Refugio
Editorial QUÉ, en la radio
Algo se dispara, la mente funciona de manera misteriosa. Es un segundo, un flash y uno cuando baja la guardia termina yendo siempre a ese refugio en donde alguna vez fue feliz, en donde todo era más fácil en apariencia, porque el pasado siempre fue un lugar más simple. Lo superado es más simple que el presente.
Entonces ese flash, y los extrabajadores del Emhsa van a ese lugar en el que todavía existía un sanatorio. Ese tiempo en el que todavía no se había ido todo a la mierda, en el que los puestos de trabajo se cuidan, en el que alguien vela por el bienestar de los otros.
En otro sanatorio, en el Belgrano, el refugio es una época donde pagaban el sueldo todos los meses. En cambio, para los que viven en la calle, fuera de cualquier tipo de Operativo Frío, el refugio es simplemente una noche de 20 grados. Para un docente, tal vez, el refugio sea un aula de un colegio sin problemas de estructura.
Todos tienen un lugar, un refugio al que ir cuando las cosas van mal; quizás el refugio en este 2015 para Gustavo Pulti y muchos funcionarios, sea cualquier otro año en el que no tengan que jugarse todo en unas elecciones.
