Lunes 29 de abril | Mar del Plata
01/11/2015

Cuando la escuela refleja una realidad cargada de desigualdad

La Escuela Primaria N° 69 funciona en el barrio José Hernández, frente a los terrenos que tiempo atrás fueron usurpados por cientos de familias. Un relato sobre realidades extremas, necesidades y mucha vocación de los docentes.

Cuando la escuela refleja una realidad cargada de desigualdad
(Fotos: QUÉ Digital)

En la cocina de la Escuela Primaria Básica N° 69, dos docentes preparan empanadas. Varias docenas de empanadas que se realizan gracias a la donación de algunas almas caritativas y de los propios docentes. No es la primera vez que lo  hacen ni será la última: es la manera que tienen de recaudar fondos para subsanar falencias estructurales que ningún gobierno atiende, pero no pueden esperar.

En este caso, el objetivo es que los 180 chicos que asisten a la escuela puedan pasar un día en Aquópolis; el parque acuático ubicado en el Sur de la ciudad. Muchos de estos nenes no conocen el mar. Sí, viven en Mar del Plata y no conocen el mar, así como suena.

Entonces, los docentes se convierten en mucho más que educadores: llaman, buscan presupuestos, regatean, ponen plata de sus bolsillos, hacen malabares para que los chicos, sus chicos, puedan tener una infancia un poco más feliz y, sobre todo, menos desigual.

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Laura Ciraudo es la directora del EPB N° 69 y hace cinco años que trabaja como docente en el lugar. Laura cuenta que la escuela, ubicada en el barrio José Hernández, es mucho más que un lugar de aprendizaje. Por la situación social, por la ausencia de un Jardín de Infantes, por la falta de una Sala de Salud, la escuela se convirtió en el único nexo entre cientos de familias con numerosas necesidades y el Estado. Sin ir más lejos, el año pasado fue la comunidad educativa la que logró que cinco chicos tuvieran, por primera vez, su DNI.

“Acá lo que pasa en nuestro barrio es que a medida que ha ido creciendo hay muchas cosas que quedaron sin resolver”, explica la docente y en su relato se vislumbra una realidad: sin vocación, acá, nada es posible. Y eso es ratificado por sus palabras: “Muchas veces hay cargos y la gente no los quiere, pero son los que desconocen la situación, porque el que conoce no se quiere ir; los chicos te devuelven todo lo que vos les das  y con eso alcanza”.

ESCUELA 69  BARIRIO JOSE HERNANDEZ (9)

Laura relata su experiencia como directora y la realidad del barrio José Hernández.

Para Laura, el crecimiento del barrio ha dejado a la vista distintas cuestiones que no llegaron ni pudieron resolverse. Dos de las problemáticas más importantes tienen que ver, justamente, con la ausencia de un Jardín de Infantes y de una Sala de Salud. Respecto a lo primero, al no haber un Jardín, muchos de los chicos tienen su primer contacto con el sistema educativo en primer grado. Llegan sin saber escribir su nombre, sin haber sociabilizado con otros chicos.  

En cuanto a la Sala de Salud, la necesidad es primordial. Muchos de los nenes que asisten a la escuela nunca recibieron atención médica. Y al haber dos Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS) ubicados en barrios aledaños, “los del José Hernández” quedan en el medio: nunca tienen prioridad, siempre quedan para el final y, en definitiva, no pueden acceder a un derecho tan básico como es la salud.

Entonces, nuevamente, la escuela se transforma en el nexo entre el Estado y la gente. Son los propios docentes los que llaman a las salas de salud para, de alguna manera, derivar a los chicos y colaborar con las familias e intentar acelerar los tiempos burocráticos. Entonces, una vez más, los docentes se convierten en mucho más que educadores: son asistentes sociales, son padres, son compañeros, son orientadores, son gestores.

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En el edificio de la EPB N° 69 también funciona la Escuela Secundaria Básica N° 45. Eso, para Laura, no es lo ideal, pero “es lo que hay”. “Hemos tenido muchos problemas con la convivencia, porque el establecimiento no está preparado, pero siempre es mejor que los chicos puedan estudiar y uno lamentablemente se acostumbra a estas cosas”, asegura y lo grafica: “Nos pasa, por ejemplo, que los chicos cuando pasan a primer año, a la hora de comer, vienen al comedor y el comedor no es para secundaria; entonces les tenés que decir que no pueden comer y eso te parte el alma”.

ESCUELA 69  BARIRIO JOSE HERNANDEZ (8)

En ese sentido, en el comedor de la EPB se le da a los alumnos del turno mañana el desayuno y el almuerzo, y a los del turno tarde el almuerzo y la merienda. En muchos casos,  la única comida que reciben los nenes en todo el día es la que se les da en la escuela. Y eso, pese al escaso presupuesto ($6,90 para almuerzo y $3,60 para la merienda) con el que las autoridades cuentan para alimentarlos.

“Las chicas en la cocina hacen malabares”, asegura Laura, y repara, una vez más, en el rol que tiene la escuela en la vida y en la formación de los chicos. Y en ese contexto,  los docentes son los encargados de llevar adelante una “escuela abierta a todo el mundo”, lo cual puede generar prejuicios incluso en el propio barrio: “Chicos que no son queridos en otras escuelas acá son aceptados, si esos chicos faltan los buscamos; y a veces los padres sienten rechazo por estos chicos y por eso no quieren mandar a los suyos acá”.

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En cuanto a la realidad del barrio, para la directora de la Escuela Primaria N° 69, lo que pasa en las calles se ve reflejado en las aulas. “Las escuelas son una representación de lo que se vive en la sociedad; estamos en una sociedad violenta y materialista y eso llega”, asegura y explica: “Acá, los chicos tienen poca comida, si no comen acá, no comen. Por eso, cuando acá hay paro, lo pensás dos o tres veces, acá se abre igual porque los pibes no comen sino. Y un pibe con falta de comida no puede aprender”.

“Nosotros sabemos que hay cosas que no nos corresponden, que no tenemos que hacer. Pero entre el pibe y todo eso, elegís al pibe”, agrega Laura y repara en cómo la escuela refleja una realidad desigual, en la que la inseguridad y la violencia son producto de la falta de inclusión: “Estos chicos no se sienten parte del sistema; se sienten rechazados, están enojados; por eso el trabajo en la base es tan importante, para intentar revertir esta situación”.

UNA EXPERIENCIA DE COMUNICACIÓN

Desde hace algún tiempo, en la EPB Nº 69 comenzó a implementarse un proyecto para llevar adelante una radio comunitaria y abierta. En este caso, los docentes -con ayuda de profesionales de la comunicación que orientan y acompañan a los chicos en el aprendizaje- se sumergen en otro mundo, para darles a los chicos otra voz, para mostrarles que hay mucho más por fuera de lo que conocen y para, también, hacer crecer la idea de que un sueño puede concretarse, pese a las desigualdades, pese a lo difícil de la realidad.

Se trata de un proyecto abierto, en el que toda la comunidad educativa participa y se involucra y son los propios chicos, e incluso sus padres, los que incorporan la comunicación como algo propio y se animan a soñar.

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01/11/2015