La máquina del tiempo
Editorial QUÉ, en la radio
En la ciudad las mayores mentes habían invertido todo para armar una máquina del tiempo y así poder ir al pasado. Ir al pasado, para afectar el futuro y mejorar este presente de crisis. Algunos querían ir al pasado para volver a esa época en la que eran gobierno, en la que tenían el poder. La intención no era hacer las cosas mejor, sino, simplemente hacer los negociados más prolijos.
Los de las ligas de consumidores querían ir al pasado para ir a un lugar en el que las tarifas de los servicios no se hubieran disparado. Hasta marzo nomás, llevar la máquina del tiempo hasta marzo para pagar la luz y el gas a ese precio.
Algún piola quería ir al pasado para jugarle todo al número de la lotería. Otro quería ir a una época en la que el presidente no usara las redes sociales y dejara que el ridículo lo hiciera la parodia en televisión.
Ir al pasado y no abrir esas cuentas offshore. Ir al pasado y no tener tantos dólares en una caja de seguridad. Ir al pasado y no tener tantas fotos con el que lleva millones de dólares en bolsos a un convento. Ir al pasado y no invitar a un desfile por la independencia a quien no lo merece, tanto del país como extranjeros.
Las mayores mentes, juntas, trabajando para hacer una máquina del tiempo para cambiar el pasado, como si pudieran borrar con la mano la páginas de ese libro que ellos mismos escribieron, lleno de desaciertos y vergüenzas.
