Jueves 02 de mayo | Mar del Plata
31/03/2015

Un lugar que no es París

Definitivamente es una noche quieta.

 

Definitivamente es una noche quieta. El fresco del después de la lluvia es una adicción de balcón. A lo lejos, un cartel con letras de almacén anuncia un teatro. La luz de una ventana pestañea como si fuera navidad, pero no lo es. Más abajo, unas luces acribillan un paredón, faltaría un preso corriendo por su vida. Las alas de un murciélago cortan un pedazo de luna, mientras un motor de no sé qué zumba el instante y lo convierte en martirio. Las gomas de los autos levantan el rastro de la lluvia, y es como si Dios arrojase estrellas en aceite hirviendo. Es hora de no ir a ningún lado, la madrugada es un animal dormido, la nostalgia mustia de un verano que se va. No quedan niños jugando a hacer castillos de arena en medio de la noche. Solo silencio, ahora que el ruido del motor ha callado al fin. Empieza a dolerme la quietud de los árboles abandonados por el viento.

Creo que si soplase con ganas, podría arrasar con todo. Pero no voy a hacerlo. Solo quiero quedarme con la cabeza alta, observando la noche.

31/03/2015