Domingo 28 de abril | Mar del Plata
04/03/2015

Cuestión de fe

Editorial QUÉ, en la radio

 

Esta historia, como en tantos otros aspectos de la vida, se resume a creer o no creer. La justicia –entonces, tal vez- es una cuestión de fe. Al margen de pruebas o argumentos, es una cuestión de fe. Fe en que la policía actúa acorde a derecho, que hay un fiscal, un juez, un debido proceso y tantas cuestiones más.

Uno tiene que creer que en dónde va a hacer la denuncia por un robo no es en donde están los delincuentes. Que el que va a investigar quiere encontrar la verdad y no taparla, que los que van a impartir una condena no son los mismos que ayudaron a que ese delito ocurriera.

En esta historia los villanos podrían ser policías de la comisaria cuarta, acusados de inventar causas, de mentir a fiscales y jueces para conseguir órdenes de allanamiento, de detención y vaya uno a saber qué cosas más. Representantes del Estado que se cagaron en el Estado, y de esta manera en todos nosotros.

Y la doble moral de alguien bienpensante dirá que la policía no hace más porque no los dejan, porque el sistema protege a los chorros y que por eso hay que truchar papeles. Y el bienpensante de doble moral se quejará porque quiere que la policía haga sin importar el costo, porque a él no lo detuvieron sin motivo, no le allanaron la casa, no le inventaron una causa para sacarle guita.

Y en esta historia, la Justicia dictaminará si policías son inocentes o culpables y, de alguna manera, será una cuestión de fe en la Justicia o en la Policía o en quien sea. Creer, en definitiva, que representantes del Estado no se pueden cagar en el Estado

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04/03/2015