Preocupaciones arbitrarias
Editorial QUÉ, en la radio
Preocupa el frío, si lo social para combatirlo es una garrafa de gas a $97 en vez de gas natural, si no tenés nada con qué taparte, si el colectivo te deja como a 10 cuadras y si al caminar entre charco y tierra se te congela la civilización que no asegura ni el asfalto. Preocupa sobre todo si estás en la calle y ni una sopa convidan.
Preocupa la inseguridad, si sos víctima del afano, si sos al que la policía maltrata por las dudas, si sos el que no sale de noche por miedo, si tenés rejas hasta en la campera y si cada vez que ves una sombra o escuchás una moto salís corriendo y gritás “sálvese quien pueda”. Preocupa sobre todo si te matan por dos mangos y no te dan vuelto.
Preocupa la educación, si tenés la suerte de haber nacido hace poco y tenés que ir a clases, si elegiste enseñar, pero no elegiste un sueldo que no alcanza, un aula que no alcanza, horas que no alcanzan, con ganas que no alcanzan. Preocupa sobre todo si vas a una escuela que se cae a pedazos y se cae a pedazos sobre tu cabeza o la de los chicos.
Preocupa tanto más todavía, a tantas personas y tal vez algún cambio habría si nos preocupáramos todos un poco por todos.
