Viernes 17 de mayo | Mar del Plata
08/01/2015

Para el gobierno de Chaco, Néstor murió por “enfermedad”

La tuberculosis y desnutrición del niño qom no aparecen en las estadísticas oficiales. “Estos son las cifras negras de la salud: Argentina perdió soberanía estadística”, alertó Rolando Núñez, del Centro Mandela que acompañó a la familia del chiquito fallecido.

Para el gobierno de Chaco, Néstor murió por “enfermedad”
Néstor murió el martes a las 13 en el Hospital Pediátrico de Resistencia, Chaco.

“Enfermedad”. Así describe el gobierno de la provincia de Chaco la causal de muerte de Néstor Femenía, el niño qom víctima de la pobreza, la tuberculosis, la desnutrición y la ausencia estatal. Así está escrito en el formulario de defunción. “Ese acta profundiza la manipulación de datos sanitarios”, expresó en diálogo con QUÉ, en la radio, Rolando Núñez, coordinador del Centro Mandela, un centro de estudios e investigación social de Chaco que acompañó a la familia de Néstor en los últimos meses.

“Como complemento del acta de defunción ahora se agrega que el chico murió por un shock séptico y por fallo multiorgánico, o sea, la pos muerte de Néstor no permite sanear cómo se deben llevar estadísticamente los datos sanitarios para el abordaje y resolución de las endemias”, sostuvo el abogado. Y dijo que esta situación no se vive solamente en Chaco sino también en todo el territorio argentino. “Es una orden silenciosa del (Ministerio de) Salud de Nación y de las provincias, de que no pongan como causal de muerte tuberculosis, mal de chagas y desnutrición. Disparan con la última enfermedad, acá el fallo multiorgánico”, cuestionó.

Sin rodeos, Núñez sostuvo que “estas son las cifras negras de la salud” y marcó la gravedad de ello: “Argentina perdió soberanía estadística y eso es gravísimo para cualquier país porque no puede planificar objetivamente hacia adelante”.

La muerte de Néstor se da casi un año después de que la propia Presidenta, en medio de disputas con sindicalistas aliados que reclamaban mejoras salariales, haya dicho: “Yo no creo que haya algún argentino que se muera de hambre”.

ESPERANDO LA MUERTE

Los integrantes del Centro Mandela acompañaron durante los últimos tres meses y medio a la familia de Néstor. Vieron detalladamente la evolución negativa de este niño de 7 años hasta su fallecimiento, el martes a las 13. Una hora y cuarto antes, contó Núñez, una voluntaria de la ONG, en terapia intensiva del Hospital Pediátrico, lo palpó en el tórax y notó que ya no respiraba, aunque el monitor marcaba todavía algunos signos vitales “muy leves”.

Sabían que el momento llegaría. El sábado anterior, cerca de las 14, tuvo “un paro profundo”. Las médicas de guardia lograron reanimarlo, pero a la madre le dijeron que “era inminente la muerte”. Era cuestión de horas o días.

“Le sumamos esta condición de muerte indigna y sufriente a la etapa de vida en que acarrea la tuberculosis  y la severa desnutrición reflejada en esas imágenes casi brutales que nosotros después de un dilema entregamos a los medios, previo debate sobre cómo trasmitir a la opinión pública esta cuestión… Si sumamos las dos etapas, el calvario en vida, la tuberculosis, la desnutrición, las enfermedades asociadas, más toda la desatención socio sanitaria posterior y las condiciones de muerte, no es fácil encontrar en el panorama latinoamericano situaciones como esta”, describió el coordinador del Centro.

LA INTERPRETACIÓN DE CAPITANICH

Enseguida, mencionó: “Luego está la otra interpretación, la del jefe de Gabinete Jorge Capitanich”. Aclaró que no suelen confrontar ni descalificar, y en ese sendero le respondió a sus declaraciones que hablaban del caso de Néstor como “un caso aislado”.

“El caso de Néstor es un caso extremo de una población de la comunidad qom, de una región del Impenetrable donde todo el sistema socio sanitario impulsa las enfermedades endémicas como la tuberculosis y el mal de chagas, determina la pérdida de horas que se podrían vivir satisfactoriamente y con dignidad e impulsa las muertes prematuras y evitables”, sostuvo Núñez.

Y continuó: “No hace falta la repetición simétrica de una tuberculosis tan avanzada a la cual se asoció una desnutrición extrema, para poder reconocer que existe un universo de personas en riesgo y personas enfermas de tuberculosis y mal de chagas que no están diagnosticadas, que estando diagnosticadas iniciaron tratamientos que se discontinúan o interrumpen por diversos factores que habría que analizar y discutir”. “La tuberculosis hacia el organismo tiene un efecto demoledor porque afecta órganos vitales, y hacia el núcleo familiar es una fuente de contagio formidable”, reparó.

Ante ello, marcó: “Tiene que entender la comunidad en general y tiene el jefe de Gabinete que hacer el esfuerzo de comprender que hay una endemia de tuberculosis y mal de chagas en el Impenetrable”.

Y por esta razón sentenció: “Si no se cambia el sistema de seguridad social, el sistema de atención de la red pública de salud, el futuro inmediato no es muy venturoso. No podemos ser muy optimistas, se agotó el sistema, funciona muy mal, bajo dos signos: deshumanización y desorganización”.

Esto es así, dijo, “en general para todos”, pero reparó en que hay un “doble estándar” en la atención socio sanitaria: para blancos y para indígenas. “Porque están los prejuicios, las indiferencias, las indolencias y las discriminaciones desembozadas u ocultas, que actúan”, señaló.

LOS PETIZOS Y LOS GORDOS DE LA POBREZA

“Las comunidades indígenas desde la morbimortalidad tienen tendencia a enfermarse y morir por una razón muy sencilla: por falta de comida nutritiva”, explicó Núñez. Los adultos sanos, mencionó, todos los días deben comer a razón de 3 mil calorías, para poder caminar, dormir, estudiar, trabajar. Los menores de 14 años tienen que consumir 2400 calorías promedio. ¿Qué sucede con la comunidad qom? “Toda esta población vive en base a una dieta hidrocarbonada con base en la harina, la grasa, aceite, a veces fideos, cada tanto arroz, y muy salteado un poco de carne”, detalló.

Y los graficó: “Son lo petizos de la pobreza porque perdieron talla en las tres últimas décadas producto de esa subalimentación, y son los gordos de la pobreza porque están inflados por hidratos de carbono”.

Los que no están desnutridos, tengan o no tuberculosis, -dijo- están malnutridos. “Eso repercute no solamente en la parte orgánica del ser humano, sino también en la parte neurológica. Allí está la explicación fundamental de por qué tiene dificultades para el aprendizaje, porque son malcomidos. El correlato de la salud es la comida, así como el correlato de la vida es la salud.  Y eso parece que no está entendido institucional y políticamente”.

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08/01/2015