Cuáles son los próximos shows en los que presentarás el disco que lleva tu nombre?

-Estaré en Buenos el viernes 7 en El Benny, Serrano 1327 en el barrio de Palermo. Y el sábado 8 en La Plata en Warhol, del barrio Tolosa. En ambas presentación estaré acompañado por Los inestables de siempre, una banda provisoria que armé para que decoren un poco las canciones.

Además, En tu madre –Alvarado y Tucumán- cada 15 días y el 22 de noviembre iremos a  Necochea para presentar el disco.

-¿Y planes a futuro?

-Mi idea es salir a tocar el disco por ciudades y ver si puedo vender o regalar el disco y seguir el camino. A la vuelta me irá a ver más personas, que se contagiaron porque el disco funciona como epidemia.

-Y así por fin de semana puedo vivir de la música, con un sueldo digno para seguir haciendo discos como cualquier persona que trabaja. Primero es necesario un producto que esté bueno. Que estén buenas las canciones y que esté bien grabado.

***

Ricardo tiene una manía al hablar: mueve las manos como si tocase una guitarra. No las puede dejar quieta. Debe estar más acostumbrado a estar con la guitarra que sin ella, es por eso que mientras habla practica acordes en el aire. Parte de lo que debe ser el oficio de cantautor tal vez.

-Decías que llevas 20 años componiendo canciones, ¿cuántas tenés hechas?

-El otro día conté las canciones y llevo 98, cuando tenga 100 hago un asado.

¿Cómo fue el criterio para elegir las canciones para el disco solista?

-Trate de pensar en un equilibrio, en como el disco podía contar una historia. El disco es una obra y la obra concluye cuando lo recorres entero. Es como una película que no podés ver adelantando escenas.

En el disco se pueden escuchar muchos géneros.

-El disco está compuesto por once canciones que van del candombe, bosa nova, tango, vals y balada. Es como un collage de todo lo que es la música mía, que lo que hago es sacar lo mejor y peor de la música argentina.

¿Con qué género fue tu inicio en la música?

-Yo vengo del tango. Cuando tenía 15 o 16 y uno descubre el amor, el que me cantó la posta fue el tango. Creo que fue el más honesto al decirme todo lo que me podía pasar.

¿Y cómo pasás del tango a hacer candombe o zamba?

-Es que después hice canciones de otros géneros, pero las fui dejando en un cajón, porque estaba identificado con el tango. Hasta que me di cuenta y me dije: “No, si la música, como cualquier tipo de arte, es una muestra de libertad” y ponerle límite a las canciones me parece contradictorio.

Entre tanto género diferente ¿cómo hacés para no perder?

-Intento ser fiel a mí mismo, no a la gente. El público se vuelvo crítico y le exige al artista, pero si no hacés cosas diferentes no crecés.

¿Tenés un método para componer canciones?

-Cuando era chico hacía primero las letras y después la música. Por eso las primeras canciones no tienen mucha forma ni estribillos. Después hice secuencias de acordes hasta que saliera la melodía.

¿Y cómo llega la inspiración?

-Muchas veces la inspiración viene de una historia como disparador y eso me lleva a un ritmo y tal vez después ese ritmo y melodía le queda mejor a otra historia y ahí me corro. Una imagen aparece dentro de mi cabeza, chiquita, que indica que hay una canción que está creciendo y que inevitablemente está por salir. Y todo eso que no tenía sentido cobra sentido cuando se forma la canción.

-¿Pensás en llegar éxito con la música?

-Lo muy difícil es componer un éxito. Yo considero que un éxito le tienen que gustar a todos, de cualquier palo. El éxito que mucha gente se ponga de acuerdo en que le gusta algo. Yo creo que la canción la tengo, que es “Deshojando Margaritas”, pero hace falta difusión. Yo confío, soy el primero en creer. Ya no estoy a la altura de decir “desarmo todo y me dedico a otra cosa”. Convivo con esto que es lo que hago. El camino se va haciendo, no es la idea dejar de tocar, sino seguir aprendiendo. No tocar más sería como decir “no respiro más”; no por algo romántico, pero es algo del cuerpo, es parte de uno. Es una necesidad.

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07/11/2014