Iemanjá, honrar el mar y las creencias del otro
La 32º celebración africanista se realizó el domingo a la noche en la Playa Popular. Unas 9000 personas participaron de un momento espiritual cargado de significado para los creyentes y de misterioso para los curiosos.
Iemanjá es la orixá matrona del mar a la que año a año la religión africanista en los primeros días de febrero le rinde culto en las costas de todo el mundo. En Mar del Plata, el domingo desde las 20, miles de religiosos y curiosos la homenajearon en la Playa Popular y entregaron ofrendas al mar, en el marco de la 32º celebración africanista.
En la ceremonia de Iemenjá participaron cerca de 9000 personas, muchas de la religión africanista con sus clásicas ropas blancas, otras tantas curiosos que acompañaron un ritual que estaba “adornado” por música de tambores, barcas con flores para la ofrenda, y hombres y mujeres en túnicas.
Según contó el babá Hugo Watenberg, la ceremonia por Iemanjá que se realiza en la ciudad es “la segunda más importante del mundo, solo por detrás de la de Brasil”. Este año participaron cerca de 9000 personas, ya que, según explicó “vinieron creyentes de todas las provincias y de Cuba, Brasil, Uruguay y Chile”.
“Políticamente quiero recordar a (Elio) Aprile, que dio lugar para que la ceremonia pueda hacerse”, dijo Watenberg y agregó: “En los primeros años, nos ponían cuatro patrulleros para vigilar lo qué hacíamos, hoy somos Patrimonio Cultural de Mar del lata”.
La ceremonia por Iemenjá consta de una procesión. Personas con ropas blancas portan unas ofrendas –unas pequeñas barcazas- para ser depositadas en el mar. Durante poco más de una hora, se realiza una rueda de bailes que se mueven al ritmo de la batuque, mientras un hombre canta en Yoruba, uno de los idiomas oficiales de Nigeria.
-¿Vos venís acá a hacer milagros?
-No, estoy trabajando
-Yo también, soy vendedor ambulante y no entiendo nada lo que pasa. Pero por ahí me ligo un milagro
Durante la ceremonia hay algo que no se entiende pero se percibe. Se percibe ese acto de fe en que las personas depositan esperanza sin recibir nada a cambio. O recibiendo todo a cambio: esperanza.
Este Iemanjá fue especial porque tres parejas contrajeron matrimonio en la playa, en una ceremonia religiosa africanista. Terminado ese momento, volvió la batucada, volvieron las ruedas de baile.
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De repente uno sigue los tambores de la batucada y ya el hecho de no entender nada de lo que dice el hombre que canta no parece un problema. Hay miles de personas que bailan, que se mueven que disfrutan. Y también miles de curiosos que le faltan el respeto a la ceremonia, que quieren ser parte, pero sin comprometerse.
Gonzalo es un pai africanista de un templo de Buenos Aires. Estaba justo veraneando y aprovechó para venir a la ceremonia de Iemanjá. El pai porteño explicó que durante la ceremonia los orixá toman los cuerpos de las personas: “En esos momentos se les pide a todos que no saquen fotos, no se puede fotografiar a un orixá cuando hace una posesión”.
Esas “posesiones” son momentos en que se ve a los fieles realmente afectados por el ritual que están protagonizando. Las posesiones pueden ser de otros orixá que no sean Iemanjá. Cuando suceden, los “poseídos” empiezan a hablar en yoruba y parecen fuera de sí.
El baile y la batucada continúan.Los africanistas levantan las barcazas de la arena y las ofrecen al mar. Allí van sus cartas, sus deseos y sus esperanzas, esperanzas para que Iemanjá escuche y haga de este mundo un lugar más benévolo.
