Víctimas del Delito: “El dolor no se mide, no tiene tiempo ni final”
Lo dijo Marcela Bravo, presidenta de la ONG, en la conmemoración del Día de la Víctima junto a familiares de quienes perdieron la vida en robos y siniestros viales. “A todas estas personas se les quitó el derecho a la vida”, cuestionó.
Cada 19 de noviembre, además del día contra el abuso infantil, desde hace unos pocos años se conmemora el Día de las Víctimas. Algunas de las madres, padres y hermanos de la ONG Familiares de Víctimas del Delito y el Tránsito se reunieron en la tarde noche del jueves en su pequeño espacio ubicado en la esquina de la plaza de Luro y Mitre para recordar a quienes murieron en hechos delictivos, principalmente robos y siniestros viales.. Encendieron velas para rendirles un pequeño homenaje y exigieron mayor compromiso de la Justicia y la política para atender las luchas que emprendieron.
Tal vez por el frío, quizás por el día, el clima de ballottage o la falta de un mayor compromiso con la causa social, quienes estuvieron presentes fueron pocos esta vez. Pero la realidad irreversible que hay detrás de cada una de las pocas o muchas historias de quienes ya no están pesa más que la cantidad, aunque “no se mide, no tiene tiempo ni final”, como dijo en esta humilde pero sentida recordación Marcela Bravo, presidenta de la ONG que desde el 2003, con más víctimas, canaliza el dolor en reclamos de seguridad y justicia, pero a la vez en un espacio de contención.
“No es un día de reclamo, sino de homenaje a la vida”, aclaró para marcar la diferencia entre la connotación del 19 de noviembre y las marchas que habitualmente realizan.
La fecha tuvo una doble emoción para dos de las madres que participaron: el 19 de noviembre el 2004 Pablo Morelli fue atropellado por un taxista en contra mano que lo embistió en la esquina de Rosales y Fregui, a pocas cuadras de su hogar, y poco más de una semana después falleció. El taxista jamás apareció. Lidia Berón, fiel participante del espacio que la contiene desde entonces, lo recordó especialmente con Inés Sarasibar, la madre de Rubén Darío Echeverry, asesinado de una puñalada en Fleming y 35 en la madrugada también de un 19 de noviembre, pero del 2010.
A partir de su dolor, la presidenta de la ONG buscó canalizar en palabras lo que implica pertenecer a un espacio integrado por las víctimas que en vida quedan para reclamar justicia por ese ser querido.
“Solo nosotros sabemos lo que significa estar presentes unos minutos porque venimos en nombre de todos ellos. Cada uno viene movilizado por su ser querido, pero la igualdad del dolor nos une. Un dolor que no se mide, que no tiene tiempo ni final”, dijo sin que prácticamente ninguna persona ajena a la organización de este pequeño acto se acercara a participar, a ver, a escuchar, a saber qué pasaba, por qué había gente con velas y banderas reunida en la plaza.
“No importa la indiferencia o no de los demás -señaló al respecto-. A todas estas personas que ya no están se les quitó el derecho a la vida. Cada 19 de noviembre desde hace más de 10 años venimos conmemorando este día como una jornada de concientización para que en la ciudad se hable de las causas y de las consecuencias de la inseguridad y que nos quitan las vidas de nuestros seres queridos”, agregó Marcela Bravo.
En sus palabras estaba presente su lucha, Daniel Acámpora, su marido, la víctima fatal de un violento robo el 19 de enero de 2007 en su negocio. Falleció en los brazos de su mujer luego de un disparo que uno de los dos delicuentes antes de irse del local le efectuó.
“No son un recuerdo sino un presente constante. Les pido que cada cosa que hagan sea en homenaje y en honor a ese ser querido que hoy no está entre nosotros y a quienes recordamos con estas velas”, completó.
También Yoce, también Santiago, también Juanchi, también Luis, también Ariel y más vidas vueltas memoria. La cantidad de casos, de fotos en una bandera de los que ya no están, las distintas familias que se acompañan en las marchas y en este Día de la Víctima, se tradujo otra vez en un reclamo de “compromiso político y de la Justicia” para cada caso en particular y para que la bandera que llevan deje de sumar los rostros de nuevas víctimas.
